Ejercicios espirituales 2025 de los seminaristas de Preparatoria e Introductorio
Diana Adriano
Del 06 al 10 de enero, los alumnos del Seminario Menor vivieron una experiencia transformadora durante sus ejercicios espirituales, dirigidos por el padre Eduardo Canales.
Realizado de lunes a viernes, el retiro tuvo como eje central la figura de San Pedro en la Sagrada Escritura, tema que nació de una reflexión personal del sacerdote durante sus propios ejercicios espirituales en octubre pasado.
“Cuando el padre Víctor me invitó a dirigir estos ejercicios, pensé en compartir mi propia experiencia con los jóvenes”, dijo el padre Lalo, párroco de El Señor de los Afligidos.
Así, los seminaristas exploraron los distintos momentos de la vida de Pedro, conectándolos con su propia realidad y vocación.
El retiro se dividió en tres bloques principales sobre las etapas clave en la vida de San Pedro: el llamado, el discípulo y el apóstol.
El sacerdote destacó que esta experiencia no sólo permitió a los seminaristas profundizar en su fe, sino también los preparó para llevar la luz de Cristo a su entorno.
“El objetivo final de estos ejercicios es llenarnos de la presencia del Señor y ofrecerla a las personas con las que nos encontremos”, añadió.
Comprometidos
Sobre los alumnos que cursan la preparatoria en el Seminario Conciliar, el sacerdote se dijo sorprendido sobre su actitud abierta y su compromiso:
“Son muchachitos, no tan pequeños, pero sí ordinariamente muy dispuestos, muy entrones y con muchas ganas de reflexionar. Pensé que iba a batallar un poquito con su atención, pero en realidad estuvieron muy disponibles, con una madurez espiritual que creo refleja el trabajo que han hecho previamente,” afirmó.
El esquema de los ejercicios fue sencillo: con charlas, meditaciones, momentos de compartir en grupo y tiempos de descanso.
“Algunos me expresaron sus inquietudes, dudas, temores, e ilusiones. Fue muy reconfortante, porque me recordó mis propios años en el Seminario Menor, un espacio que recuerdo con mucho cariño”, compartió.
Llamado a la oración
El padre Lalo destacó la importancia de acompañar a los jóvenes en esta etapa, cuando enfrentan preguntas vocacionales propias de su edad. Además, hizo un llamado a la comunidad para continuar apoyándolos con oraciones.
“Soy testigo de que la vocación se sostiene gracias al Espíritu Santo, a la respuesta personal, y, sobre todo, a la oración de la gente,” afirmó.
Destacó su aprecio por la tradición de rezar por las vocaciones al finalizar cada misa, y lanzó el llamado:
“Pidamos a Dios que bendiga a estos jóvenes y que sigan adelante en su camino vocacional. Su disposición y entrega son signos de esperanza para la Iglesia.”
Curso Introductorio
Por su parte, los seminaristas del Curso Introductorio vivieron sus ejercicios espirituales bajo la guía del padre Francisco Bueno, director de la Casa del Migrante, quien los recibió en las instalaciones contiguas, de la Casa de Ejercicios de la diócesis.
Esta fue la primera vez del padre Francisco como director de ejercicios espirituales, de tal forma que fue una vivencia significativa y enriquecedora.
“Fue una novedad, una experiencia muy grata, aunque también bastante desafiante», comentó en entrevista con Presencia.
Dijo que la tarea de dirigir las meditaciones y estar pendiente de los muchachos, le permitió conocer experiencias personales “en un camino espiritual muy importante”, como es la vocación sacerdotal.
“Gracias a Dios, los muchachos llegaron con mucha disponibilidad”, dijo el padre Francisco, para quien el silencio fue una herramienta fundamental en estos ejercicios espirituales:
“En el silencio es donde encontramos la voz de Dios. Muchas veces en nuestra oración estamos en un constante hablar, pidiendo cosas, pero el silencio es necesario para callar el ruido exterior e interior y permitir que Dios pueda hablarnos”, aclaró.
Dijo que esto permitió a los jóvenes ser conscientes de hacia dónde Dios los quiere orientar, especialmente en su camino de discernimiento vocacional.
Objetivos claros
El sacerdote reflexionó con los jóvenes una lectura del libro de Oseas, capítulo dos, donde Dios habla al pueblo y le dice: «Lo llevará al desierto, lo llevará al corazón y les habla del corazón».
“Encontramos que la vocación cristiana es un llamado específico, pero que todo esto se conjuga para la vivencia de la santidad», indicó el sacerdote.
Dijo que reflexionaron sobre la importancia de entender cómo su vocación y servicio están ligados a la realidad concreta de la Iglesia en su ciudad y para concluir, hizo un llamado a encarnar la vocación y hacerla real, no quedándose en objetivos lejanos.
“Espero que los jóvenes sigan dando una respuesta generosa al Señor; que sigan los objetivos que se trazaron esta semana, y sobre todo que se puedan seguir nutriendo del amor de Jesús y de la luz que el Espíritu Santo nos da», concluyó.