Síntesis de la segunda catequesis que se realizará para el Congreso Eucarístico Decanal concluyendo éstas con la Misa y Solemne Procesión el próximo 24 de agosto… “Llamados a ser solidarios con la realidad actual que vivimos”.
- La realidad que vivimos (Para reflexionar en grupos)
- El hombre por naturaleza está creado para vivir en sociedad, está orientado a relacionarse y a comunicarse con los demás, nadie puede darle sentido a su vida y realizarse al margen de los otros, requiere necesariamente de los demás para descubrirse a sí mismo y realizarse en plenitud. Ya desde el libro del Génesis, Dios expresa su voluntad de que el hombre y la mujer, creados a su imagen y semejanza (cfr. Gn 1,26- 27), se complementen, se comuniquen entre sí y puedan disfrutar de su bondad. Nuestro pueblo de México se ha distinguido siempre por su alegría, su generosidad, su amabilidad y solidaridad. Nos entusiasma ver siempre la nobleza y la fortaleza de la fe de este pueblo que ha sabido sobreponerse a momentos difíciles de su historia para encontrar caminos de renovación.
- Hoy vivimos situaciones que nos han rebasado en mucho y que son un verdadero calvario para personas, familias y comunidades enteras, en una espiral de dolor a la que por el momento no se le ve fin. Muchos pueblos en nuestro país experimentan constantemente la inseguridad, el miedo, el abandono de sus hogares y una completa orfandad por parte de quienes tienen la obligación de proteger sus vidas y cuidar sus bienes. Tal parece que esta situación de violencia ha rebasado a las autoridades en muchas partes del país, los grupos delincuenciales se han establecido como verdaderos dueños y señores de espacios y cotos de poder y, debido a la furia y a la capacidad de terror de muchos de ellos, han puesto a prueba la fuerza de la ley y del orden. Son muchos los sufrimientos que a causa de la violencia a lo largo de estos últimos años se han ido acumulando en las familias del pueblo mexicano.
- El panorama social se ha ido ensombreciendo paulatinamente por el fortalecimiento alarmante del crimen organizado que tiene múltiples ramificaciones y un entorno internacional que lo alimenta y fortalece, corrompiendo la mente y el corazón de personas y autoridades. La introducción de una narco-cultura en nuestra sociedad mexicana, de conseguir dinero rápido, fácil y, de cualquier forma, ha venido a dañar profundamente la mente de muchas personas, a quienes no les importa matar, robar, extorsionar, secuestrar o hacer cualquier cosa con tal de conseguir sus objetivos. Son muchas las causas que alimentan esta hoguera y que mantienen encendida esta llama de dolor: la pérdida de valores, la desintegración familiar, la falta de oportunidades, los trabajos mal remunerados, la corrupción galopante en todos los niveles, la ingobernabilidad, la impunidad, etc. Esta sociedad que tendría que ofrecer a todos los ciudadanos las condiciones necesarias para vivir con dignidad, está dañada y es necesario que todos como miembros de ella tomemos conciencia de esta realidad y nos hagamos responsables, para que pueda cumplir como un espacio de vida digna para todos sus miembros.
- Las cifras de escándalo que nos dan en estos tres campos: corrupción, impunidad e ilegalidad, nos llevan a encender los focos rojos y a trabajar por la transparencia de las instituciones. Nuestro país no aguanta más el robo, la opacidad, el despilfarro y el mal uso de sus recursos, porque esto significa pobreza para sus pueblos y miles de historias humanas sin las condiciones necesarias para vivir con dignidad. Ningún Estado puede sobrevivir donde no se castigan los delitos, donde se han corrompido las instituciones de justicia y no existen los medios para procurar la aplicación de la ley para quien ha cometido algún delito. Aunque se tenga un marco legal ejemplar, si no se cumplen las leyes de nada sirven. Esta realidad ha llevado a la crisis de las instituciones de gobierno, gobernantes, partidos políticos y dirigentes sindicales, a perder credibilidad entre los ciudadanos y a romper un tejido social endeble.
- Iluminados por la Palabra (Leer Lucas 24, 28-32)
Reflexión: Cristo, el Señor Resucitado, ilumina la vida y el caminar de los discípulos de Emaús. La vida no se entiende ni se comprende sin la Escritura que es la que hace que en nosotros arda el corazón para instaurar la paz y la unidad en el hombre y que son valores del Reino. La Palabra es la que provoca a los discípulos para proferir la súplica: “Quédate con nosotros, Señor”. Pero la súplica no es para satisfacer un sentimiento de espiritualidad egoísta y conformista. Es una súplica que pide la luz a Jesús para responder a la realidad que les circunda con acciones concretas. Dice el texto de san Lucas que después de que reconocer a Jesús en la Eucaristía: “En aquel mismo instante se pusieron en camino”. La Eucaristía los impulsa a ser testigos de Cristo para transformar el mundo.
Del Plan Global Pastoral
- El corazón del Reino de Dios es el “shalom”, la paz. Esta palabra bíblica tan rica y expresiva, comprende mucho más que la ausencia de guerra y de violencia; en ella se alcanza todo el bienestar y concordia que Dios proporciona a sus hijos para una sana armonía con Él, con los demás hermanos, consigo mismo y con la naturaleza. Para nosotros los creyentes la paz es una Persona, es el Don de amor de Dios por excelencia, es Jesucristo mismo (cfr. Ef 2,14) que, en su misterio de Redención, ha venido a restaurar nuestra imagen de hijos de Dios en Él y a reconciliar consigo todos los pueblos. Así, cuando hablamos de una tarea y compromiso de la Iglesia por la paz, no sólo pensamos en los actos de violencia contra la vida humana y todas las injusticias que la provocan, sino que queremos poner en el centro de nuestra vida a Jesús y su Reino de Vida para que crezca y se establezca, pues la paz es una tarea y un compromiso para todas las personas, que ha de ser acogida en la vida de cada día.
- Respondemos a la Palabra (Compromisos)
- Todo el Pueblo de Dios en su conjunto, estamos llamados, por el bautismo, a trabajar por la reconstrucción de la paz, a ejercer nuestro sentido profético ante esta situación, no sólo al anunciar con el testimonio el proyecto de Dios, sino denunciando con valor las injusticias y atropellos que se cometen, dejando de lado temores y egoísmos, muchas veces aún a costa de la propia vida, como ha sucedido con periodistas, defensores de los derechos humanos, líderes sociales, laicos y sacerdotes. El Plan Global de Pastoral nos invita a afrontar y a comprometernos con los siguientes compromisos pastorales:
Compromisos
1.Incorporar la Doctrina Social de la Iglesia como un eje transversal en la formación de los agentes de pastoral, en las catequesis ordinarias y pre-sacramentales de todos los fieles cristianos.
2.Impulsar y reconstruir el sentido comunitario de nuestras comunidades, para que toda persona se involucre y participe en las causas sociales de la sociedad.
3.Dialogar y colaborar con la sociedad civil y con los organismos nacionales e internacionales para construir la paz.
4.Apoyar y acompañar las causas indígenas en el cuidado y protección de sus riquezas naturales, de su territorio y su cultura.
5.Apoyar la fundación de centros de Derechos Humanos en las comunidades cristianas, de manera que se fortalezca el Estado de derecho en nuestro país.
6.Recibir con caridad, acompañar, defender los derechos e integrar a los hermanos y hermanas migrantes que transiten o deseen permanecer con nosotros.
7.Fomentar el sentido de responsabilidad civil de los ciudadanos.