Diana Adriano
Las prácticas supersticiosas también han alcanzado a la comunidad católica, especialmente en relación con la veneración a los santos.
Así lo constató el padre David Hernández, formador del Seminario, quien explicó que muchos fieles pueden malinterpretar la presencia de imágenes católicas, atribuyéndoles propiedades benevolentes sin comprender su verdadero significado religioso.
Señaló en particular a santos como san Antonio, san Judas y san Benito Abad, quienes han sido objeto de las más prominentes prácticas supersticiosas, que es urgente erradicar.
Y ante esto, enfatizó la importancia de educar a la comunidad sobre la auténtica devoción y el respeto a la tradición católica, despojándola de supersticiones infundadas.
Compresión profunda
El padre David dijo que para comprender mejor la intercesión de los santos sin caer en prácticas supersticiosas, es esencial retomar las bases históricas y doctrinales del culto de veneración.
“Siguiendo las enseñanzas del Concilio Vaticano II, plasmadas en la Lumen Gentium, se destaca la importancia de venerar la memoria de los santos no solo por su ejemplaridad, sino también para fortalecer la unión de toda la Iglesia a través del ejercicio de la caridad fraterna”, expresó.
Expuso que ver los santos como amigos y hermanos en el cielo, en lugar de como entidades comerciales, es esencial para comprender mejor su misión como intercesores y para verlos como un medio para inspirar una vida más virtuosa y solidaria.
“Su testimonio y vida deben ser vistos como inspiración, y su intercesión, como un lazo que fortalece nuestra relación con Dios”, explicó.
Opinó que desde el punto de vista pastoral es necesario ofrecer catequesis específicas sobre la veneración de los santos, abordando tanto sus expresiones en la piedad popular, como su culto en la liturgia.
Prácticas erróneas
El padre David dijo que realizar acciones supersticiosas -como poner un santo de cabeza en busca de favores divinos- refleja una comprensión distorsionada de la fe católica.
Esto debido a que estas acciones tienen connotaciones mágicas, lo cual va evidentemente en contra de los principios fundamentales de la religión, que promueve una relación genuina con Dios y los santos, basada en la oración, la devoción y la reflexión espiritual.
Al destacar la incompatibilidad de estas acciones con la fe, el sacerdote abogó por la necesidad de erradicar estas prácticas mediante la evangelización y el acompañamiento pastoral.
Medidas prácticas
Para el padre David, las prácticas supersticiosas por parte de católicos son una situación alarmante, y propuso prácticas para combatirlas.
Destacó primeramente la importancia de vivir la fe de manera activa, incluyendo la asistencia a la Eucaristía y la confesión regular.
Alentó a los fieles a involucrarse en la vida parroquial y unirse a grupos, movimientos o asociaciones de laicos, donde puedan formarse en expresiones de piedad popular alineadas con la fe católica y en una comprensión más profunda y auténtica de la devoción a los santos.
Propuso también conocer la vida de los santos, más allá de una mera curiosidad histórica, sino como fuente continua de inspiración y motivación para el crecimiento espiritual.
“Al entender las experiencias, virtudes y desafíos enfrentados por los santos, los fieles pueden encontrar modelos a seguir en su propio camino espiritual”, dijo.
Cómo actúan los santos
El padre David explicó que es Dios quien actúa y obra los milagros o favores que le solicitamos a través de los santos, “si son conforme a su voluntad”, añadió.
En este sentido, dijo, se debe entender que la intercesión de un santo debe estar en armonía con la voluntad de Dios.
Por eso, expresó: “Confiemos en el amor misericordioso de Dios, en su acción, en su providencia, en la intercesión de los santos que nos conducen a amar más al Señor porque, como solía decir santa Teresa: ‘Quien a Dios tiene, nada le falta: solo Dios basta”
Estas son algunas prácticas y creencias con los santos, que son erróneas y deben ser erradicadas.
San Antonio (de cabeza para traer novio).
Imagínense si así fuera, tendríamos que poner a todos los santos de cabeza para que nos escuchen cada vez que tengamos alguna necesidad, no solo en el amor, sino en cualquier cosa.
San Judas Tadeo. Lo he visto con monedas, con dólares, en collares, anillos, pulseras, hasta en pistolas, que para que “me cuide y me vaya bien”. Me ha tocado que muchas personas se acercan a bendecir desde rosarios, imágenes, medallas, llaveros y hasta tatuajes con el santo, pero al interrogarlos sobre la vida del santo, la gran mayoría desconoce quién es.
San Benito. Su medalla la he visto en infinidad de presentaciones, desde las minis hasta las gigantes para colgar en casa, en pulseras de color rojo para protección o hasta en velas. Lo interesante aquí es que se ha asociado a prácticas no solo supersticiosas sino esotéricas y ocultistas, como si el hecho de traer la medalla me otorgue una especie de escudo protector.
San Martín de Tours o San Martin Caballero. Su imagen es muy utilizada en los locales comerciales, como amuleto para atraer la buena suerte y la prosperidad económica. Su imagen la he visto acompañada de sábila, herraduras y otros objetos, a los que seguramente se les atribuyen los mismos poderes.
San Lorenzo. Al menos en nuestra ciudad, se tiene la creencia de que si no se le cumple la manda o la promesa que se le hizo por un favor, el santo quema a las personas para recordarles ese asunto pendiente, lo cual no es así.
Las velas de la Divina Providencia, aunque es una práctica católica que consiste en encender una vela cada primer día del mes en honor de la Divina Providencia, no está bien que se tenga la creencia de que una vela de tal o cual color es para el dinero, o para el amor, o para la salud, o para evitar las envidias. Eso es brujería y es pecado contra la Divina Providencia.
Otros objetos supersticiosos. Tampoco se vale el llevar a bendecir semillas mágicas, o borreguitos, o cruces de ocote, o monedas, o espejitos, o sábilas elegantemente vestidas con moños rojos. Todo eso está en el campo de la magia, del esoterismo, la superstición y ofende a Dios.
Las mandas como especie de pago o comercio con los santos para adquirir un favor de su parte. La manda en realidad es una promesa que suele estar relacionada con la piedad popular o con las peregrinaciones; puede tener carácter penitencial, de petición de un favor o de agradecimiento por una gracia concedida, según cada caso.
En frase…
“La superstición es una desviación del culto que debemos al verdadero Dios, la cual conduce a la idolatría y a distintas formas de adivinación y de magia.”