Ana María Ibarra
Consciente de que los migrantes en esta latitud no provienen solamente de América Latina, México o Centro América, y ante la llegada de migrantes haitianos y afganos al país, el padre Javier Calvillo, director de la Casa del Migrante de la Diócesis de Ciudad Juárez, expuso en entrevista la necesidad de responder a este nuevo reto con la acogida.
No han llegado a Juárez
Ante la nueva etapa en la migración que ya está presente, y proviene de Oriente, el padre Javier Calvillo reafirmó que la migración es un signo de los tiempos y que no sucede exclusivamente por la pobreza o por leyes de los países expulsores.
“Ahora vemos que hombres y mujeres se sientan en el poder por ideas y la gente tiene que salir huyendo. Lo que está pasando en Oriente es el clásico ejemplo del hombre que se sienta con su soberbia, poniendo en riesgo no solamente a un grupo sino a toda una nación, como lo vemos en Afganistán”, dijo.
Si bien el sacerdote señaló que en la Casa del Migrante no se encuentran hospedados ni haitianos ni afganos, compartió que en otros lugares de México ya hay gente de Afganistán que está pidiendo apoyo en los albergues.
El sacerdote recordó la oleada de migrantes que llegaron en el año 2019 procedentes de África, Venezuela, e incluso Haití, y reconoció un cambio en el fenónemo migratorio.
“La migración va cambiando. Va cambiando de rostro, va cambiando de cultura y ahora los vemos de Oriente. Lo que nos toca hacer es acoger, echarles la mano en lo que se pueda y en lo que ellos quieran realizar”, dijo.
Agregó que lo primero es conocer cuál es su meta, si es México o algún otro país.
“Tienen mucho qué ver sus ideas y su finalidad como migrantes”.
Acoger y apoyar
El director de la Casa del Migrante compartió que la información que tiene es que aún es poca la presencia de afganos en todo el país.
“Es complicado que los afganos lleguen a México, tendrían que buscar sus medios. Hay afganos que ya están en Tijuana, pero no sabemos cómo llegaron. Tal vez en barco, o en helicóptero. Cuando ellos lleguen lo principal será conocer sus historias”.
Sin embargo, agregó, la Iglesia debe dar respuesta a los verbos que el Papa Francisco pide tener en cuenta: acoger, proteger, promover e integrar.
“No nos fijamos en la cultura, ni en el idioma, simplemente en su ser persona que tiene derecho a ser acogida, como cualquier hijo de Dios, independientemente de la cultura, religión o ideologías que tengan. Van caminando y en el proceso de migración se debe acoger. Para eso estamos nosotros como pastoral”.
Ante las distintas versiones que difunden los medios de comunicación sobre los motivos de migración, el padre Calvillo señaló que, aunque es importante conocerlos, la principal preocupación de quienes trabajan por los migrantes deben ser las personas y los riesgos que corren, independientemente de las causas de su salida.
“No sé si será porque es un país peligroso, o si es por el gobierno, o por golpe de Estado, lo que importa es que la gente tiene miedo y tiene que salir. El miedo, cuando llega, te dice que tienes que correr. Sólo ellos podrán decir por qué tienen que salir. Pero si salen y llegan, hay que acoger y apoyar”, sentenció.
Juntos ante la nueva realidad
El padre Javier informó que tampoco han llegado a la Casa del Migrante haitianos, pero recordó que en años anteriores tuvieron algunos huéspedes originarios del Caribe y en este momento ha visto a algunos de ellos en sectores específicos de la ciudad.
“La migración es un reto. La pandemia, la violencia, la inseguridad, el clima, todo esto influye. Además, toda la gente de México que están deportando de los Estados Unidos llega a nuestra casa. La llegada de esa población que viene implica otros rostros de la migración. El reto va a ser fuerte”, advirtió.
Señaló que tanto organizaciones civiles como los tres niveles de gobierno no han podido organizarse para responder adecuadamente, y destacó que con el cambio de gobierno municipal y estatal, se espera que todos pudieran sentarse y platicar sobre esta realidad.
“Ojalá que pudiéramos sentarnos para platicar y enfrentar esta realidad. Estamos a tiempo, antes de que pudiera complicarse en este momento de pandemia y ante la violencia”.
El sacerdote agradeció a la gente que sigue ayudando a la Casa del Migrante económicamente y en especie.
“Ellos son los que nos ponen a trabajar, porque teniendo la materia prima y teniendo a nuestros migrantes, hay que continuar con el trabajo a favor de nuestros hermanos”.