“Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría” Mt 2, 10
Luis Carlos Lozoya/escritor católico
Este nuevo año 2017 para muchos de nosotros será un año difícil económicamente hablando. Otros tal vez estarán pasando por un momento oscuro de fe; otros más estarán en un periodo de aridez espiritual, o tal vez pasando por una difícil enfermedad propia o de algún pariente cercano. Es cuando desaparece la estrella que nos alumbraba de noche, aquélla que se nos había hecho habitual que existiera; aquélla que pensamos que iba a estar permanentemente alumbrando y alegrando nuestra oscuridad.
Los magos venidos de oriente vieron una estrella única, que no existía antes y supieron entender que esa estrella los guiaría hasta “el rey de los judios”. Prepararon su viaje, llevaron presentes, dejaron su casa, su tierra y se encaminaron gozosos en ese viaje. Más de pronto, una noche, la estrella no se hizo presente, los reyes magos se quedaron sin su guía natural. Después de tantos afanes, tantas dificultades y tanto cansancio parecía que su viaje había sido inútil. Tenían tres opciones: regresar a su tierra sin haber logrado su cometido; echarse a llorar y pensar que todo había sido un sueño, una quimera, un invento de ellos mismos y quedarse en ese lugar haciendo otra cosa; o buscar otro medio para seguir buscando al mesías, al hiijo de David. Los magos, hombres inteligentes e intrépidos, se decidieron por la tercer opción y al llegar a Jerusalén comenzaron a preguntar a los instruidos en dónde habría de nacer el elegido.
Y los escriba y doctores instruidos les dijeron: “En Belén de Judá, ahí nacerá” y ellos creyeron en esas personas doctas. Es de gente sencilla saber los límites de su saber. Lo otro se llama arrogancia y presunción. Y se encaminaron a Belén creyendo en esa sabiduría ajena. Y por haber creído, Dios nuevamente hizo que se sintieran como en casa, la estrella nuevamente brilló en la oscuridad de la noche y ellos al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría (Mt 2,10). La fe y la razón nunca se contraponen, sino que se complementan.
“Y entrando en la casa, vieron al niño con María, su madre, y postrándose le adoraron y luego le ofrecieron los presentes que con tanto cariño y cuidado habían cargado desde sus tierras lejanas: oro, incienso y mirra” (cfr Mt 2,11).
Muy seguramente los reyes magos vieron algo más en ese niño para haberlo adorado; nótese también que enseguida de Jesús estaba María y no adoraron a María, supieron intuitivamente que María no era digna de adoración pero que jugaba un papel central en la vida de ese niño rey.
-Ten paciencia, en esta noche oscura de tu vida no tardará Dios en darte una señal para indicarte en dónde encontrarlo, mientras tal vez sea el momento de pedir ayuda a los conocedores de nuestra fe, y tarde o temprano Dios hará brillar nuevamente su estrella en tu vida, estas cuestiones se complementan, no se contaponen, no son mutuamente excluyentes sino partes del plan amoroso que Dios tiene para ti.
…y recuerda: ¡las estrellas solo alcanzan su máximo esplendor cuando más oscura es la noche!