El sacerdote, famoso conductor de EWTN, impartió un retiro en la ciudad de Chihuahua sobre el amor…en entrevista con Notidiócesis aseguró que el núcleo de la problemática mundial está en la familia.
Karen Assmar Durán/
Colaboración especial de Notidiócesis de Chihuahua
Una saludable y bellísima jornada sabatina fue la que vivieron más de mil 300 personas de todas las edades, al participar en el retiro dirigido por el sacerdote puertorriqueño monseñor Willie Peña, reconocido predicador, a quien se conoce a nivel mundial por su participaci¢n en el programa «Mientras el mundo gira», de la cadena católica EWTN.
Fue la parroquia Santa Rosalía, en la ciudad de Chihuahua, la que organizó el evento titulado «Sanar lo esencial: el amor», donde desde las 9 de la mañana y hasta las 7 de la tarde del 25 de noviembre, los asistentes se alegraron con los momentos de alabanza, reflexionaron con la predicación del padre Willie, se rindieron ante Jesús Sacramentado a quien con gran reverencia y fe se acercaron para pedir la anhelada sanación, ya fuese física o espiritual, y finalmente quienes cumplían con las disposiciones requeridas se alimentaron del Banquete Eucarístico, centro y culmen de la vida sacramental, con que concluyó el retiro.
Haciendo un espacio en su ajetreado día, el también párroco de Santa Bernardita -comunidad ubicada en la ciudad de San Juan, la capital puertorriqueña-, concedió para Notidiócesis una breve entrevista que a continuación reproducimos:
-Su popularidad como conductor y predicador le precede adonde vaya, sin embargo, ¿cómo es Mons. Willie Peña como sacerdote?
«Yo me veo, como sacerdote, como un hombre endeudado con Dios, mi vida completa. Ahora mismo, frente a lo acontecido en Puerto Rico [desastres ocasionados por los huracanes], yo digo que soy como los países del tercer mundo, que lo único que hacen es aumentar la deuda externa al ver lo que Dios hace con uno; de hecho, tengo puesto en mi pequeño testamento: ‘Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho’, y ‘Si no hubiera sido por el Señor, mi alma se hubiera perdido’, y no son frases dichas, sino que para mí son una realidad. Cuando hemos cogido este camino que Dios nos ha trazado, como decía Santa Teresita del Niño Jesús, ‘todo es gracia’, y yo por eso me veo como un hombre que trato de estar disponible para Dios, pues siempre está disponible para mí, y amor con amor se paga».
-¿Se imaginó algún día recorrer estos caminos tan lejos de casa?
«Cuando yo estuve en el Seminario jamás me paso por la mente que estaría haciendo lo hago: que soy párroco, que estoy en los medios de comunicación, que estoy envuelto con las artes escénicas, nunca me vi así. Si alguien me hubiera dicho que iba a tener un programa de televisión, le digo: ‘Estás loco!’. Dios ha abierto el camino de una manera muy providencial. Lo que yo le digo es: ‘Tú me mandas y yo voy, porque si Tú me mandas, Tú me vas a dar todo lo que necesito’, y lo único que de mi parte está es el ir».
-Muchos sacerdotes han incursionado en actividades similares, ¿cuál es su recomendación para ir a otros sin descuidar lo propio?
«Siempre trato de salir en tiempos que no son clave, ni Adviento ni Cuaresma. Salgo cada dos meses un fin de semana, nunca más de eso. Y gracias a Dios la parroquia también está muy bien formada, yo se lo dije a mi obispo: ‘Mi prioridad es la parroquia’, y en esos espacios mi hobby es prestar mi servicio a otras comunidades».
-Es invitado en muchos países a compartir diferentes temáticas, ¿hay alguna que le apasione en mayor medida?
«Hay un tema que me fascina: la familia y el matrimonio porque, sin ser simplista, yo diría que el núcleo de la problemática mundial está ahí. No hay familia sin matrimonio. Veo, porque trato mucho con niños y jóvenes, el daño que se está haciendo: Hoy los niños están siendo criados por una tableta, ¡la tableta es la mamá y el papá del niño!, sus conceptos, valores, principios y pensamientos están siendo formados por ese aparato. Son niños que tienen todo y no tienen nada, no hay tiempo para ellos.
Nos estamos haciendo mucho daño y no es un problema religioso sino existencial. Hay que orar mucho para que la sabiduría de Dios nos ayude a poder dar respuesta a los retos que nos toca vivir».
-Háblenos por favor de esa deferencia por Chihuahua.
«Eso no lo puedo decir alto, pero la verdad es que yo quiero mucho a Chihuahua. Hay lugares en que tienes experiencias que no olvidas, lugares en que, sin nacer en ellos, estableces amores, y yo le tengo un cariño muy grande a México.
Aquella experiencia de Jiménez fue algo espectacular, que marcó un momento de mi vida espiritualmente; y ahora más, porque el Centro Raquel que nosotros tenemos está inspirado en el de aquí. Para la gloria de Dios hace un año, el día de Nuestra Señora de Guadalupe, abrimos nuestro primer centro pro-vida en Puerto Rico, que está hermanado con el de aquí. Entonces, hay muchas cositas que nos ligan y ya está uno ‘agarrao'».
-¿Un mensaje final que quisiera dejarnos?
«Les deseo a todos que tengan un Adviento lleno de Dios, del Espíritu, y que nos demos cuenta que Navidad es Encarnación y nosotros vivimos en ese Dios encarnado, que se hizo hombre, por tanto tenemos que encarnarnos en el mundo que necesita tanto de Dios. Y, al mismo tiempo, que tengamos una Navidad llena de esa paz que sólo se disfruta cuando se tiene a Dios».