Ana María Ibarra
Con un sentido homenaje, la comunidad del Movimiento Familiar Cristiano se despidió el pasado 23 de mayo de María Luisa Armendáriz, pionera de Madres Responsables (MaRes), quien falleció el pasado 21 de mayo a causa de un paro respiratorio.
Celo apostólico
Durante su vida de servicio María Luisa Armendáriz vivió siempre un celo apostólico, recordaron Paola y Osbaldo Quintana, quienes participaron en el equipo diocesano del MFC junto con ella en el trienio 2016-2019.
“María Luisa fue un pilar para la parroquia La Resurrección del Señor. Fue secretaria y aunque estaba en MaRes nunca dejó de servir”, compartió Osbaldo.
“A nivel diocesano María Luisa fue la primera madre sola que participó en el MFC en el 2006. Madres Responsables era un servicio institucional de área II, luego pasó a ser membresía. Ella se capacitaba e
impartía los temas a las madres. Fue promotora y capacitó a las promotoras actuales”, compartió el matrimonio Quintana.
“Tenía un celo apostólico que contagiaba. Era una mujer muy preparada que hablaba de cualquier tema y con cualquier persona, según las circunstancias, era muy empática”, agregó Osbaldo al reconocer que MaRes se encuentra en un buen nivel nacional gracias al trabajo incansable de María Luisa.
Mujer entregada
Paola y Osbaldo definen a María Luisa como una gran guerrera, líder, convencida de su fe.
“Hablar de María Luisa es hablar de lucha, de entrega, de amor a Dios. Fue una mujer de santidad, alegre, a pesar de que en su vida personal tuvo momentos difíciles, siempre nos sacaba una sonrisa y si andabas mal, te daba el regaño. En ella vimos la sabiduría”, dijeron.
En un momento de su vida, María Luisa se comprometió con el CERESO femenil llevando no solo comida, sino artículos personales y todo lo que las internas necesitaran.
“Puso su granito de arena realizando obras de misericordia. Visitó a las mujeres en la cárcel cuando coordinó MaRes”, recordó la hermana Jacinta, religiosa de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, quien coordinó la Pastoral Penitenciaria.
“Mi oración y solidaridad hacia la familia de María Luisa por su gran pérdida. Sabemos que ella descansa en paz, se ha mudado a una casa más bella, y es la casa de nuestro Padre. Agradezco a Dios por el tiempo compartido”, agradeció la religiosa en un audio compartido a Presencia.
Emotiva despedida
Hace casi un mes María Luisa fue operada de la vesícula y enviada a convalecer a su casa, donde se le complicó la recuperación, por lo que tuvo que re-ingresar al hospital.
“Le detectaron neumonía y falleció de un paro respiratorio. Fue sorpresivo para todos”, dijo Osbaldo con la voz entre cortada.
Dada las circunstancias que se viven por la pandemia, la familia emefecista no pudo estar presente velando los restos de María Luisa, sin embargo, rindieron un homenaje el sábado 23 de mayo.
Algunos emefecistas siguieron la carroza que transportaba el cuerpo de María Luisa desde la funeraria hasta el cementerio, en cuya entrada aguardaba otro grupo de personas.
Al llegar la caravana fúnebre, los efemecistas soltaron globos blancos y despidieron con aplausos a quien fuera una gran compañera y a quien hoy piden su intercesión.