Ana María Ibarra
Así como durante 20 años don Renato Ascencio León recorrió el pasillo central de la Catedral, el pasado 05 de julio sus cenizas ingresaron por el mismo pasillo en manos de sacerdotes y diáconos para ser despedido por la comunidad diocesana que pastoreó durante 20 años.
Reciben cenizas
Poco antes de las 9:30 de la mañana, las cenizas de don Renato llegaron a las puertas de Catedral procedentes de León, Guanajuato, donde falleció el pasado 27 de junio.
Monseñor Guadalupe Torres Campos, obispo diocesano, saludó a la familia de don Renato, su hermano Moisés y sus sobrinos Esther y Moisés, así como a los fieles que se hicieron presentes, para enseguida orar a Dios para encomendar el alma del obispo emérito en las manos del Señor.
En un ambiente solemne, resaltado por el canto de los sacerdotes Víctor Pineda y Francisco Bueno, los ahí presentes oraron conmovidos, pero con el mensaje de esperanza que el Salmo y la lectura proclamados dejaron en su corazón.
Monseñor Torres recordó a don Renato como hombre de fe que enseñó a su pueblo el camino para seguir a Cristo con entrega y fidelidad.
“Recibimos sus cenizas como un homenaje a Dios quien lo amó y lo esperó. Hoy estamos aquí para acompañarlo con esperanza”, expresó el obispo.
Después de esta celebración, las cenizas quedaron expuestas para que los fieles y familiares elevaran a Dios oraciones y rezos por el eterno descanso de monseñor Ascencio León.
Legado de don Renato
Con la presencia monseñor Gerardo Rojas, obispo de Tabasco, del presbiterio diocesano, sacerdotes de Cuauhtémoc-Madera, religiosa, diáconos y laicos, se llevó a cabo la misa de despedida a los restos mortales de monseñor Renato.
Las vestiduras episcopales de don Renato y el evangeliario fueron colocados junto a la urna de sus cenizas.
“Fuimos creados para la vida en plenitud. Como dice San Agustín: no descansaremos hasta descansar con Dios. Don Renato goza de la nueva vida, de la presencia de Dios, de la habitación preparada para él”, expresó monseñor Torres.
El obispo, compartió el legado que dejó don Renato en esta diócesis durante sus 20 años episcopales.
“Recordamos su presencia y su carácter que se imponían, pero también su fidelidad, su entrega generosa”, dijo.
Asimismo, invitó a los presentes a reflexionar sobre lo que don Renato dejó en cada uno.
“A nombre propio, del presbiterio y de toda la diócesis quiero agradecer al buen Dios la presencia de don Renato. Estos años, en el dolor, siempre nos tuvo en el pensamiento y el corazón. Gracias don Renato”, expresó.
También maderenses lo despidieron
En la celebración se contó con la presencia de sacerdotes procedentes de la Diócesis Cuauhtémoc-Madera, donde don Renato fue consagrado obispo, siendo aún prelatura.
El padre Ramón Arias, uno de los presentes, recordó la ordenación episcopal de don Renato, y su servicio con él.
“Yo era seminarista y me tocó su ordenación episcopal, compartir con él toda mi etapa de teología. Fue un padre para nosotros, fue muy cercano porque éramos un grupo muy reducido de seminaristas”, dijo el sacerdote, quien fue ordenado precisamente por Monseñor Ascencio.
Destacó el impulso que dio a la misión en aquella demarcación eclesiástica, y el apoyo e impulso que siempre daba a seminaristas y a los propios sacerdotes, para ser bienos servidores.
“Él quiso mucho la prelatura de Madera porque decía que fue donde aprendió a ser obispo. Era muy cercano a la gente y a los seminaristas nos insistía ser cercanos a la gente. Estoy muy agradecido con él por lo que hizo por nosotros y por el impulso que dio a la prelatura de Madera”, finalizó.
Vino a despedir a su maestro y amigo
Don Gerardo Rojas, obispo de Tabasco y quien recibió la consagración episcopal de manos de don Renato, se hizo presente en la misa de despedida a don Renato en esta diócesis, donde él lo propuso para ser obispo, cuando fue su vicario general.
Tomó la palabra y recordó que cuando trabajó con él, primero como secretario canciller y después como vicario general, don Renato nunca se quejó, aún cuando tuviera alguna dolencia.
“Siempre dijo sentirse bien. Se entregó de manera eficaz. Cuando estamos cerca de Dios se lucha en el combate. Sin duda el señor obispo don Renato corrió muy bien en la carrera de la alegría”, compartió.
En un momento emotivo, palpando el xxx en el que se colocó la urna de las cenizas de don Renato, monseñor Rojas agregó: “Que el Señor le dé la corona merecida a don Renato. Don Renato ya dio el fruto y está con Dios. Descanse en paz mi amigo, mi maestro. Que el Buen Pastor lo lleve en los hombros”.
Antes de finalizar la celebración, el hermano de don Renato, don Moisés Ascencio saludó a la comunidad que, dijo, “tanto quiso su hermano”.
“Hasta el último momento agradeció el cariño de esta comunidad. A nombre de mi familia les agradezco”, dijo don Moisés con la voz entrecortada.
Las cenizas de don Renato fueron llevadas por algunos sacerdotes hasta la puerta principal de la Catedral, donde el obispo las entregó a su familia.
Entre aplausos fueron despedidas las cenizas de monseñor Ascencio León.