- El padre Héctor Villa comparte con Presencia su historia al lado de este religioso francés que será elevado a los altares y que en su momento lo hizo retomar su vocacional sacerdocio, en el que lleva casi 40 años de servicio.
Ana María Ibarra
En un momento de crisis vocacional, fuera del Seminario, el sacerdote juarense Héctor Xavier Villa se encontró con los escritos del padre Carlos de Foucauld, lo que fue para él algo providencial, pues su búsqueda vocacional interna fue guiada por la vida quien hoy será elevado a los Altares de la Iglesia y en quien el padre Héctor encontró a un director espiritual.
Feliz por el anuncio de la canonización del llamado “maestro del desierto”, el padre Villa compartió con Presencia “su historia” con el futuro santo.
Imagen cautivadora
Con tan solo 12 años de edad, Héctor Xavier Villa Hernández, ingresó al Seminario. Al concluir su primer año de filosofía, salió de la institución con el deseo de vivir una experiencia diferente.
“Quería convivir con mi familia, trabajar, estudiar en la universidad. Fueron dos años los que dejé el Seminario. En ese tiempo mi familia vivía en El Paso, Texas, estudié en UTEP iniciando un recorrido por la psicología”, compartió el padre Héctor.
Fue en medio de esa etapa en su vida, cuando el padre Héctor se encontró con la figura de Carlos de Foucauld.
“En el fondo, me sentía en búsqueda vocacional. De manera providencial, en medio de todo lo que vivía, se encontré con dos grandes personajes que han marcado mi experiencia. El primero fue San Pablo, con sus cartas me ayudó a valorar la vocación, ante todo, la relación con Jesucristo y el amor a la Palabra. Y el segundo es Carlos de Foucauld”, recordó.
Sin recordar exactamente la manera en que llegaron a él los escritos del padre Carlos de Foucauld, el entrevistado compartió que fue el amor que de Foucauld expresaba hacia Jesucristo lo que le impactó.
“Su vida me marcó. Lo considero como un guía, un director espiritual, lo conocí cuando tenía 18 años. Del padre Carlos me impresiona su amor a Jesucristo. Carlos fue un hombre de tradición cristiana”, compartió el padre Villa haciendo un recuento por la biografía del futuro santo de origen francés.
Sobre la vida de De Foucauld, el padre Héctor dijo que lo que más le atrajo fue su conversión, que lo llevó a la vida religiosa, y la búsqueda de identificarse con Jesús.
“Su búsqueda fue dirigida a identificarse con Jesús, pero no con un Jesús predicador, ni con un Jesús de misión, sino con el misterio de Nazareth, es decir, el silencio, la disciplina, el trabajo manual, el anonimato. Se sintió cautivado de inmediato”.
Ayuda vocacional
El encuentro con este amante de Jesús llevó en ese entonces al joven de 18 años a reconsiderar su vocación, por lo que buscó ponerse en contacto con la Fraternidad de Hermanitos de Jesús, fundada bajo el carisma de Carlos de Foucauld.
“Me replantee volver a Juárez. Su estilo, su manera de ser, su búsqueda, marcaron mi experiencia de manera que busqué ponerme en contacto con la fraternidad, a quienes posteriormente conocí”, recordó el padre Villa.
Explicó que duranre su vida, el padre Carlos de Foucauld intentó fundar una comunidad o fraternidad, e incluso escribió una regla de vida, pero solamente tuvo un seguidor que estuvo con él pocos días.
“El padre Carlos era el camino de perfección, de radicalidad, pobreza, obediencia y soledad. En los días de su vida nunca logró ver realizado su sueño, porque realmente deseaba fundar una comunidad. Extrañamente, 20 años después de su muerte surgen las comunidades dejándose conducir de acuerdo con su carisma”, compartió.
Presencia en Juárez
El padre Héctor recordó que durante 20 años, dos religiosas Hermanitas de Jesús, que siguen el carisma del padre Carlos, hicieron misión en Ciudad Juárez, en el sector de la hoy parroquia Santo Toribio de Mogrovejo, y después se mudaron al área de la Colonia Nuevo Hipódromo.
“Las fraternidades o comunidades siguen el carisma del padre Carlos: un cristocentrismo notable, Jesucristo en el centro de la vida religiosa, pobre, como un vecino más, es uno de los rasgos de su vida y de la vida de las fraternidades, vivir en medio de la gente y ser como levadura, como mostaza”, expuso.
Feliz por su próxima canonización
El pasado 27 de mayo se dio la noticia de que el Papa Francisco aprobó el milagro para la canonización de Carlos de Foucauld, lo cual es una buena noticia para el padre Villa.
“Esto confirma aquello que dice Jesús: “si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto” (Jn. 12,24). Este texto que Carlos de Foucauld había meditado unas horas antes de que lo mataran (1 Dic. 1916), parece que fue una premonición y una manera de predecir la riqueza de su vida y testimonio”, compartió el padre Héctor.
El sacerdote dijo se siente gustoso porque se pudo pensar que una vida tan escondida, anónima y perdida en el desierto de Argelia no iba a trascender, sin embargo, se convirtió en referente para muchos, especialmente a partir del surgimiento de las fraternidades de hermanitos y hermanitas de Jesús, y otras comunidades de sacerdotes o laicos, animadas por su carisma como “Jesús-cáritas”.
“Me alegra porque un valor tan evangélico como es la “fraternidad” y que el padre Carlos vivió con tanta hondura al punto de ser considerado “el hermano universal”, es un valor muy actual en nuestro mundo tan golpeado por la violencia, la división, la exclusión del extranjero, el ‘descarte’ del pobre”.
Carisma muy actual
El padre Carlos de Foucauld nació en 1858 y murió en 1916. Aunque puede parecer lejos en el tiempo, al leer su biografía se puede encontrar a un buen guía que sigue siendo un referente para la vida cristiana, para la vida sacerdotal y la vida religiosa, opinó el padre Villa.
“Al conocer su biografía nos cautivará con su manera de amar y seguir a Jesús, nos ayudará a buscar la comunión y adorar al Señor Jesús en la Eucaristía como fuente de nuestra vida en el espíritu; cultivar la contemplación-oración y el silencio para crecer en nuestra vida de creyentes; y nos provocará de manera desafiante para vivir nuestras relaciones de amistad y servicio con generosidad, gratuidad y fidelidad”, finalizó.