Ana María Ibarra
La sanación espiritual de los distintos aspectos de la vida no es algo que se da por arte de magia. Es el poder del Creador y la disponibilidad del alma de la creatura, lo que hace que la sanación llegue, no importa si el proceso es largo, Dios siempre sana.
Este es el postulado del Movimiento María Mediadora y es lo que ha experimentado Lorena Gutiérrez, quien ha vivido tres Seminarios de Sanación y Liberación impartido por esta comunidad a quien Periódico Presencia reconoce como Discípulos de Jesús 2023.
Vida diferente
“Desde que vengo aquí ha cambiado mi vida, conocí el amor de Dios. Sé que nos ama a todos, pero pude sentirlo”, expresó Lorena, quien es maestra de profesión.
El primer Seminario que Lorena vivió fue por invitación de una compañera docente. Sin saber lo que ahí encontraría, aceptó acudir.
«Hace 21 años mi esposo me engañó y a raíz de eso mi vida fue muy triste. Pensé que lo había perdonado y la vida siguió. Luego tuvimos una hija y eso nos unió, pero sentía resentimiento en mi alma y en mi corazón”, recordó Lorena.
En ese primer seminario de sanación, Dios bendijo a Lorena con el perdón.
“Si hubo infidelidad fue responsabilidad de los dos. Desde ese día lo amo más que nunca porque Dios me dejó en este camino con él. Tuve un embarazo y perdí a mis cuatitos, siento que vinieron a cumplir un ciclo de vida y eso nos trajo más unión entre mi esposo y yo”, dijo.
Liberada de brujería
El tema de la brujería forma parte del programa que se imparte en el Seminario de Sanación. Muchas personas no se dan cuenta que padecen a causa de una práctica de esa índole. Y eso fue lo que le sucedió a Lorena en su segundo Seminario, descubrir que la mujer con la que su esposo la engañó, le había hecho un mal en su vida.
«En la oración pedimos a Dios que nos permitiera visualizar a las personas que pudieron haber hecho algún mal en nuestra vida y cuál fue mi sorpresa que Dios me permitió ver a la mujer que estuvo con mi esposo, que me tenía enterrada”, compartió.
Si bien estos hechos solo los puede entender quien los vive, Lorena experimentó la liberación de parte de Dios.
“Soy bendecida en este mundo terrenal al sentirme amada por Dios, quien es Todo poderoso. En la oración, vi a Jesús sacando mi cuerpo de la tierra, ahí comprendí que me había liberado de ese mal”.
Sanación paso por paso
Si bien los temas de los seminarios son los mismos, en cada uno de los que Lorena vivió, logró sanar heridas distintas y en el tercero logró sanar heridas de su infancia.
«Tengo dos hermanos: uno mayor y una menor. Mi mamá viene de una familia de trece hermanos, a ella no le dieron amor, pasó carencias, pasó hambre. En mi caso sentía un resentimiento hacia ella porque no sabe dar amor, sentía que no me quería”, compartió.
Para Lorena era imposible entender cómo es que su mamá no podía darles muestras de cariño a ella y a sus hermanos, incluso no había unión familiar.
«Mi madre no recibió buenos ejemplos. No es mala madre, ahora que lo analizo y después de este nuevo Seminario, comprendo que su amor de madre es muy grande pero no sabe darlo, a ella no le inculcaron eso”, dijo.
Esa herida producía en Lorena una cierta soledad, y a pesar de contar con el amor de su marido, sus hijos y sus nietos, sentía la falta de amor de su mamá.
“Logré comprender que si estoy en el camino de Dios voy a tener todo el amor del mundo, me siento contenta. Ahorita acabo de sanar ese amor y sentí cómo la Virgen Santísima me acogió como su hija”.
Agradecida
Y añadió: “Vengo porque siempre algo que sanar en mi corazón, así lo he experimentado. Tengo 55 años, soy católica y cuando iba a la iglesia no ponía atención. Ahora voy con mi corazón abierto para recibir las enseñanzas de Dios”.
Lorena concluyó diciendo que en cada Seminario se siente como en casa y ha hablado con los coordinadores para, en cuanto haya la oportunidad, integrarse como servidora.
“Estoy muy agradecida, aquí encuentro paz, alegría y amor”, concluyó.