Sumarito: Fray Guillermo Aviña fue párroco de La Santísima Trinidad y es recordado con gran cariño por sus dones y legado musical en la diócesis…
Luis Rosales/ Diana Adriano
El pasado jueves 10 de diciembre las comunidades de la Santísima Trinidad y Santísimo Sacramento se vistieron de luto al recibir la lamentable noticia de que Fray Guillermo Aviña Y Martínez, de la Orden de Predicadores, falleció en la Ciudad de México. Conocido por su fiel observancia a los votos de pobreza, castidad y obediencia, nuestro querido padredejó una cantidad innumerable de valiosos recuerdos, todos ellos llenos de amor, predicación y fe en Cristo.
Su vida
Fray Guillermo nació un 28 de febrero de 1939 en Jalisco, fue el quinto de los hijos de don J. Refugio Aviña y la señoraMaría Teresa Martínez Barajas. Los 4 hermanos menores de fray Guillermo murieron contagiados de sarampión siendo todavía muy niños -en un corto período de 16 días-, por lo que, al nacer Guillermo, su madre decía que él era luz y vida para ella. Doña María experimentó una inmensa alegría con la llegada del bebé Guillermo, después de quien nacieron: Carmen, Dolores, Silviano, Moisés e Imelda de Jesús, esta última es la única de los hermanos que sobrevive.
El joven Guillermo ingresó a la Orden de Predicadores a la corta edad de 17 años. Siendo apenas un jovencito se embarcó a la “madre patria” para hacer su noviciado en el pueblo de Caleruega (cuna de la O.P.). Los estudios de filosofía y teología los llevó a cabo en Francia, región donde recibió su ordenación diaconal. Finalmente, fue ordenado sacerdote el día 24 de septiembre de 1966 en el Convento de Santo Domingo en la Ciudad de México.
Su trabajo pastoral lo llevó a cabo en latitudes mexicanas, entre otras se cuentan: Guadalajara, Tamaulipas, el antiguo Distrito Federal y el Estado de Chihuahua.
Música en Ciudad Juárez
En Ciudad Juárez fue párroco en la Iglesia de la Santísima Trinidad por aproximadamente 16 años y, por otros 4, sirvió en la capellanía del Santísimo Sacramento.
Entre algunos de sus carismas, destacó su habilidad musical, ámbito en el cual es reconocido internacionalmente por componer hermosos cantos, entre los que se cuentan: el Himno a Santo Domingo de Guzmán, Los Salmos Expiatorios, Coplas en Honor a la Virgen María, etcétera. De Santo Domingo de Guzmán recibió el ejemplo de verdadero seguimiento a Dios hasta tal punto que, sin lugar a dudas, lo llamó a vivir en su Orden para alabar, bendecir y predicar como Vir Evagelicus hasta el día de su muerte.
En Ciudad Juárez impulsó la formación de generaciones de músicos que hoy comparten sus dones en diferentes latitudes y quienes lo recuerdan con gran cariño, al igual que a los sacerdotes dominicos que aquí sirvieron.
Anécdotas
Tras su fallecimiento, algunos fieles recordaron anécdotas con Fray Guillermo.
Ricardo A. Yáñez Félix recordó: “El día que Fray Guillermo nos acompañó a una misión que tenía Juvenil O.P. en LaTenda di Cristo, ahí estaba un enfermo terminal de nombre Jesús, que ya tenía varios días sufriendo alrededor de su familia, pero decía que él no quería irse sin ver a aquél que Dios le enviaba para prepararlo. Cuando llegó el momento de la llegada de Fray a la institución, nos dijo que alguien lo esperaba. Después de su predicación acudió al cuarto de Jesús y este con la poca energía que le quedaba dijo: “ya está aquí el enviado”. El padre Guillermo habló con él, lo confesó a solas y le dijo a la familia que en 2 horas el ángel de la paz vendría por él, pues ya no quedaba más tiempo para Jesús. Lo que dijo el padre se cumplió al pie de la letra y la familia de Jesús quedó reconfortada por lo sucedido. De regreso a la parroquia recuerdo que el padre Guillermo me dijo: “Dios hace que todo suceda, a veces de formas muy extrañas”.
Por su parte Susana García Renovato recordó: “Fray Guillermo fue mi guía espiritual desde que tengo 4 años. La memoria más especial fue el reencuentro después de haber perdido comunicación cuando estaba en la Cd. de México, fui a buscar la parroquia donde lo habían enviado y mi mayor emoción fue pararme en la puerta y escuchar su voz cantando (él oficiaba la misa). Mi corazón vibró de emoción. Al volverlo a encontrar sentí esa fe que solo él me transmitía y su abrazo me reconfortó el alma”.
Un hombre sencillo
Por su parte Isabel Cortés, catequista de la Santísima Trinidad, recordó al sacerdote con gran alegría y aseguró que fue un hombre muy bondadoso.
“Comencé a asistir a la comunidad cuando aún era párroco y siempre sacó lo mejor de mí. Él sabía cómo, por medio de la reflexión, tocar las fibras más profundas de tu alma para que pudieras llegar a una conversión plena”, dijo.
Recordó al sacerdote por ser un excelente guía para la comunidad a la que siempre enseñó “el valor de lo pequeño y sencillo” y agradeció el impulso que padre Guillermo dio a la niñez de la comunidad, desde la catequesis y en la formaación musical.
“Siempre nos decía que los niños son semillas que Dios nos da para seguir cultivando su Palabra.”, dijo Isabel para finalizar:
“Quiero darle las gracias a Dios por que lo cruzó en mi camino. En la comunidad aún sigue vigente el trabajo que por tantos años el padre Guillermo realizó. Lo extrañaremos, pero atesoraremos en nuestro corazón a él y a sus enseñanzas”, finalizó.
RECUADRO
Otros testimonios
“Fue fundador del Coro Infantil Cristo Niño hace 28 años, Fray Guillermo siempre estuvo al pendiente de la preparación musical de los niños, vocalizándolos, enseñándoles cantos nuevos y alentándolos a ser mejores por medio del trabajo, el esfuerzo personal y grupal; suscitando en ellos la humildad y el amor a Dios y a la Virgen María.”
Enrique Sánchez Zarate y Rosa Emma Robles Chavira. Fundadores y coordinadores del coro Cristo Niño.
“Siempre que recuerdo al Padre Guillermo me viene a la mente un “buen olor”, cada encuentro era acompañado de un abrazo cálido y sincero, con su mirada que emanaba paz, confianza y bondad. Cada palabra repleta de la sabiduría que sólo el Espíritu de Dios concede a sus elegidos. Un “simple saludo” era un momento de alegría y amor en mi día.”
Irina Dávila.
“Fue conocido en la Colonia Melchor Ocampo como “padre Memo”.’Mis bellezas’ era una frase que nos decía comúnmente al referirse tanto a jóvenes como a la comunidad en general. Nos abrazó con su carisma, nos enseñó a amar a Santo Domingo de Guzmán. Nos amaba a todos, y de todos era muy amado. Una persona llena de amor que buscaba siempre hablar con Dios y de Dios”.
Omar Rodríguez.
Pie de foto
Fray Guillermo Aviña Y Martínez, O.P. (1939-2020)