Diana Adriano
El pasado 30 de agosto, la comunidad parroquial de Santa Teresa de Jesús vivió una jornada de emociones encontradas al despedir a su vicario, el padre César Solís, quien ha sido llamado a una nueva misión pastoral en la comunidad de San Judas Tadeo.
La despedida se llevó a cabo durante una solemne misa en la que participaron fieles de todos los grupos parroquiales, unidos por el cariño y gratitud hacia quien se convirtió en un verdadero amigo y pastor cercano.
La celebración estuvo presidida por el párroco de la comunidad, padre Víctor Manuel Vega, quien acompañó al padre César en este significativo momento de transición.
Encontró una familia
Durante su mensaje, visiblemente conmovido y con voz entrecortada, el padre César agradeció el amor recibido en estos tres años de servicio, reconociendo que en la comunidad encontró una familia que lo fortaleció en su ministerio.
“Han sido días de tristeza, de alegría y de mucha esperanza”, expresó en medio de lágrimas propias y de los presentes, destacando que la fe compartida en Santa Teresa de Jesús se ha convertido en un tesoro que ahora llevará consigo a su nueva encomienda.
Recordó también que los mensajes y muestras de cariño de las familias lo hicieron sentir que su misión había sido cumplida:
“Llegaste a muchos corazones”, compartió que le expresaron los fieles, agradecido por haber sido testigo de esa gracia.
El padre César subrayó que la comunidad se ha convertido en una verdadera formadora de sacerdotes y encomendó al padre Hiram Fernández, sacerdote recién ordenado, quien llegará en su lugar como vicario. Igualmente pidió oraciones por el joven Javier Villegas, de esa comunidad, quien está próximo a su ordenación diaconal.
“Aquí hay un tesoro escondido y vale la pena darlo todo por Cristo”, señaló, invitando a los fieles a seguir siendo una comunidad viva que sepa dar, buscar y mostrar a Jesús.
Finalmente, evocando las palabras de San Pablo, aseguró que su corazón permanecerá unido a la comunidad a pesar de la distancia, y que lo recibido lo compartirá en su nueva misión.
Al concluir su mensaje, todos se unieron con un fuerte aplauso, y elevaron a Dios un agradecimiento por la vida y ministerio del padre César.
Agradecen su ministerio
Al finalizar la celebración eucarística, el padre Victor invitó a los fieles a expresar un mensaje de gratitud hacia el sacerdote que durante tres años acompañó a la comunidad.
Los fieles reconocieron del padre César su generosidad, entrega y cercanía, destacando que su presencia fue un reflejo de la bondad de Dios. Recordaron con gratitud la palabra de aliento que siempre anunció, los sacramentos administrados con amor, su acompañamiento fraterno y el testimonio de su vida sacerdotal.
“Padre, esta despedida está llena de muchos sentimientos y de nostalgia. Es cierto que a veces no entendemos los designios de Dios, pero después descubrimos el porqué. Usted nos ha mostrado siempre un amor sincero y cercano. Admiramos la forma en que se daba el tiempo para escuchar a todos, llevando a Jesús a cada persona necesitada”, expresaron los representantes de la comunidad.
Entre lágrimas y sonrisas, los fieles recordaron también los momentos de alegría compartidos con el padre César: las conversaciones fraternas, sus enseñanzas y hasta su costumbre de cantar por las mañanas, que alegraba a quienes lo escuchaban.