Pedro Donoso Brant/ Aciprensa
Cuando era muy pequeño, esto es, desde la fecha que aún tengo recuerdos, no podía dormir si no se sentaba en mi cama junto a mi madre. Yo soy el segundo de 6 hermanos, lo primero era oír algún cuento o alguna historia, y luego la infaltable oración antes de dormir. «Jesusito de mi vida, eres niño como yo, déjame ser tu amigo, yo te entrego mi corazón, y tu me das tu amor, cuídame al dormir por favor» o la bien conocida oración «Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día», luego me pergsinaba y a dormir.
Cuando conversamos de este tema entre adultos ya de mi edad, a muchos les trae bellos recuerdos esta costumbre, y no encontramos mucha explicación porque no es un hábito como lo fue antes.
Primer Catecismo
Cuando asistimos a la Santa Misa, la proporción de edad de los fieles que vemos es mas o menos un setenta por ciento de adultos mayores, y en el treinta por ciento restante no son todos adolescentes, tal vez la minoría, creo que eso es consecuencia de esta falta de enseñanza de orar que tienen los niños. Y es una de las tantas razones por la cual debemos retomar esta costumbre tan bella, porque así se iniciaba la comunicación de los padres con los hijos, es el primer catecismo, es la primera enseñanza de amor por Jesús. No es esto nada de difícil, empecemos de nuevo.
Algunos consejos
- Comencemos de una manera muy familiar y sencilla, oremos con nuestros hijos junto a su cama, ambos padres, y seguro que nuestros hijos y nosotros dormiremos con una gran paz interior.
- No busquemos ninguna oración complicada, lo más sencillo y natural posible y estaremos sembrando las más hermosas de las semillas en el corazón de nuestros hijos, y esta podrá dar los frutos que el Señor no pide.
«En un jardín de hermosas flores, el Señor dejo caer una semilla, y encargo a su hijo el riego y el cuidado, así fue como germinó la mas bella de todas, el Señor la esta ahora esperando en su mesa sólo él sabe cuando, porque y para que»
- No olvidemos poner en un lugar destacado en la habitación donde duermen los niños, alguna imagen de Jesús, a mi me agrada más en las que esta en brazos de su Madre la Virgen María.
4.Importante que tengan a la vista algún recuerdo de su bautismo y luego, si la han hecho, de su primera Comunión. Una pregunta me he hecho siempre, ¿porque no se pone una foto del día de matrimonio de los padres en la habitación de los hijos?
- Percibir la presencia de Dios, de Jesús, de la Virgen María desde pequeños, nos reconforta y nos da paz, no hace sensibles en nuestra fe. Porque si los hijos por ejemplo observan a sus padres que están tomados de la mano, con los ojos cerrados en comunicación con Dios, seguro de que ellos harán lo mismo, y de verdad percibirán al Señor. Recuerden que Él nos dijo que ‘si dos o más se reúnen en mi nombre yo estaré dentro de ellos’.
Creo que esta experiencia es imborrable en nuestros niños, Dios Padre, Dios Hijo, el Espíritu Santo, mi padre, mi madre, mis hermanos, junto a mí orando en casa, que confianza para quedar en las manos de Dios.