Ana María Ibarra
Más de 20 enfermeras del Movimiento de Enfermeras de Acción Católica (MEAC), recibieron su tésera durante la celebración eucarística que presidió el obispo diocesano, don J. Guadalupe Torres Campos, el pasado 6 de enero, reconocido como el Día de enfermeras y enfermeros.
La celebración, organizada por el MEAC, se llevó a cabo en la parroquia El Señor de la Misericordia donde se hicieron presentes enfermeros y enfermeras de distintas instituciones del sector salud para agradecer a Dios por su misión y servicio.
En su homilía, monseñor J. Guadalupe Torres Campos, obispo diocesano, resaltó las fiestas de Navidad, entonces celebradas.
“Acabamos de celebrar la Epifanía del Señor y vamos a celebrar su bautismo. Celebrar la Navidad es celebrar el amor que Dios nos tiene. Celebramos el nacimiento de Jesús, el Salvador, y el amor que el Padre nos tiene. Quien conoce a Dios, ama; quien no lo conoce, no ama”, expresó el obispo.
Por lo tanto, agregó, el cristiano está invitado a vivir en clave del amor, cuya fuente es Dios.
“La coherencia es ser fieles a Dios en el amor, pero también fieles al prójimo. Mirar como mira Cristo, con amor… ¿Cómo miro a Dios en mi hermano?”, expuso.
Vocación hermosa
Monseñor Torres dijo a los enfermeros y enfermeras que reunirse a celebrar es un acto hermoso, pero también es hermoso servir al necesitado.
“La enfermería es una vocación hermosa, porque este mandato del amor ustedes lo viven en su familia, pero también en el enfermo y en el familiar del enfermo. Porque amo a Dios, amo al enfermo. Porque sirvo a Dios, sirvo al enfermo. Hoy nos reunimos para agradecer a Dios esta vocación”, expresó.
El obispo reitero que la atención al enfermo es un servicio y un apostolado y motivó a los asistentes a amar y servir al enfermo, a tratarlo con ternura, con delicadeza al igual que a los familiares.
“Para vivir esta vida en clave de amor, debemos ver a Cristo en el enfermo impulsados por el Espíritu que lo hemos recibido en el Bautismo, en la Confirmación. El Espíritu del Señor está sobre ustedes para servir, para consolar. No es fácil, hay retos, cansancio, dudas, pero lo importante es estar en comunión con Dios”, afirmó.
Don Guadalupe pidió a Dios que ilumine el servicio de enfermería, y les agradeció a los presentes por su vocación.
“Dios les recompense, les ilumine. Sigan dando ejemplo para las nuevas generaciones. Están tratando con personas, con la vida, y hay que protegerla. El Señor les dé un corazón generoso para amar y servir a los enfermos”.
Las socias del MEAC se presentaron delante del altar y recibieron de manos del obispo las téseras, que representan un compromiso en su servicio.
Después de la comunión, enfermeras y enfermeros ofrecieron a María rosas blancas y se encomendaron a su protección.
Al finalizar, pasaron al comedor a partir la tradicional rosca de reyes.