- Era el último vivo, de los cuatro primeros diáconos permanentes ordenados para la Diócesis de Ciudad Juárez en 1999. Falleció de Covid 19…
Diana Adriano
La Iglesia diocesana llora de nuevo la pérdida de un servidor de Dios, ya que el diácono permanente Abraham Gutiérrez, fue llamado a la Casa del Padre el pasado domingo 1 de noviembre a consecuencia del Covid-19.
El clérigo era originario del municipio de Encarnación Díaz, Jalisco, sin embargo, desde sus primeros días de nacido sus padres se trasladaron a Ciudad Juárez, por lo que siempre se sintió juarense.
Iniciador del diaconado
El ministro eclesiástico fue iniciador del diaconado permanente en la diócesis, pues el 27 de diciembre de 1999, fue uno de cuatro los primeros diáconos permanentes ordenados por el entonces obispo, don Renato Ascencio León.
“Mis padres iniciaron su servicio en Mater Dolorosa, y fue ahí cuando el padre Jorge Gustavo Fong, mirando una serie de carismas en mi papá, lo invitó entrar a la escuela del diaconado y perseveró hasta el punto de ser uno de los primeros cuatro diáconos permanentes ordenados en Ciudad Juárez”, mencionó Raúl Gutiérrez, hijo del diácono.
Fue ordenado junto con los señores Antonio Salcido, Fernando Ortiz y Juan Manuel Muñoz. Su padrino fue el padre Fong, quien lo impulsó en este camino que siguió siempre con gran amor y entrega.
“Cuando él fue llamado a ser diácono, para nosotros era algo nuevo y para la diócesis, porque la gente no estaba acostumbrada a ver a alguien en el altar, que tuviera esposa e hijos. Para él fue un reto ir abriendo camino poco a poco, para que hubiera más diáconos permanentes en la diócesis”, compartió su hijo.
Luego de recibir la ordenación, don Abraham fue nombrado primer coordinador general de los diáconos permanentes en Ciudad Juárez.
Entrega y servicio
El diácono Abraham, siempre fue reconocido por su gran amor a Dios y su entrega generosa en las parroquias donde sirvió.
“Era un diácono que conocía perfectamente su misión, él no solamente se enfoca en celebrar la Palabra o los sacramentos que se les permiten, sino que se tomaba muy enserio el acompañamiento a los grupos”.
“Reconocía fielmente que él era un apoyo de los sacerdotes y que tenía que inmiscuirse en eso. Donde los sacerdotes no podían hacer al cien por ciento, siempre estaba ahí apoyando a los grupos de liturgia, monaguillos, acompañando a matrimonios, etcétera”, recordó Raúl.
Y aunque vivió una ajetreada vida laboral en el sector maquilador, tuvo tiempo para atender su ministerio y luego, al jubilarse a sus 60 años de edad, tuvo la disponibilidad de tiempo por completo para dedicarle a la Iglesia y a su familia.
“El recuerdo que se queda de mi papá, es de una vocación plena. Realmente ayudaba mucho a las personas, tenía un don de consejo muy notorio y una alegría muy especial. Él fue una persona muy entregada”, comentó.
Del mismo modo, resaltó el gran cariño que el diácono Abraham tenía por Monseñor Payan, siendo él quien lo ha acompañado y ayudado en todos los aspectos de su vida en los últimos cinco años.
“Mi papá miró la dificultad en monseñor por ser una persona adulta, y al ver el cariño que monseñor le tenía a él, siempre estuvo acompañándolo y le brindó su servicio. Tuvieron una cercanía muy grande”, dijo.
No perdió la fe
La familia de don Abraham relata que al saber que tenía Covid-19, fue tratado en casa donde tuvo una aparente recuperación con ciertos medicamentos que hacían ver su mejoría. Sin embargo, lamentablemente recayó.
“Hubo un retroceso fulminante y no hubo tiempo de actuar rápido, pues empezó con una neumonía que le dejó el funcionamiento de sus pulmones a un diez por ciento y esa recaída fue cuando ya no había espacio en los hospitales”, compartió Raúl.
Explicó que un grupo de médicos lo auxiliaron haciendo todo lo humanamente posible por él.
“Mi papá murió en casa, y mi familia pudo acompañarlo. Sinceramente sí sufrió, pero en la enfermedad, nunca perdió la fe, porque cuando él tuvo una de sus crisis respiratorias, me llamó y me dijo ‘No pierdas la fe’ y eso para mí fue un gran testimonio”.
“Mi papá sufrió un paro cardíaco el sábado al cual sobrevivió, nosotros pensamos que esperó a que fuera domingo y la fiesta de Todos los Santos para poder irse en paz”, finalizó.
Al cierre de esta edición no se sabía aún la fecha de la celebración de las exequias del diácono, pues su cuerpo será incinerado.
En cuanto se conozcan los datos, informaremos por este medio.
Parroquias donde sirvió como diácono
San Mateo
Nuestra Señora de la Esperanza
Santa María de la Montaña
Jesucristo Sol de Justicia
Santísima Trinidad
San Juan Apóstol y Evangelista
Jesús El Salvador
San Vicente de Paul
Santa María Goretti, última comunidad, asignada el pasado mes de marzo.
“Sabemos que donde se encuentra, él seguirá amando a su diócesis, a su ministerio y a todas las personas a las que acompañó en sus comunidades”.
Raúl Gutiérrez, hijo de don Abraham