Diana Adriano
El Papa Francisco ha instado a la comunidad católica a orar por los líderes políticos, para que estos se dediquen al servicio de su pueblo, promoviendo el desarrollo humano integral y el bien común.
En entrevista con Periódico Presencia, el doctor Óscar Ibáñez Hernández, quien ha dedicado buena parte de su vida profesional al servicio público -además de a la docencia-,
subrayó la importancia de que los católicos asuman un rol activo y comprometido en la vida política.
Según el Dr. Ibáñez, la fe no debe ser un elemento separado de las decisiones y acciones en el ámbito público, sino que debe guiar y motivar a los creyentes a trabajar por un mundo más justo y equitativo.
“Ser un católico comprometido en la vida política significa, en primer lugar, poner a la persona en el centro de todas nuestras decisiones. Nuestra fe nos llama a actuar con justicia y a buscar siempre el bien común”, afirmó el hoy representante de la gobernadora de Chihuahua en Ciudad Juárez.
Llamados a vivir la fe
Ante la pregunta ¿Es posible ser un católico comprometido en la vida política? O, más específicamente, ¿se puede ser un político y a la vez un católico comprometido? el entrevistado respondió afirmativamente, destacando la importancia de vivir la fe en todos los aspectos de la vida, incluida la esfera política.
“De hecho, cuando un católico está llamado a vivir su fe en cualquier ámbito de su trabajo profesional y de su familia, el servicio público no es una excepción. Es una actividad como cualquier otra”, señaló.
Aunque recordó que documentos de la Iglesia reconocen que el ejercicio de la política y los puestos de gobierno implican mayores riesgos y tentaciones para la fe, los cuales deben ser asumidos de la misma manera que en cualquier otra profesión.
“La clave está en cómo fortalecer tu vida de gracia, tu fe y tu testimonio, sobre todo en mantener la conciencia de que todos somos pecadores”, afirmó.
Así, para el entrevistado ser un católico comprometido en la política no solo es posible, sino también necesario, siempre y cuando se aborden los desafíos con una fe robusta y un constante esfuerzo por vivir los valores cristianos en cada decisión que se toma.
Líder Político vs. Servidor Público
Cuando en la realidad se observa una gran confusión entre ser un servidor público y un líder político, el entrevistado explicó al respecto:
“Un líder político puede o no tener un cargo oficial; puede estar liderando una asociación, una causa, y lo de ‘político’ se refiere más que nada a la política en su sentido original, es decir, a los asuntos que tienen que ver con la ciudad y toda la comunidad», explicó.
Dijo que un líder político no necesariamente tiene una responsabilidad electoral ni trabaja en el gobierno; sin embargo, participa activamente en la política y la vida pública.
Por otro lado, un servidor público es alguien que trabaja en el gobierno y que tiene una responsabilidad específica dentro de la estructura del Estado.
“Ambos participan en política, pero de maneras distintas. Ahora bien, hay servidores públicos que también son líderes políticos, reconocidos por su liderazgo o el trabajo que realizan”, abundó.
Y destacó las diversas funciones que un servidor puede tener dentro del gobierno, ya sea en el Poder Judicial, Legislativo o Ejecutivo, sin necesariamente ocupar un puesto de liderazgo político.
“Por ejemplo, un servidor público puede desempeñarse en áreas donde su papel es esencial para el funcionamiento del gobierno, pero no está en una posición de dirección política”, dijo.
Señaló que la distinción entre estos roles es crucial para entender cómo se estructura el poder y la influencia en la política.
Mientras que el liderazgo político puede trascender los cargos oficiales, el servicio público implica una responsabilidad directa en la administración y ejecución de las políticas que afectan a la comunidad.
Sólidas raíces
El funcionario también compartió su perspectiva sobre la importancia de fortalecer la fe y vivir en congruencia con ella, especialmente en tiempos desafiantes para la vida política.
“Hay muchas maneras de fortalecer la fe y de buscar vivir en congruencia con lo que uno profesa”, abundó.
Comparó la fe con las raíces de un árbol.
“Si un árbol tiene raíces fuertes, puede mantenerse en pie por más tiempo, nutriéndose y permaneciendo vivo. De la misma manera, si uno se nutre constantemente con la Palabra de Dios, los sacramentos y la vida de comunidad cristiana, todo eso fortalece la fe”.
Así, para el doctor Ibáñez la clave para una fe sólida radica en la constancia y en la búsqueda continua de esos elementos que alimentan el espíritu.
Retos
Al hablar sobre los desafíos que enfrentan los políticos que profesan su fe en el desarrollo de su misión, el doctor Ibañez expuso que “siguen siendo los mismos de siempre”, pero con matices específicos de la época actual.
“En realidad, creo que el desafío principal sigue siendo la congruencia entre el liderazgo y la fe”, afirmó, aunque pudo señalar retos adicionales, principalmente debido al entorno actual.
“Vivimos en una época en la que mucha gente ya no tiene fe, o no practica ninguna religión. Esto significa que viven influenciados por el relativismo, que asume que no hay verdades absolutas y que cada quien define su propia verdad», explicó.
Describió estos tiempos como una era de «posverdad, relativismo y secularismo», lo que crea un entorno desafiante para los creyentes.
“El creyente se encuentra en un ambiente donde no se comunica fácilmente con una persona que no es creyente, porque tienen perspectivas distintas de la vida. Ese es el reto fundamental”, agregó.
Además, reconoció que existen muchos otros desafíos en el entorno actual, por lo que se requiere de una convicción firme y una fe robusta para mantener la congruencia entre las creencias personales y las acciones políticas.