Ana María Ibarra
El próximo 8 de diciembre, junto con cinco nuevos sacerdotes, serán ordenados dos nuevos diáconos transitorios para la diócesis, uno de ellos es David Hernández Martínez quien compartió con Presencia la alegría que experimenta ante este anuncio anhelado desde los ocho años de edad, en su parroquia Nuestra Señora del Pilar.
Hoy, con 26 años de vida y colaborando en la parroquia de María Reina del Universo, David espera la llegada de su ordenación con mucho entusiasmo.
Fruto de oraciones
David Hernández Martínez es una vocación nacida en la parroquia Nuestra Señora del Pilar a la corta edad de ocho años, mientras asistía a sus clases de Catecismo.
Fue en torno a la oración por las vocaciones que el entonces párroco, padre Miguel Cisneros promovía, donde David sintió el llamado.
“Posteriormente se acrecentó en el Oratorio Lupita, cuando era adolescente, ante la imagen de los padres Salesianos y Don Bosco. Después regresé a la parroquia del Pilar, pero ahora como monaguillo y así estuvo mi crecimiento vocacional”, compartió David.
A sus 15 años de edad, el joven ingresó a la preparatoria del Seminario Conciliar, iniciando así su formación que concluyó después de once años ininterrumpidos.
“Ahí seguí discerniendo mi vocación, seguí creciendo en este amor a Cristo y a su Iglesia. Terminé en mayo de este 2021”.
David es el único de los 15 jóvenes que ingresaron en su generación, que concluyó el proceso, lo que le llena de mucha emoción y alegría.
“Sobre todo me siento agradecido con Dios por el don que se me da, que no es por mérito mío, sino que es una respuesta que hice a Dios y es fruto de las oraciones de toda la comunidad. Es un regalo para todos y en ese sentido yo me siento sumamente agradecido, emocionado e impulsado”.
Apoyo familiar
Con el apoyo incondicional de su familia, David desea consagrar su vida.
“Este camino para ellos no fue fácil, no sabían realmente mucho sobre la vocación, pero me acuerdo mucho de las palabras que me dijo mi papá: si eso te hace feliz yo te apoyo”, compartió.
Dijo que su familia comenzó a asimilar su vocación desde la entrega “porque es la familia quien nos entrega como un regalo para Cristo y la diócesis”, afirmó.
Es así como Manuel Hernández Lárez y Yolanda Martínez Requejo siguen apoyando hasta hoy la decisión de su hijo.
“Y ahora que llegó la noticia de mi ordenación diaconal fue con emoción y alegría. Fue una sorpresa para todos porque no la esperábamos tan pronto. Ellos están agradecidos y tienen la conciencia de será un gran regalo para todos”.
La alegría de sus padres se extiende también a sus cinco hermanas Abigail, Lizeth, Diana, Nancy, Maribel, y a su hermano Raúl.
Pide un regalo
Como regalo de ordenación, David pidió a la comunidad que no dejen de rezar por las vocaciones y que se conviertan en promotores de todas las vocaciones, pero especialmente a la vida sacerdotal.
“Pido a los padres de familia que se vuelvan promotores de las vocaciones de sus hijos. Todos debemos ser promotores y seguir rezando para que haya más obreros para la viña del Señor y pidan por nuestra santificación y fidelidad”, finalizó.