Con motivo de los 400 años de la fundación de la familia vicentina, el pasado viernes 2 de junio llegó a Ciudad Juárez una reliquia de primer grado de san Vicente de Paúl, sacerdote francés fundador de la Obra Vicentina.
Ana María Ibarra
La reliquia, que se mantuvo cuatro días en esta diócesis, fue transportada en un pequeño relicario colocado en el pecho de una figura del santo, a su vez colocada en una urna, en la cual la reliquia ha visitado diversas diócesis de México.
La reliquia, consistente en un fragmento del hueso de uno de los dedos del santo de las caridades, proviene de la Capilla de La Medalla Milagrosa, en París Francia, donde es conservada, igual que el cuerpo incorrupto de san Vicente.
Antes de llegar a Ciudad Juárez la reliquia visitó diversas diócesis de México y esta vez llegó procedente de la Diócesis de Nuevo Casas Grandes, desde donde la acompañó el sacerdote vicentino Alonso Núñez, originario de Ciudad Juárez.
En este jubileo de 400 años del carisma vicentino, el Papa Francisco autorizó la indulgencia plenaria a quienes veneren la relquia.
Llegó al Seminario
La familia vicentina de Ciudad Juárez organizó un programa del 2 al 5 de junio, que incluyó momentos de veneración en distintos puntos de la diócesis, Eucaristías, conferencias y oraciones.
Después de haber sido recibida en la Carretera a Casas Grandes, la reliquia de San Vicente llegó al Seminario Conciliar donde, las distintas ramas de la familia vicentina la recibieron con gran alegría, en medio de los acordes entonados por la Banda de Guerra de la Policía Municipal.
La reliquia se mantuvo expuesta para su veneración en la capilla principal y, en un momento de intimidad, Voluntarias Vicentinas realizaron guardias durante el día y tuvieron espacios de oración.
Contentas por el acontecimiento, las voluntarias recibieron ese momento como una bendición para su labor y una preparación para vivir un nuevo Pentecostés con San Vicente.
Comunidad de San Vicente la recibe
El domingo 4 de junio fieles y servidores de la parroquia San Vicente de Paúl recibieron con gran júbilo la reliquia de nada menos que su santo patrono.
Un gran regocijo se sintió cuanto la reliquia hizo su arribo. Entre vivas y cantos, la reliquia fue introducida al templo mientras los fieles caminaron detrás de la urna rumbo al templo.
“Siento una gran alegría. Estoy emocionado y me estremece contemplarla de cerca. La reliquia es pequeña, pero está ahí”, dijo visiblemente emocionado el padre Alejandro Martínez, párroco de la comunidad.
Mientras la reliquia era venerada por la comunidad, se llevó a cabo el rezo del Rosario, y enseguida la Santa Misa, presidida por el padre Armando Benavides, y concelebrada por el párroco y el sacerdote vicentino Alonso Núñez.
Misa de Pentecostés
“Qué alegría poder celebrar la presencia de un hombre tan especial para nuestra comunidad. Que este día de Pentecostés, el Señor nos envíe su Espíritu Santo a encender el camino de la caridad”, dijo el padre Armando al iniciar la celebración.
En su homilía, el sacerdote resaltó la celebración de Pentecostés, día en que Jesús envió su Espíritu Santo sobre sus apóstoles, sobre María y su Iglesia.
“Esta visita es muy significativa, es un nuevo Pentecostés para esta comunidad. Jesús sigue enviando su Espíritu. El Espíritu Santo es enviado a nuestras vidas pero es necesario que lo dejemos actuar en nosotros. San Vicente nos viene a recordar que todos estamos llamados a ser santos”, expresó el padre Armando.
Al concluir la celebración el padre Núñez agradeció a la comunidad por tan emotivo recibimiento.
Después de la celebración, la comunidad tuvo oportunidad de continuar con la veneración a su santo patrono, quien partió de esa comunidad rumbo a la parroquia El Verbo Encarnado.
Visita el Verbo Encarnado
El mismo domingo, la reliquia de san Vicente fue recibida con gran alegría por la comunidad de la parroquia El Verbo Encarnado en el cruce de las calles Tetzalez y Carlos Amaya, para llevarla en procesión rumbo al templo parroquial, donde las Voluntarias Vicentinas se hacen presentes.
Durante la tarde del domingo, la comunidad participó de la Eucaristía y momentos de oración y veneración, mientras vicentinas realizaron guardias a la reliquia, la cual permaneció en el templo durante la noche.
Durante la mañana del lunes, fieles de la comunidad se dieron cita en el templo para contemplar y venerar la reliquia y participar en otra Eucaristía.
Así mismo, el padre Alonso compartió reflexiones sobre la vida, obra y carisma de San Vicente Paúl.
“Que este recorrido de las reliquia de San Vicente sea para fortalecer corazones y para generar vocaciones”, expresó el padre Alonso después de su reflexión.
Despedida
Pasado medio día, la familia vicentina se preparó para despedir la reliquia, y el padre Alonso agradeció a Dios por esos días de bendición.
“Gracias Padre de bondad por estos ejemplos de santidad que permites que lleguen a nuestra realidad para seguirte. Gracias por estos días de reflexión, de meditación. Que tu amor quede impregnado en nuestro corazón. Bendice nuestra vida, a cada una de las personas con las que convivimos. Gracias por estos momentos de alegría y regocijo para la diócesis”, agradeció el padre Alonso.
El sacerdote puso en manos de san Vicente las necesidades de la familia vicentina y de la comunidad en general y le pidió ser ejemplo de inspiración para glorificar a Dios.
Finalmente los ahí presentes ofrecieron un Padre Nuestro y un Ave María para enseguida acompañar la imagen de San Vicente rumbo a la carroza que lo llevaría al aeropuerto para ser enviado a Ensenada, Baja California.
El sacerdote agradeció a la comunidad diocesana por haber dispuesto su corazón para esta visita tan especial de la reliquia de San Vicente de Paul y la familia vicentina se quedó bendecida por san Vicente y con el compromiso de seguir trabajando por los más pobres y necesitados, “sus amos y señores”.
“Fue un momento de gran alegría y doy gracias a Dios por todas las bendiciones que ha derramado sobre nosotros y que esta bendición siga dándose a notar en nuestras familias, en nuestras diócesis, en nuestras comunidades con la paz que tanto necesitamos, con el amor que tanto estamos llamados a compartir y con la idea de que la santidad es posible.
Pbro. Alonso Núñez, sacerdote vicentino.