Hablan los padres Armando Benavides y Felipe Juárez sobre su experiencia de retiro con monjes benedictinos.
Diana Adriano
También los sacerdotes Armando Benavides, párroco de Nuestra Señora del Carmen, y Felipe Juárez, párroco de Santa María de la Montaña, acudieron al citado retiro en el Monasterio benedictino Cristo en el Desierto y compartieron sus enriquecedoras experiencias.
“Hace algunos años fuimos un grupo de sacerdotes a este monasterio, que está como a 40 minutos de Santa Fe. Uno de los padres conocía al abad, así que llegamos y descubrimos este lugar tan apartado y especial”, dijo el padre Armando.
“Es un sitio donde realmente puedes conectar con la naturaleza y la espiritualidad. El entorno de silencio y oración es incomparable”, abundó.
Recordó que la vida en ese monasterio sigue la regla tradicional de San Benito, enfocándose en la oración, el trabajo y la comunidad.
“Esta estricta adherencia proporciona una estructura que fomenta la profundidad espiritual y el crecimiento personal”, explicó el padre Felipe, para quien vivir esta experiencia en el monasterio benedictino representó una oportunidad para observar de cerca cómo la austeridad y la espiritualidad pueden coexistir armoniosamente.
Un lugar de encuentro
El Monasterio de Cristo en el Desierto alberga a los monjes benedictinos y también ofrece una sección para visitantes, incluyendo a pastores protestantes que buscan un lugar para retiros de oración.
“Nosotros aprovechamos esa experiencia para estar con ellos en comunidad. Recuerdo que estábamos allí junto a pastores protestantes que también hacían su retiro. Los monjes fueron muy amables, nunca hicieron distinción y nos dieron una introducción a su vida en el monasterio”, expresó el padre Armando.
Por su parte, el padre Felipe, compartió:
“Vimos peregrinos de otras partes de Estados Unidos, pero a mí me llamaron la atención estos peregrinos protestantes que estaban buscando una experiencia seria de Dios. Me llamó la atención el hecho de que la encontraron a través de la Iglesia Católica”.
Este hecho, resaltó el sacerdote, remarca la universalidad de la espiritualidad benedictina, que trasciende las barreras denominacionales y atrae a personas de diversas tradiciones cristianas en busca de una conexión más profunda con Dios.
Ora et Labora
El padre Armando consideró que la espiritualidad de San Benito es muy adaptable a los tiempos actuales.
“Esa experiencia fue muy especial porque en el sector en el que nos quedamos no había electricidad… era acostarnos temprano, pero el mismo lugar ayuda. Ellos son muy respetuosos de la espiritualidad, y su famosa frase ‘Ora et labora’ (oración y trabajo) y fue muy interesante porque eso marca la vida de todo cristiano”, dijo.
“Para nosotros fue una experiencia de silencio, de retiro. El hecho de que no hubiera luz también ayuda porque vas apagando luces en tu interior y entras en una calma que también necesitamos para purificarnos. Fue una semana que nos ayudó a una alimentación y balance espiritual”, explicó.
Durante su estancia, los sacerdotes se integraron en la vida comunitaria del monasterio, participando en momentos de oración, la santa misa y compartiendo las comidas con los monjes.
“Es muy interesante ver que es un monasterio vivo con bastantes monjes, la mayoría de Estados Unidos”, señaló el padre Armando.
También recordó con especial cariño que el día de San Benito (11 de julio) coincidió con su estancia en el monasterio.
“Fue un día muy especial. Hasta dieron permiso a los monjes de hablar en el comedor, normalmente son muy respetuosos del silencio, no silencio sepulcral, pero sí bastante tranquilo. Fue un día muy festivo” comentó.
Humildad y devoción
El padre Felipe destacó la inspiración que a San Benito le dio el Espíritu Santo, que indudablemente era avanzada para su tiempo y lo hizo un pilar inamovible de la Iglesia.
“Él es una de las bases en la espiritualidad monástica. Desde el siglo IV, cuando San Benito vivía, escribió la regla que se ha convertido en la madre de muchas reglas de conventos y casas religiosas que todavía se inspiran en ella”, añadió el entrevistado.
La regla de San Benito, centrada en la oración y el trabajo, sigue siendo una guía esencial para muchas comunidades religiosas en la actualidad.
“Además de ser un gran santo, San Benito fue un místico lleno de carisma y de la gracia de Dios en su vida. Fue el fundador de los benedictinos y de otras congregaciones, porque de ahí surgieron varias inspiraciones de vida religiosa”, añadió el padre Felipe.
En concreto, para el padre Felipe, la vida monástica de los benedictinos “es una lección constante de humildad y devoción”.
“La forma en que abrazan la austeridad, mientras mantienen una espiritualidad profunda, es verdaderamente inspiradora”, indicó el sacerdote.
Consejos para la vida espiritual
Los sacerdotes entrevistados compartieron varios consejos para la vida diaria de los fieles, basados en la espiritualidad benedictina.
El padre Armando destacó la importancia de conocer y leer las obras de San Benito.
“Es muy interesante conocer la vida de San Benito y leer algo que él mismo haya escrito. El contacto directo con las obras de los santos es siempre valioso”, comentó.
Subrayó la relevancia de la famosa frase de San Benito.
“Yo me quedaría con la frase ‘Ora et labora’ como esa espiritualidad muy fuerte que marcó los inicios del cristianismo en Europa, pero sobre todo, para entrar en la propuesta espiritual que él nos da. Ser personas de trabajo y oración, y más en este Año de la Oración previo al Jubileo”, reflexionó.
Hospitalidad y oración
Por su parte, el padre Felipe, enfatizó el carisma benedictino de recibir al peregrino, relacionándolo con la situación actual de los migrantes.
“El benedictino tiene como carisma el recibir al peregrino, y viendo nuestra realidad con los migrantes, este mismo aspecto es un consejo: asistir al hermano en su necesidad. El benedictino, aunque es monje, tiene ese sentido muy claro de vivir la caridad con el peregrino, ayudar y socorrer”.
El padre Felipe también resaltó la importancia de la vida de oración para una vida espiritual fructífera.
“La vida espiritual, sin la oración, no es fecunda, no crece, no fructifica, no avanza; al contrario, se nos deteriora la vida y la existencia”, destacó.
En este sentido, dijo que es importante asumir la frase “Reza y Trabaja”, que integra la vida de fe a la entrega a Dios.
“Es vivir una vida espiritual fecunda también en las obras”, dijo.
Ambos sacerdotes coincidieron en que, sin Dios, la vida puede volverse un mero activismo sin fruto espiritual y por ello el padre Felipe subrayó la necesidad de tener una confianza plena y total en Dios para que la vida espiritual dé fruto.
“Dejarse en manos de Dios sabiendo que Él sabe lo que es mejor para nuestra vida. Ahí empieza un camino”, puntualizó.
Para saber…
El Monasterio ‘Cristo en el Desierto’ es un refugio benedictino situado en el corazón del desierto del Cañón Chama, a 75 millas al norte de Santa Fe, Nuevo México, es conocido por su profunda atmósfera de silencio y oración. Rodeado de montañas y cerros, este monasterio construido de adobe ofrece un espacio único para la meditación y la reflexión espiritual.