Don Memo Sánchez, sacristán de Jesucristo Sol de Justicia, dio gran ejemplo de lo que implica y debe ser el Sacerdocio Común…
Diana Adriano
Un gran ejemplo de servicio llevado con alegría y misericordia y que resultó en gran apoyo a la comunidad, fue el que prestó don Guillermo Sánchez, sacristán, ministro y fiel servidor en la parroquia Jesucristo Sol de Justicia, quien fue llamado a la Casa del Padre el pasado 28 de agosto del 2022.
Siendo por muchos años la mano derecha del padre Antonio Urrutia, así como de los anteriores párrocos, don Memo fue despedido en medio de la tristeza, pero también de la esperanza en la resurrección.
Vida de entrega
Don Memo, como era conocido, inició sus servicios como ministro en la parroquia Mártires Mexicanos, pero cuando el obispo don Manuel Talamás autorizó la construcción de un nuevo templo en la calle Palacio de Mitla, lo invitaron -junto a su esposa- a ser nuevo servidor.
“Cuando el obispo entrega la comunidad a la familia franciscana, mi papá comienza apoyar a los padres franciscanos con celebraciones de la Palabra y en lo que necesitaban”, recordó Berenice Sánchez, hija de don Memo.
Al llegar el padre Francisco Galo como nuevo párroco se abrió una nueva capilla, la cual confió al cuidado de don Memo.
“Mi papá le propuso al padre que la capilla se llamará ‘El Señor de las Maravillas’ por un santuario que hay en donde él nació, Tula, Hidalgo. Al padre le pareció buena idea”, dijo Berenice sobre la citada capilla, ubicada en la Av. Ramón Rayón esquina con Búfalo.
“Después llegó el padre Urrutia como nuevo párroco y siguió el apoyo de mi papá para celebrar en la capilla y en la parroquia”, añadió.
Concluyó estudios de teología
Don Guillermo siempre se destacó por su amor a Dios y a la Iglesia. Celebraba con solemnidad algunos funerales y se encargaba siempre de preparar el altar para la Santa Misa.
También llevaba la Sagrada Comunión a algunos hospitales y apoyaba al padre Marcelino Delfín en la Comisión Diocesana de Liturgia. Igualmente, por invitación de otras comunidades, impartía un tema sobre la Virgen María.
Para reforzar su servicio, don Memo concluyó estudios en el Instituto Diocesano de Teología para seglares.
“Mi papá no tenía estudios, pero su amor a Jesús y a la Iglesia lo llevó a tener muchos conocimientos”, afirmó Berenice.
Su muerte
En la época de más violencia en Ciudad Juárez, don Memo comenzó con problemas de hipertensión, la que le hizo perder la vista.
“A pesar de no tener visión, se levantaba y venía a apoyar en la comunidad. Gracias a Dios su problema tuvo solución y con una operación le regresaron el 80% de su visión. Para él, esto fue un milagro”, dijo su hija.
Relató que en su última noche, su papá se sentía muy mal, pero accedió apoyar al padre Toño en una celebración.
“Preparó su mensaje para la celebración de la Palabra, pero el domingo en la madrugada su condición empeoró, y falleció”, compartió Berenice.
Fieles de Jesucristo Sol de Justicia y Mártires mexicanos acudieron a los servicios funerarios de don Memo, para mostrarle el gran cariño que siempre le tuvieron. Sus cenizas reposan en la parroquia a la cual sirvió con entrega y alegría.
Sacerdocio común
Para el padre Antonio Urrutia, párroco de Sol de Justicia, el servicio de don Guillermo, como bautizado, fue un claro ejemplo del ejercicio del Sacerdocio Común.
“Sin duda don Guillermo fue y seguirá siendo un gran ejemplo para todos nosotros, siempre entregado y dispuesto a llevar el Reino de Dios al más necesitado. Nos deja un gran hueco en el corazón y en la comunidad, pero lo recordaremos siempre por el gran legado que nos dejó”, dijo el padre Antonio.
“Le doy gracias a su familia porque sin su comprensión, apoyo y disponibilidad, don Memo no hubiera logrado hacer tantas cosas en beneficio de la comunidad. Les estaré eternamente agradecido”, concluyó el presbítero.