Diana Adriano
En un ambiente de alegría, fe y comunidad, el Oratorio Salesiano María Auxiliadora atestiguó el pasado 01 de noviembre una jornada de convivencia con motivo de la festividad del Día de Muertos, en la que niños, adolescentes, jóvenes y familias participaron activamente en una kermés y diversas actividades religiosas y culturales. 
El padre Javier Prieto Medina, rector del oratorio, dijo que esta celebración forma parte del esfuerzo por fortalecer los lazos comunitarios y dar sentido de pertenencia a los fieles que forman parte de este proyecto salesiano.
“El oratorio tiene apenas dos años desde que comenzó. Al principio no había más que un edificio un poco abandonado, y lo que queremos es darle vida, hacer que la gente sienta que este lugar también es suyo. Queremos que participen, que se sientan parte de la comunidad. Y claro, si además logramos algún beneficio para el oratorio, es algo muy bueno”, expresó el sacerdote.
El evento incluyó puestos de comida, juegos, música y altares de muertos realizados por los distintos grupos del oratorio, desde niños hasta jóvenes de secundaria. Cada grupo se encargó de organizar su propio puesto, buscando los recursos por cuenta propia para preparar y ofrecer los alimentos.
“Las mismas personas han colaborado. Cada grupo tomó un puesto, cocinó y sirvió lo que preparó. Los niños, adolescentes, jóvenes y acólitos se involucraron mucho. También cada grupo realizó un altar de muertos. Se nota que la gente está muy animada y contenta de participar”, añadió el padre Javier.

Por el bien de todos
La festividad se unió a otras actividades celebradas en los días previos, como el Rosario Misionero que tuvo lugar el 31 de octubre. En él participaron decenas de niños vestidos de santos, quienes rezaron y cantaron mientras colocaban flores y velas representando los cinco continentes.

“Fue un momento muy bonito, recordó el sacerdote, con cantos, alabanzas y un concurso de disfraces de santos en tres categorías: menores de siete años, de ocho a once y de doce en adelante. Al final compartimos dulces y donas de chocolate. Fue un ambiente familiar, lleno de fe”
El padre Javier recordó que el espíritu del oratorio está ligado al carisma de San Juan Bosco: centrado en la educación y evangelización de los jóvenes.
“Todos estamos llamados a trabajar por el bien de los niños, adolescentes y jóvenes. San Juan Bosco decía que son la porción más preciada de Dios”, subrayó.



































































