El Papa Francisco mantuvo este lunes 25 de noviembre un encuentro privado con el emperador de Japón, Naruhito, en el Palacio Imperial de Tokyo, en el contexto del viaje apostólico que está realizando a este país asiático.
El Santo Padre llegó al Palacio Imperial a las 11:00, hora local, y fue recibido por el mismo emperador a la entrada del Palacio. Después, ambos atravesaron el atrio del Palacio y accedieron a la Sala de Audiencias, donde conversaron en privado.
El emperador agradeció al Papa su encuentro con las víctimas de la triple catástrofe que golpeó al país el 11 de marzo de 2011: un evento catastrófico que comenzó con un terremoto de 9 grados de magnitud, seguido por un tsunami que provocó la explosión de 3 reactores nucleares en la central de Fukushima.
Por su parte, el Papa señaló que recordaba el día que conoció la noticia del ataque con bombas atómicas sobre Nagasaki e Hiroshima. Entonces tenía 9 años y el Papa lloró al conocer la magnitud del bombardeo.
También hablaron sobre el problema medioambiental y sobre una de sus consecuencias: el acceso a agua potable.
Tras la reunión, el Papa obsequió al emperador de Japón con un cuadro en mosaico que reproduce una obra de arte del pintor romano Filippo Anivitti (1876-1955). El mosaico muestra el arco de Tito que se encuentra en los Foros Imperiales de la ciudad de Roma.
Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, Japón adoptó la forma de Estado de monarquía parlamentaria. El emperador Naruhito accedió al trono imperial de Japón el 1 de mayo de 2019 tras la renuncia de su padre Akihito.
Nació en Tokyo en 1960. Fue proclamado heredero al trono tras la muerte de su abuelo, el emperador Hirohito, en enero de 1989. Su entronización como emperador tuvo lugar el 22 de octubre de 2019, momento en el que, oficialmente, se convirtió en el 126 emperador de Japón.