Diana Adriano
El pasado viernes 01 de noviembre, el Instituto Teresa de Ávila revivió tradiciones populares del Día de Todos los Santos y Día de los Fieles Difuntos, con la esperada presentación anual de altares de muertos.
Cada grado del instituto participó en la creación de vistosos altares dedicados a personalidades de la Iglesia católica, enriqueciendo la experiencia con toques únicos que reflejaron la creatividad y devoción de los estudiantes.
Entre los santos homenajeados destacó San José Sánchez del Río, joven mártir y símbolo de valentía en la fe, cuya historia inspiró a muchos.
Otro fue el dedicado a Don Manuel Talamás Camandari, primer obispo de Ciudad Juárez, y uno más realizado en honor al padre Marcelo Pérez, sacerdote asesinado hace unos días en Chiapas, de quien se recordó su valentía y sacrificio en defensa de los más necesitados como parte de su labor pastoral.
Los altares, decorados con flores de cempasúchil, velas y elementos simbólicos, ofrecieron una emotiva representación de la tradición mexicana, recordando a aquellos que ya partieron.
Arte y verbena
Además de los altares, la celebración incluyó presentaciones artísticas y venta de antojitos mexicanos, donde se pudieron degustar delicias como tamales, pan de muerto, tacos y aguas frescas, todo preparado por padres de familia y voluntarios que se unieron al festejo.
La Madre María de la Cruz Meza, CMST, directora de la primaria, destacó que con los bailables con trajes coloridos, maquillaje detallado y accesorios típicos de catrines y catrinas, los niños lograron captar la esencia del Día de Muertos y llenaron de alegría y nostalgia a los padres de familia y asistentes.
“Se presentaron bailables que representan nuestra tradición mexicana, y en este ambiente festivo celebramos la vida”, dijo la religiosa.
Cada grupo, desde los más pequeños hasta los estudiantes de grados mayores, aportó su talento y entusiasmo, haciendo de cada presentación un espectáculo que transmitió la importancia de recordar a los seres queridos que ya partieron.
Los padres, visiblemente emocionados, disfrutaron junto a sus hijos de este momento que honra la vida y la memoria.
“Se vive una alegría especial”, dijo la hermana Mari Cruz.