Ana María Ibarra
Siendo un tiempo litúrgico de preparación y penitencia, la Cuaresma cobra todo un sentido para la familia Alcantar Holguín.
Víctor y Martha han logrado, a través de los años, transmitir a sus seis hijos el valor de este tiempo como un espacio de esperanza y hasta cierto punto de alegría, pues después de cuarenta días de preparación, llega la fiesta de la Pascua.
El matrimonio, integrante del Movimiento Familiar Cristiano, compartió con Presencia la forma en que ellos, como familia, viven este tiempo tan especial para la Iglesia Católica. Y aunque algunos de sus hijos ya ya son mayores e independientes, adquirieron en el seno familiar este aprendizaje, de tal forma que no dejan de acudir a las celebraciones y ritos propios de la Cuaresma.
Motivar a los hijos
“Muchas veces la Cuaresma se nos muestra como un tiempo pesado, difícil, lleno de remordimientos, pero nosotros intentamos verlo como la preparación para la gran fiesta que es la Pascua. Cuando preparamos una fiesta siempre lo hacemos con alegría y para los católicos esta preparación no debe ser la excepción. La Cuaresma, con todo y sus actos penitenciales, debemos vivirla con alegría y esperanza”, compartió Víctor.
Como integrantes del Movimiento Familiar cristiano, el matrimonio Alcántar ha sabido motivar e involucrar a sus hijos desde pequeños, a vivir la Cuaresma.
Pero igualmente han recibido la formación necesaria para transmitir el aprendizaje y sensibilización necesarios sobre este importante tiempo litúrgico.
“Dentro del Movimiento Familiar Cristiano hacemos nuestra Reunión General de Cuaresma y Pascua, en la que profundizamos algunas reflexiones acerca de los tiempos litúrgicos. Esta reunión es para sensibilizarnos del tiempo que estamos viviendo. Es una reunión grande, pero como matrimonios también recibimos alguna plática”, explicó Martha.
Dijo que en esta preparación entran también los niños, adolescentes y jóvenes del movimiento, con su participación en charlas y actividades de acuerdo a cada edad.
«En el movimiento hay algunas acciones sugeridas. Cada vez que tenemos un tema, como familia hacemos una acción sugerida, y así logramos que los niños sean partícipes de los temas que vimos”, agregó Martha.
Sus herramientas
Como familia católica, Víctor y Martha siempre se han hecho acompañar por sus hijos en cualquier celebración litúrgica, con la finalidad de que vayan teniendo claro el sentido de pertenencia a la Iglesia y a una parroquia en particular.
Esto ayuda a que comprendan el valor de cada tiempo liturgico, como la Cuaresma, dijeron.
“Les hemos inculcado que la Cuaresma es un tiempo de conversión, de meditación, pero también de alegría y esperanza. Los invitamos siempre a hacer alguna modificación en su conducta o pequeños esfuerzos, según sus edades, como preparación”, dijo Víctor sobre lo que hacen para involucrar activamente a los hijos en la vivencia litúrgica.
Otra herramienta que el matrimonio ha utilizado para animar a los hijos en esta vivencia, son los “caminos de Cuaresma” para los niños, con actividades diarias que los motivan a apoyar en el hogar y al prójimo.
Sembrar la semilla
“En la adolescencia quizá no están tan receptivos o dispuestos, por la misma etapa que viven, y habrá que hacer el esfuerzo por propiciar ese deseo de aprovechar este tiempo para ir modificando y apuntalando algunas prácticas que les ayuden a profundizar su sentido cristiano y que a la vez vayan fortaleciendo la unidad familiar”, dijeron.
Pero resaltaron que una parte fundamental para esta vivencia y aprendizaje, es invitarlos y motivarlos para que asistan a los servicios litúrgicos y religiosos de la Cuaresma.
Así, conforme vayan creciendo resultará más sencillo que ellos se involucren y adquieran ese compromiso cristiano de vivir la Cuaresma, pues se sembró la semillita con pequeños actos, y cuando los hijos sean grandes, ellos sabrán el camino de la Pascua.
«Todo será para ellos prácticas comunes, por decirlo de alguna manera, y necesarias para su formación, como por ejemplo el ayuno, los días de reflexión, la convivencia familiar, la meditación y, llegada la Semana Santa, participar en cada uno de los rituales y celebraciones”, expuso Víctor.
“En nuestra familia tenemos dos hijos mayores ya independientes y ellos continúan aquello que les enseñamos. Esa semillita que se sembró va abriendo el corazón para que ellos vivan este tiempo aun cuando ya no están con nosotros”, añadió Martha.
Predicar con el ejemplo
El matrimonio Alcántar Holguín invitó a los padres de familia a no tener miedo de involucrar a sus hijos en las actividades de preparación que marca la Cuaresma, pero más que con palabras, lo hagan con el ejemplo.
“Al vernos y al acompañarnos en esta preparación, nuestros hijos se sensibilizan y van entendiendo este tiempo de recogimiento y que terminada la Cuaresma tenemos una gran fiesta que es la Pascua, que podemos vivirla en familia”, dijo Víctor.
Algunas Recomendaciones
- Perder el miedo a involucrar a los hijos. No importa la edad que tengan, ellos tienen la sensibilidad para comprender y vivir la experiencia de la Cuaresma.
- Ser ejemplo y dejar que nos observen. Ellos imitan. Es importante que vivan en familia las prácticas y celebraciones.
- No desesperarse con los niños pequeños. A veces los niños son inquietos, pero ellos captan lo que sucede a su alrededor.
- Platicar con ellos después de las celebraciones. Al llegar a la casa dejar que expresen qué les pareció la celebración, qué sintieron, qué dudas tienen, y si son adolescentes o jóvenes conocer su propio pensar.
- Fortalecer su vida cristiana. Escucharlos y transmitirles de acuerdo a su edad las enseñanzas de la Iglesia.
- Inscribirlos en los ejercicios cuaresmales infantiles y en las pascuas infantiles.
- Estar dispuestos a integrar esas prácticas de Cuaresma y de Pascua a la vida diaria. No solo es portarse bien en Cuaresma o hacer acciones y actividades, sino continuar el resto del año.
- Ir al sacramento de la Confesión en familia. Ver a sus padres hincados en el confesionario impresiona a los niños y lo ven como algo necesario para la vida.
- Vivir las celebraciones también en comunidad. Procurar acudir a una sola parroquia para que los hijos sientan que pertenecen a una comunidad.
En la foto…
Víctor Alcantar y Martha Holguín (25 años de casados y 23 años en el MFC)
Hijos: Víctor Manuel, Javier Alberto, Andrea Guadalupe, Martha Paulina, Juan Pablo y José Alejandro.