Con misa presidida por el obispo se dio fin a esta jornada de oración propuesta por los obispos de Chihuahua, para todas las diócesis de la provincia eclesiástica…
Ana María Ibarra
Después de una semana de oración ante el Santísimo Sacramento, la comunidad diocesana concluyó el Sitio de Jericó el pasado sábado 15 de mayo con una misa presidida por monseñor J. Guadalupe Torres Campos, obispo diocesano.
Fue en el templo parroquial de la Divina Providencia donde la Diócesis de Ciudad Juárez concluyó el Sitio de Jericó, impulsado por los obispos de la Provincia Eclesial de Chihuahua.
Previo a la misa de clausura se reunieron en dicho templo algunos grupos de la diócesis para orar frente a Jesús Sacramentado y poner ante él las intenciones previstas: orar por las próximas elecciones y candidatos, el fin de la pandemia, el destierro de la “cultura de muerte” y por la lluvia en el estado.
Grupos participantes
Dimensión de laicos, el Seminario, Vida Consagrada y Diáconos Permanentes fueron los grupos que se dieron cita a partir de las 8:00 de la mañana y por espacio de una hora, cada grupo elevó su oración a Dios. La última hora estuvo a cargo de los Diáconos Permanentes y la escuela de diaconado permanente.
El padre Benjamín Gaytán, coordinador de la escuela, pidió a Jesús que ilumine a su pueblo en este tiempo de elecciones para que, con sabiduría, tengan una participación responsable y honesta.
Algunos diáconos permanentes participaron guiando la oración movidos por las intenciones ya mencionadas.
Siempre orar
En punto de la 1:00 de la tarde, monseñor Torres Campos dio inicio a la celebración eucarística acompañado de una representación del presbiterio, invitando a los presentes a continuar orando por la provincia y la diócesis.
En su homilía, el obispo reflexionó sobre las enseñanzas de Jesús, especialmente la oración. “Oraba todas las noches, todos los días, en un diálogo hermoso con Dios y nos pide que hagamos oración”, expresó.
Compartió que si bien en la diócesis concluyó el Sitio de Jericó, seguiría en otras diócesis de la provincia. Resaltó que la oración no se limita a un tiempo o espacio físico, sino que debe ser permanente.
“Debemos vivir siempre un Sitio de Jericó. Siempre orar. Es importante la oración personal, pero es más fuerte la oración en comunidad. Debemos despertar el sentido de la oración, volvernos a Dios y agradecer su infinito amor. La oración de petición y de intercesión es un diálogo intenso, profundo con Dios”, dijo.
Monseñor Torres reflexionó en cada una de las intenciones que movieron el corazón de los obispos para llevar a cabo el Sitio de Jericó y dijo convencido de que la oración tendrá fruto.
“Quiero agradecer por este Sitio de Jericó. Hubo buena respuesta, pero hace falta más. Hay que volver a retomar la adoración todo el día. Que sea un Sitio de Jericó permanente en todos los hogares. Hay que orar y no dejarnos arrastrar por las ideologías del mundo, sino conforme a nuestra fe”.
Compartieron su experiencia
“Es bastante significativo que como Iglesia estemos unidos en oración. El Sitio de Jericó es una oración muy fuerte. Si hacemos la oración de corazón vamos a lograr un cambio que lo hace la fuerza de Dios; nosotros estamos confiando y dejando todo en sus manos. La vida religiosa siempre nos ocupamos en ello, pero hay que hacer signos así en la parroquia. Agradecemos al señor obispo que de esta manera se piense y se haga la oración”.
Sor Judith/Hermanas Franciscanas de San José
“Es un momento muy importante para la ciudad y para todo el pueblo. Estamos en comunión, pedimos por una intención común. Aun cuando estamos en tiempos difíciles seguimos en comunión, en oración pidiendo a Dios que termine esta enfermedad. Es un aliciente estar participando con nuestros hermanos que ya están ordenados diáconos, son un ejemplo de servicio, de entrega, de amor al prójimo”.
Marco Antonio Martínez/ diácono permanente
“Es una oración en comunidad, estamos orando unos por otros, principalmente en este tiempo que estamos viviendo. Vengo a acompañar a mi marido, para fortalecer su fe y su oración que ahorita es difícil también, se está esforzando un poco más. Pero también vengo por mí, por la común unión”
María Elena Sánchez/ esposa de diácono permanente