Diácono permanente Salvador Díaz Medina
12/Febrero/1941 – 15/Marzo/2022
DESCANSE EN PAZ
Diana Adriano
Con profundo dolor, pero con la esperanza en la Resurrección, la comunidad diocesana recibió la lamentable noticia del fallecimiento del diácono permanente Salvador Díaz Medina, quien fue llamado a la Casa del Padre el pasado 15 de marzo.
El apoyo a la familia se vio reflejado en las redes sociales, en las cuales se mostró el gran cariño que la comunidad tenía hacia el diácono Chavita, como era bien conocido. A través de diversos mensajes, los católicos agradecieron la entrega y servicio a la Iglesia, que don Chava no detuvo sino hasta el día de su muerte.
Consuelo en la fe
La misa de exequias fue celebrada en la parroquia Nuestra Señora del Sagrado Corazón, el pasado viernes 18 de marzo, presidida por el señor obispo don José Guadalupe Torres, y concelebrada por varios sacerdotes amigos del diácono.
Durante la celebración, los presentes agradecieron la vida del diácono permanente y rogaron por su eterno descanso.
“Al reunirnos recordemos las palabras del Señor ‘voy a prepararles un lugar para que donde esté yo, estén también ustedes’… en esa confianza participemos en la Eucaristía para unir la acción de gracias y las súplicas por nuestro hermano Chavita”, mencionó el obispo al iniciar la celebración.
Asimismo pidió que la familia reciba el consuelo en Dios, y se sientan con la alegría por todas las semillas de fe que el diácono sembró en la comunidad diocesana, y la forma en que ayudó a la Iglesia.
El obispo dio gracias a Dios por la vida del diácono, mientras las vestiduras litúrgicas que Chavita utilizó cientos de veces en vida, eran colocadas en el féretro que resguardaba sus restos.
“Señor, recibe a nuestro hermano Salvador, que mientras servía en tu Iglesia llevaba estas vestiduras de fiesta. Concédele ahora revestirlo de gloria en tu presencia y que te celebre eternamente”, dijo el obispo.
Siempre dispuesto
Después de la lectura del Evangelio, el obispo reconoció el noble servicio de Chavita a la Iglesia.
“La vida es una fiesta al reconocernos hijos de Dios y debemos disfrutar la vida para llegar a la meta, la plena felicidad en la vida eterna con Jesús. Esa meta, Chavita la tenía muy clara, por eso damos gracias a Dios, por el hermoso regalo de su vocación”, dijo el obispo, quien también recordó el espíritu de formación y de superación que tenía don Salvador
Al concluir la celebración, los sacerdotes y diáconos recitaron las últimas oraciones del rito de exequias, mientras se realizó la aspersión del agua e incienso sobre el féretro.
Entre llanto y dolor, pero con fe y esperanza en la resurrección, los asistentes dijeron adiós al diácono permanente.
Comunidades en las que sirvió:
Santa María de la Montaña
Espíritu Santo
San Antonio María Claret
San Andrés
Santo Toribio
San Martín Caballero
El Señor de los Afligidos
San Juan Bautista
Santa Rosa de Lima
San Antonio de Padua
San Juan Bosco
San Juan de los Lagos
Dios Padre