Presencia
El pasado lunes 23 de mayo, la policía municipal desalojó el campamento que los migrantes levantaron frente al centro de detención de Ciudad Juárez después del incendio que acabó con la vida de 40 hombres.
De acuerdo a los reportes periodísticos, algunos migrantes se retiraron por su voluntad, pero otros más fueron retirados por la fuerza y ni siquiera se les devolvieron sus pertenencias.
El Gobierno Municipal argumentó que el desalojo fue por cuestiones sanitarias y de seguridad y ofreció un refugio con baños y regaderas.
Sin embargo, muchos de los migrantes no quieren entrar en un albergue gestionado por las autoridades. Por ello la pregunta de esta semana es:
¿Qué opina del desalojo por la fuerza de migrantes que permanecían en la vía pública a un costado del INM y cómo se podría resolver la falta de confianza de los migrantes para ir a los albergues?
Desde mi punto de vista y por la información en los medios de comunicación ya que yo no me he acercado a dialogar con las personas que acampaban, lo que puedo percibir es que había personas institucionales que se acercaron a dialogar con ellos de una buena manera pidiendo el desalojo del lugar. Es entendible la reacción de los migrantes cuando les piden desalojar o moverse de un lugar. Ellos ya han tenido un caminar largo en el que muchas personas las rechazan por su forma de vivir este éxodo. Pero ellos lo que menos quieren es seguirse moviendo a otro lugares sin ninguna esperanza de poder cruzar a Estados Unidos. Veo que en esa petición intervienen los agentes policiacos, y se ven forcejeos hacia los migrantes y viceversa. Ese tipo de actitudes de los policías no ayudan mucho en situaciones de vulnerabilidad. Generan más violencia que paz o tranquilidad.
También escuché por parte de los migrantes, al día siguiente de que se movieron, que se sintieron mejor y descansaron bien en el nuevo lugar y que les falta privacidad para bañarse.
Entonces esto no quiere decir que se ha dado solución a la situación migratoria. Estar viviendo a. la intemperie, en carpas blancas grandes o en albergues, o inclusive en casas prestadas o de renta, o que los envíen a otra ciudad, no es una solución para las personas migrantes y desplazadas. No resuelve su proceso migratorio ni en México, ni en Estados Unidos.
Los diversos asentamientos que se han venido presentando y los que se presenten en el futuro de esta realidad migratoria, no cumplen con una atención digna y adecuada para ningún ser humano. Hemos visto, desde nuestra experiencia, que la mayoría de los migrantes buscan seguir manteniendo su libertad humana. Ellos mismo dicen que no quieren estar en albergues, porque no les dejan salir, o no ofrecen lo necesario (orientación y formación, comida, ropa, expresión de religión, etcétera), entonces ellos tratan de encontrarlo en otro espacio fuera.
Ellos requieren trabajar. Y sí hay trabajo, pero la mayoría de ellos no traen un permiso para permanecer en México. Piden trabajo y el empleador les pide su permiso. Tratan de tramitar el permiso y les piden un contrato de trabajo; realmente es un círculo vicioso muy cansado.
Muchos han perdido la confianza de vivir en un albergue debido a que han escuchado de sus amigos, hermanos, parientes, la manera inadecuada en que los tratan (coordinadores, voluntarios, instituciones). Y sienten que no pueden denunciar esos atracos debido a que pueden ser “expulsados”, “corridos”, “amenazados”, “secuestrados”, “abusados”, “violentados”, etcétera.
Es importante saber que la mayoría de los albergues son particulares, hay personas que son voluntarias y otras que reciben alguna aportación y que algunos no tienen una formación o capacitación para atender a personas en situación vulnerable.
Se requiere un acompañamiento integral, el cual permita que los migrantes sean tratados como seres humanos en búsqueda de respeto a sus derechos humanos, para una vida más digna.
En una sociedad multicultural es importante la promoción, educación y formación.
Hna. Antonia Aranda, HNM/ Sembrando hoy, cosechando mañana, AC.
Considero que para que la gente vuelva a querer permanecer al interior de los albergues estos tienen que tener y/o contar con lo que los migrantes necesitan para sus procesos y sobre todo ver un trabajo en conjunto y no que se vean esfuerzos aislados, ya que denota una desorganización y hasta cierto punto un descontrol de la situación.
Hemos visto en los últimos días/semanas que desgraciadamente la violencia o fuerza genera más de esto mismo. Ahora yo preguntaría ¿cuál es la finalidad de haberlos mandado a ese campamento improvisado, que se quiere mostrar con ello?
Pbro. Francisco Javier Bueno/ Director de la Casa del Migrante
Respecto a la primera pregunta me parece que no hay que perder memoria, me refiero a que el sentido por el cual estaban y permanecían ahí los y las migrantes, tenía una connotación muy simbólica, era en protesta y estaban haciendo memoria por los que perdieron la vida en el incendio el pasado 27 de marzo del presente año en el INM.
No es una casualidad que hayan aparecido después de meses Manuel A. Marín Salazar, (titular de la oficina de representación del INM en el estado) y Francisco Garduño (comisionado del INM) a pesar del proceso judicial que tienen. Lamentablemente las personas migrantes son víctimas y representan un fracaso de los políticos y las políticas públicas. Tanto en nuestro país como en Estados Unidos se acercan las elecciones, y me parece que los partidos políticos ven más a la utilidad que a la persona; como decía el filósofo Ortega y Gasset “confundimos la razón de ser con la utilidad”. Se pierde de vista el sentido humano. Permanecer ahí, y en protesta, no les favorecía a ellos, porque es algo que aún no han podido resolver.
Otra deuda más en cuestión de Derechos Humanos es la manera en que se llevaron a algunas personas y porque, a donde los reubicaron, no es un lugar seguro, ni digno.
Respecto a recuperar la confianza en los albergues requerirá precisamente de este sentido no utilitarista, se requiere de tener un sentido muy humano. Para ello, quien los atiende necesita tener procesos personales de madurez humana y madurez espiritual. El respeto al otro pasa por respetarnos nosotras y nosotros mismas-os, valorarse uno mismo, eso me capacita para valorar al otro, para poder ver al otro, a la otra como lo que es: una persona con todo su bagaje cultural. Por lo tanto, lo diferente a mí, ya no se verá como amenaza, sino como una riqueza, la cual puede aportar y enriquecer en todos los aspectos.
Mientras se tenga una actitud que raye en abuso de poder e incluso abuso espiritual, las personas en albergues carecerán de la oportunidad de enriquecerse del sentido intercultural e interreligioso. «Hay que pasar del código de la emergencia y primeros auxilios, al código de la convivencia (es el camino menos recorrido) porque se trata de procesos a largo plazo que necesitan de una visión clara del presente y del futuro. Requiere la «cultura del encuentro» (Mauricio Ambrosini)
“Las migraciones no son solo y sobre todo emergencias, sino un fenómeno estructural que necesita de acogida- protección-promoción e integración. La caridad representa una pequeña parte de este proceso”.
Nos recuerda el Papa Francisco: “la pastoral en clave de misión pretende abandonar el cómodo criterio pastoral del ‘siempre se ha hecho así’. Invito a todos a ser audaces y creativos en esa tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades.. .. (EG33)
Hna Nereida Vargas, MMD/ Integrante de la Pastoral de la Movilidad Humana