Ana María Ibarra
Movidos por su amor a Cristo y fortalecidos con la gracia del Espíritu Santo, los seminaristas Eliezer Martínez, José Alberto Rodríguez, José Guadalupe Mendoza y Luis Carlos Zúñiga expresaron su deseo de ser admitidos a las Órdenes Sagradas, con el compromiso de continuar su formación en respuesta al llamado de Dios.
Fue el pasado 30 de noviembre, fiesta de San Andrés Apóstol, cuando familiares, amigos y una representación de la comunidad diocesana, reunidos en el Seminario Conciliar, se alegraron al escuchar de voz del obispo, monseñor J. Guadalupe Torres Campos que estos cuatro jóvenes serían admitidos a las Ordenes Sagradas.
No tengan miedo
En su homilía, el obispo señaló que, en el marco del Adviento y de la fiesta de San Andrés, la admisión de los cuatro seminaristas es también motivo de alegría y de fiesta.
A la luz del evangelio, que narra el llamado que Jesús hizo a Andrés, Simón, Santiago y Juan, monseñor Torres señaló que en la actualidad Jesús ratifica su mirada y su llamado, de manera especial en Eliezer, José Alberto, José Guadalupe y Luis Carlos.
“En el camino, Jesús se encuentra con ustedes, los mira y les dice: sígueme. Ahora a continuar preparándose de una manera más profunda; a formarse más intensamente en la Palabra, en el mundo, en la Iglesia. No tengan miedo”, dijo el obispo a los candidatos a la admisión.
Monseñor Torres expresó que, en su momento, después de un discernimiento, se les llamará para recibir el sacramento del orden para el servicio a Dios y a la Iglesia.
“No debe haber ningún otro interés sino el responder al llamado de Dios con fidelidad. Los invito a que sigan creciendo en la oración, en lo humano, en lo espiritual, en el celo apostólico de discípulos misioneros, de entrega total”.
Contento por la admisión que llevaría a cabo, el obispo agradeció a las familias de los seminaristas por su donación.
“El Señor les bendiga. Les aprecio, los valoro, cuenten con mi cariño”.
Comprometidos a seguir
Después de las palabras del obispo se llevó a cabo el rito de admisión en el que el rector del Seminario, el padre Jesús Manríquez, llamó a los cuatro seminaristas.
Ellos, delante del obispo, expresaron su deseo de ser admitidos para las Órdenes Sagradas, comprometiéndose a responder al llamado de Dios y continuar preparándose debidamente para ser aptos al sacramento del Orden.
“La Iglesia recibe su propósito con alegría. Que Dios mismo lleve a su término esta obra buena que en ustedes ha comenzado”.
Los jóvenes se arrodillaron para recibir la bendición de Dios por manos del obispo, mientras que el pueblo se unió a esta oración.
Breve, pero emotivo, el rito concluyó con un abrazo que los jóvenes recibieron del obispo a la vez que la comunidad los felicitaba con un aplauso.
Los seminaristas admitidos continuaron en la celebración desde un lugar especial en el presbiterio del templo.
Al final de la celebración, el padre Jesús Manríquez agradeció al obispo su presencia e invito a los ahí reunidos a compartir el pan y la sal.