Ana María Ibarra
En torno al obispo, la comunidad diocesana celebró la Eucaristía y se alegró por la admisión a las Órdenes sagradas del seminarista de cuarto de teología, Joel Eduardo Cháirez Flores. Acompañado de su familia, seminaristas y formadores del Seminario, Joel Eduardo se mantuvo atento y visiblemente emocionado.
Unido a Cristo
Fue en el quinto domingo de Pascua, cuando monseñor J. Guadalupe Torres Campos presidió esta especial Eucaristía en la Catedral de Ciudad Juárez, acompañado de sacerdotes formadores del Seminario.
“Cristo ha resucitado, Cristo es vida, es camino, nos ha revivido y nos demuestra su amor de muchas maneras”, expresó monseñor Guadalupe al iniciar su homilía.
“Hoy damos gracias a Dios por las vocaciones que suscita en la Iglesia de distintas maneras: el matrimonio, la vida consagrada, el sacerdocio. Hoy Joel Eduardo es admitido a las órdenes sagradas porque el padre Dios que es el viñador lo ha elegido.
Somos los sarmientos unidos a la verdadera vid que es Cristo”, añadió.
El obispo resaltó brevemente el caminar de los seminaristas, quienes, dijo, van creciendo y se van preparando, recibiendo los ministerios de lector y acólito, y permanecen unidos a Cristo, que es la Vid.
“Permanecer no es de momentos, sino de toda la vida, desde el Bautismo y en su vocación. Una permanencia de amor, de vida eterna que hace crecer en santidad.
El sarmiento unido a la vid da frutos abundantes. Joel será admitido, está a un paso del sacerdocio, unido a Cristo”, expresó.
Dispuesto a servir
Al concluir su homilía, el obispo recibió del padre rector, Jesús Manríquez, la solicitud para que Joel fuera admitido a las órdenes sagradas.
El padre Jesús llamó al ministro Joel Eduardo Chairez Flores, quien subió delante del obispo para escuchar que los formadores y maestros han dado buen testimonio de su vida.
El obispo interrogó a Joel sobre su deseo de responder al llamado del Señor y Joel respondió estar dispuesto a formar su espíritu para servir fielmente al Señor y a la Iglesia.
“La iglesia recibe con gozo está decisión y que Dios lleve a término esta obra que en ti ha iniciado”, expresó el obispo.
De rodillas, Joel recibió la oración del obispo y del pueblo de Dios. Monseñor Torres elevó sus manos sobre la cabeza de Joel, lo bendijo y oró a Dios por él y por su vocación.
“Primeramente Dios te conceda el don del orden del diaconado y ser presbítero. Hoy, al ser admitido, Dios hace maravillas en ti. No será fácil, pero debes perseverar con entrega y donación. La vocación se sostiene unido a Jesús: oración y Eucaristía todos los días”, le recordó.
“Que te acompañe la presencia de María en tu vida”, concluyó el obispo.