Diana Adriano
La comunidad de Nuestra Señora de la Paz se sumió en una jubilosa celebración el pasado 28 de enero al conmemorar su fiesta patronal.
Unidos en espíritu, los miembros se congregaron para expresar gratitud y rendir homenaje a la Madre Santísima, buscando en ella el amor revelado por su Hijo Jesucristo.
Rosas espirituales
El templo resplandeció en tonos de azul rey, creando un ambiente majestuoso que reflejaba la devoción hacia esta advocación mariana.
La imagen de la santa patrona fue engalanada con hermosas flores, otorgándole un esplendor adicional que simbolizaba la reverencia y cariño de la comunidad hacia la Madre de Dios.
Los festejos se inauguraron a la 1 de la tarde con la reunión de la comunidad para el rezo del Santo Rosario. En un gesto de devoción, los participantes unieron sus oraciones, entregando un ramo de rosas espirituales a la María Santísima, marcando así el inicio de las festividades.
A las 2 de la tarde, la comunidad se congregó para la solemne celebración de la Santa Misa, presidida por el señor obispo don José Guadalupe Torres Campos.
En este momento sagrado, la presencia del padre Salvador Magallanes, párroco de la comunidad, y del padre Eliezel Martínez, vicario parroquial, añadió un matiz especial a la celebración, consolidando la unidad espiritual de la comunidad de Nuestra Señora de la Paz.
Amor de María
El obispo reflexionó sobre las palabras de Jesús en la cruz: «Mujer, ahí está tu hijo», destacando la conexión especial que María establece con cada uno de sus hijos. Haciendo eco de las palabras del Papa Francisco al contemplar a la Madre Santísima de Guadalupe, resaltó su ternura, rostro y amor, subrayando su papel como fuente de paz para sus hijos.
El obispo enfatizó la importancia de considerar a la Madre Santísima como ejemplo y modelo de santidad. Además, destacó su papel como intercesora, señalando que María no solo guía con su vida, sino que también intercede ante su Hijo.
Asimismo, el obispo profundizó en la relación materna de María, señalando que como madre, comprende las situaciones de sus hijos. Destacó que mediante las palabras ‘Ahí está tu hijo’, María recibió el encargo de su Hijo en la Cruz, de cuidar de los fieles.
“Ella nos mira con amor y ternura en esos momentos de angustia, dolor, enfermedad y preocupación. María Santísima, nuestra Madre, siempre está presente, intercediendo ante su Hijo por nosotros”, remarcó don Guadalupe.
Con un tono consolador, el obispo describió a María, Madre de la Paz, como una madre que abraza con amor, protege y limpia las heridas.