- En entrevista, el presidente de Coparmex Juárez hace un recuento del impacto de la pandemia en las empresas, su sinergia con la sociedad y cómo llevan a la reactivación para la “nueva anormalidad”…
Presencia
¿Cómo las empresas locales han enfrentado la pandemia y cuarentena hasta hoy y que ha sido lo más difícil?
Como Dios se los ha dado a entender. Ha habido de diversas maneras. Las primeras sorpresas que tuvo la empresa, porque esto no estuvo agendado, fue que tenía que pagar sueldos y gastos sin tener ingresos, dado que esto se dio a partir de la última semana de marzo, y el 30 de marzo salió un comunicado de pagar los salarios y dejar de hacer actividades, entonces algunas empresas buscaron la distinción de actividad esencial para agarrarse de ahí, algunas empresas que hacían algún producto automotriz, pues empezaron a tratar de hacer cubre bocas para aferrarse a una actividad económica. Finalmente las empresas respondieron de una forma muy responsable, tan es así que estamos a 70 o 75 días del primer día, esto ha sido muy amplio y doloroso para algunas empresas, pero todo el tema está en lo económico, que siguen teniendo gastos sin tener ingresos. Otras empresas tuvieron la capacidad
de mandar gente a trabajar a sus casas, a lo que yo llamo “home family office” en el sentido de que algunas actividades son de oficina, de hablar por teléfono y se puede, digamos, improvisar en casa para realizar estas actividades, claro que no es el mismo resultado o efectividad que cuando está uno en la oficina con todas las herramientas, pero era una opción comparado con la ‘no actividad’, y pues sí se ha reducido en una forma muy importante la actividad económica y algunas empresas han tenido que ajustar salarios a la baja, algunas empezaron ajustando salarios de los niveles más altos, pero con el paso del tiempo tuvieron que hacer un ajuste parejo y esto les ha complicado el tema financiero, sobre todo porque no ha habido línea de financiamiento que les permitan salvar esto de una forma buena.
Desde una visión cristiana ¿cuál cree que ha sido el principal aporte de la empresa en esta crisis sanitaria?
Pues que ahorita nos vemos más como personas, como seres humanos en vez de como un expediente. Incluso cuando las personas se fueron a trabajar a su casa, pues se les respetó el bono de puntualidad, y yo creo que ha habido una respuesta muy cristiana, muy humana, ahorita ya sabemos quién tiene algún tipo de enfermedad o quiénes viven con sus padres, quiénes se trasladan en transporte urbano, entonces yo creo que esa pandemia nos hadado lecciones muy humanas, muy positivas, ha tenido acciones muy buenas y creo que también la Iglesia católica a hecho un acto de bondad al sacrificar las misas, donde de cierta manera puede ser un foco de infección y eso lo vemos también positivo. Creo que muchos sectores de la sociedad se han portado muy bien y claro que el tema cristiano está allí. Muchas personas se han cobijado también en la oración en el cambio brusco de hábitos, muchas personas se han refugiado también en el cristianismo de esta manera.
¿Cómo llegan las empresas a la reactivación y al inicio de lo que se le ha llamado nueva normalidad?
La nueva normalidad es un término y no estoy acostumbrado a la nueva normalidad yo le llamo “nueva anormalidad”, pero las empresas, principalmente a las que se dedican a las actividades esenciales como lo son la minería, la construcción y automotriz y las proveedoras de esas empresas, son las que entran en este supuesto. También las que son de conveniencia, de autoservicio, pero sigue habiendo fallas con la ley, porque una pequeña mercería, en donde un tendero pudiera atender a clientes de uno por uno, no le permiten abrir, entonces es importante buscar una apertura escalonada segura que dé certeza y que de esta manera poder dar el servicio.
¿Cuáles son los principales retos que enfrentan las empresas al retomar actividades por sectores y para lograr la reactivación económica del país?
El principal reto en Ciudad Juárez es el financiero, sobre todo porque se estuvo más de dos meses pagando gastos sin tener ingresos, entonces vamos a ver qué tan gastada está la empresa para realizar esa activación y qué tan completa, porque en algunos casos se tuvo que prescindir de personal y empezar con menos personal está más complicado.
El segundo reto es alcanzar su punto de equilibrio en donde los ingresos puedan equiparar los gastos un ejemplo; si un restaurante inicia operaciones al 20 por ciento de su capacidad, cuando a lo mejor el punto de equilibrio va a ser cuando tenga el 80 por ciento, va a tener un gasto más grande que el ingreso y le va a mantener otra vez en su actividad, pero buscando que un corto plazo pueda alcanzar ese punto de equilibrio.
El punto número tres es recuperar la confianza de los clientes o bien que los clientes de servicios o productos también tengan una capacidad de compra similar a la que había antes de la contingencia, porque lo que es más complicado de reactivar son las cadenas productivas, es decir, que un pequeño taller que fabrica un producto, le den un cierto pedido grande y ese taller se lo vende a la industria, entonces cuando la industria se reactiva, espera que ese taller quede ya listo y también tenga esa capacidad. Si se rompe la cadena por la contingencia, reactivarla es más complicado por el tema del flujo financiero y enseguida por el tema de la reactivación de la compra. Digamos que la reactivación es por escala.
Ahora los retos más importantes para el trabajador: punto número uno, en caso de que no le hayan reducido el salario o las prestaciones, que pueda tener un ingreso digno, si por alguna razón le redujeron el salario pues que tenga también los suficientes ahorros para superar esta contingencia, pero ahorita lo más grave es que no se ha declarado el nivel para poder reactivar la economía, o sea, una fecha real, y pues ahorita la incertidumbre es más complicada, a diferencia de si se tuvieran una hora y una fecha de reactivación.
¿Cómo cree que los cristianos católicos pueden contribuir a que la empresa cumpla con su misión en este reto de volver a la “nueva anormalidad” como usted la llama?
Creo que ambas partes tienen que ponerse en el lugar del otro, no únicamente el trabajador cristiano sino también el patrón; el patrón tiene que haber demostrado que tuvo la capacidad de ponerse en los zapatos de los trabajadores, para de esa manera hacer un sacrificio extra. Claro que si el patrón no hizo un sacrificio, los trabajadores tampoco van a poder al ver cómo los están atendiendo. Creo que si colaboramos de forma solidaria, como dijo el Papa Francisco en su visita a esta ciudad: “podemos todos perder poquito, para que todos ganemos”.