Ana María Ibarra
“Aunque quieran construir muros físicos o imaginarios para las personas, no es posible detener el flujo de la movilidad humana”, expresó la hermana María Antonia Aranda, de la congregación Siervas del Inmaculado corazón de María, que forma parte del Grupo Inter congregacional integrado recientemente en la diócesis para acompañar a personas en situación de movilidad.
Crisis migratoria
En este día en que se celebra la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado, la religiosa hizo un balance sobre la situación que se vive en esta ciudad fronteriza. Indicó que en este mes, la Biblia narra la historia de un pueblo nómada en busca de la tierra prometida donde mana leche y miel.
“Todo ser humano deseamos vivir mejor, en paz y con justicia y dignidad. En la actualidad hemos visto un fenómeno migratorio de Centro América y otros lugares a toda la frontera norte de México con el deseo de entrar a Estados Unidos. Hemos vivido desde el 2018 esta experiencia de recibir olas de seres humanos en una magnitud que por muchos años no se había visto”, aseguró.
Recordó que esta realidad nueva y urgente se presentó por medio de caravanas de miles de personas: cubanas, guatemaltecas, hondureñas, salvadoreñas, colombianas, haitianas, etcétera.
“Cruzaron inicialmente por el rio Suchiate pareciendo esta ola de seres humanos como el pueblo bíblico cruzando el rio Jordán. Muchos llegaron sin documentos y sin solicitar un permiso migratorio en México. No se tenían unas estadísticas adecuadas para poder llamar la situación como una “crisis migratoria”, pero se vivía esto en toda la frontera”, añadió.
Un sueño
La religiosa enfatizó que en su trayectoria de movilidad, las personas dejan atrás su cultura, pero además sufren rechazo, marginación, violencia, han sido secuestradas, han sido víctimas de Trata, extorsión, abusos, violación de Derechos Humanos y otros delitos más, denunció.
Con la experiencia de estos años atendiendo a migrantes, destacó que la mayoría de los migrantes llegan con miedo, traumatizados – niños, niñas, jóvenes y adultos- deseando un espacio seguro en el que puedan vivir con su familia y no ser dañados por las maras, pandillas, narcos, militares, ni por el sistema político de un gobierno opresor.
“Veían a Estados Unidos como el país que les podría apoyar, entender y ofrecer una vida más digna de la que están viviendo en sus lugares de origen”, dijo.
Lo ocurrido en Juárez
En retrospectiva, la hermana Toña reconoció que en Ciudad Juárez en este tiempo, se han manejado numerosas estadísticas no muy certeras.
“Se calculaba que en Juárez había alrededor de 6 mil a 7 mil migrantes con diferentes situaciones y estatus migratorias. Algunas personas estaban esperando ser atendidas por el Centro de “Protección” Fronteriza (CBP), con el programa Protocolo de Protección a Migrantes (MPP)”, dijo.
No obstante, señaló, algunas personas habían logrado tener de una a tres citas con el juez y fueron retornados a México hasta obtener una solicitud de Asilo. Ha sido muy difícil para México el que fuera aceptado para ser un tercer país “Seguro” sin tener una preparación y estructura adecuada para atenderlos por un tiempo indefinido que, a veces, fue más de un año”.
En este proceso, declaró la hermana Antonia, muchas personas fueron deportadas y, al ver lo tardado del proceso, otras decidieron regresar a su país aun después de haber huido de situaciones peligrosas; otros decidieron quedarse en México con una situación migratoria legal, aunque el gobierno de México no tenía suficiente claridad en el proceso de legalización.
Ciudad abarrotada
Fue así como miles de personas en movilidad buscaron hospitalidad y se hizo urgente abrir albergues para recibirlos.
“Muchos pastores religiosos abrieron espacios de templos y casas que se acondicionaron para albergues. La Casa del Migrante y otros grupos católicos respondieron a la necesidad con sus limitaciones. Se noto la presencia de personas desplazadas del propio México, huyendo de la inseguridad y violencia en sus estados de origen, mayormente, Guerrero, Michoacán y Zacatecas”.
Agregó que las causas de esta situación son principalmente los cárteles de narcotraficantes, extorsiones, secuestros y asesinatos.
“Los migrantes mexicanos se rehusaban ir a los albergues y se quedaban en carpas alrededor de los puentes internacionales. Se les proveyó de baños portátiles de parte de los empresarios juarenses, tres comidas diarias por el Gobierno, atención medica por la Cruz Roja y algunas personas de la ciudad les llevan cosas básicas y ropa”.
Recordó que los migrantes mexicanos y los extranjeros estuvieron enfrentando el frente frio que en la localidad es un clima invernal muy severo al que no estaban acostumbrados.
“Se formaron brigadas para convencerlos de ir a los albergues con apoyo de la sociedad civil, voluntarios, DH del municipio, Protección Civil, Grupo Beta. Algunos no aceptaban debido a que temían perder su lugar para cruzar”.
Un avance
La entrevistada recordó que después de varios meses de vivir el proceso migratorio bajo MPP, Título 42 y CBP ONE se crearon mesas de diálogo para entender el fenómeno y responder mejor a las necesidades de las personas en movilidad como de la ciudad.
“Algunas organizaciones e instituciones (COESPO, DHIA, HOPE, OIM, ACNUR, HIAS, LAS AMERICAS, CLINIC, SRJ, SEP, etc.) empezaron a brindar los servicios necesarios para orientar a las personas en movilidad. Lamentablemente en Ciudad Juárez no contábamos con algunas instituciones y oficinas que ayudaran al proceso para obtener una regulación migratoria”.
Por otra parte, resaltó, se formaron redes a nivel local, nacional e internacional para capacitación y formación sobre la movilidad humana, desde el concepto, definiciones, procesos migratorios, apoyos humanitarios, psicosociales, ayuda legal, salud, trabajo, educación.
Los desafíos permanecen
“Ante la situación actual reconocemos que existen áreas donde hace falta una respuesta más adecuada a las necesidades de la situación de la movilidad humana. La visión de una atención integral para las personas en movilidad no ha podido ser asumida como un concepto de vida digna, ni en la sociedad, ni en lo eclesial, ni por el gobierno”, señaló.
Y agregó: “Seguimos viendo la necesidad de una ley migratoria adecuada, tanto en México para las personas que quieren obtener un status migratorio, como de EU para los que quieren cruzar”.
Enfatizó que falta incidencia política por parte de grupos, civiles, eclesiales y gubernamentales que acompañan a las personas en movilidad.
“Tanto los migrantes como la sociedad de Juárez sufrimos de las mismas necesidades estructurales: una buena atención de salud, educación adecuada y gratuita, un trabajo digno con salario adecuado, un servicio de transporte eficiente, un sistema legal justo y formación sobre los Derechos Humanos”.
Dijo que otro reto es la realidad multiculturalidad que se vive en la sociedad fronteriza, y la necesidad de hacer conciencia sobre hacer vida intercultural.
“En el ámbito de la fe hace falta una respuesta en el Espíritu de Jesús, quien fue migrante también con su familia.”
Esfuerzos conjuntos
La hermana Toña habló de la creación de la asociación civil, “Sembrando Hoy Cosechando Mañana A.C”, que ha tratado de brindar acompañamiento y atención integral a las personas migrantes.
“A su vez se integró un grupo de cinco comunidades congregacionales de religiosas, las cuales nos comprometimos a sumar esfuerzos para un proyecto común a dar respuesta a los signos de los tiempos. Nuestro trabajo ha sido ir atendiendo a personas migrantes de diversas formas”, explicó.
Las religiosas han podido acompañar a albergues, ofrecen ayuda humanitaria, los miércoles se apoya en el comedor de Catedral con comida para los migrantes que acuden, se les apoya con atención médica general y especializada por médicos voluntarios, exámenes médicos, compra de medicamentos, gestiones de cirugía ante salud pública, se brinda atención de la medicina natural.
Igualmente se atiende el aspecto educativo con el Protocolo de Acceso a la Educación de NNA en situación de movilidad y en apoyo a personas que quieren educación abierta o trámites alusivos.
Igualmente se ha apoyado a personas en la solicitud de empleo, buscar vivienda, además del acompañamiento en trámites oficiales, y por supuesto en lo relativo a su vida espiritual.
Dijo que es el espíritu liberador de Jesús el que les ha impulsado a solidarizarse con hermanas y hermanos que necesitan de un espacio seguro, libre de violencia donde ellos y las nuevas generaciones puedan lograr un desarrollo humano y justo.
“Sabemos que hay muchos grupos en EU luchando y trabajando para apoyar a nuestras hermanas y hermanos migrantes”, dijo. Y concluyó con estos cuestionamientos:
“¿Dónde podremos seguir encontrando la leche y miel que mana para un pueblo que sufre? ¿Qué más nos toca hacer para caminar con nuestras hermanas y hermanos migrantes econociendo que somos todos y todas forasteros y caminantes en este mundo?”.
Inter congregacional
Hermanas: SIHM – Siervas del Inmaculado Corazón de María
SP- Siervas de los Pobres
MMD – Misioneras de Maria Dolorosa
OSR – Oblatas del Santísimo Redentor
CVE – Caridad del Verbo Encarnado