El sábado 11 de febrero, la Iglesia celebra la XXXI Jornada Mundial del Enfermo, bajo el lema “Cuida de él; La compasión como ejercicio sinodal de sanación”.
Diana Adriano
Para esta Jornada del Enfermo, el Santo Padre invitó, a través de su mensaje para esta jornada, a reflexionar sobre el hecho de que ‘es precisamente a través de la experiencia de la fragilidad y de la enfermedad, como podemos aprender a caminar juntos según el estilo de Dios, que es cercanía, compasión y ternura’, dice el mensaje.
Ante esta invitación, Irma Rosa Amaya Núñez y Guadalupe Ortiz Gutiérrez, integrantes del Movimiento de Enfermeras de Acción Católica, compartieron con Periódico Presencia algunos consejos con la finalidad de brindar herramientas necesarias para orientar la práctica de los agentes de la Pastoral de la Salud de las distintas parroquias de la diócesis.
Esto también como una motivación para generar acciones que permitan a los fieles continuar la obra salvadora de Cristo, comprometidos en promover, cuidar, defender y celebrar la vida, haciendo presente la misión liberadora y salvífica de Jesús en el mundo de la salud.
Propuestas desde la espiritualidad
“Nos encontramos ante una población vulnerable y frágil, después de haber pasado una pandemia: Dejando secuelas en cada organismo, perdiendo el bienestar físico, mental y social, así como la violencia en sus diferentes ámbitos; social, cultural y familiar. Hoy más que nunca necesitamos de la acción de los miembros de la Iglesia”, expresó Irma.
En la diócesis, el Movimiento de Enfermeras de Acción Católica presta servicios médicos a enfermos, además de apoyo espiritual a quienes han perdido o dudan de la fe debido a la enfermedad que enfrentan.
“Debido a toda esta situación, es necesario dar propuestas y/o alternativas de solución incluyentes, manteniendo la espiritualidad, a través de la Dimensión de Pastoral de la Salud”, agregó Guadalupe.
“Así nacen nuestras estrategias”, compartieron las enfermeras católicas.
- ¿Existe una pastoral de la salud en mi parroquia?
En un primer momento, las entrevistadas compartieron la importancia de generar un diagnóstico en las comunidades parroquiales para conocer si realmente existe un ministerio que apoye y acompañe al enfermo.
“Los servidores de la pastoral de la salud a nivel diocesano deben conocer si existen estas pastorales en las comunidades o personas que pertenezcan a ella, y enseñarles lo que deben ser para los enfermos: esperanza, luz y guía en momentos de oscuridad.”, señalaron.
- Animar a la participación
Expresaron que al saber la importancia del acompañamiento al enfermo, los servidores, en el espíritu del Buen Samaritano, deben impulsar el quehacer de la Iglesia, al invitar a los laicos a participar.
“Es muy importante animar y motivar también a los fieles que se encuentran dentro del personal de la salud, para que puedan integrarse a participar y desde su conocimiento crear más acciones que puedan ser de beneficio”, agregaron.
De esta forma, la Iglesia como madre amorosa podrá acercarse a los enfermos, a los débiles, a los heridos, para acogerlos, cuidarlos, curarlos, infundirles fortaleza y esperanza.
- Dar a conocer la Dimensión Pastoral de la Salud
La Pastoral de la Salud es una realidad que siempre ha existido en la vida de la Iglesia, que ha buscado, con relativo éxito, una doble fidelidad: al Dios de la vida y al hombre sufriente, amado por Dios.
Por ello, las entrevistadas remarcaron la importancia de compartir esta información de forma masiva.
“Es importante la difusión. La Dimensión de pastoral de la salud debe trabajar más en compartir información masiva en todas las parroquias, incluyendo el Seminario Conciliar”,
agregó Irma.
- Programar capacitaciones
Los enfermos, en su lecho de sufrimiento y dolor, necesitan ser acompañados y escuchados. Por tal razón, todo lo que se proponga y se haga en este aspecto es fundamental.
Como agente de pastoral de la salud, Guadalupe compartió lo valioso de orientar a los servidores en este apostolado y apoyarlos desde el saber teológico y pastoral en el cumplimiento de esta responsabilidad social y eclesial.
“Se deben programar capacitaciones para los integrantes de los grupos, enfocados a realizar un entrenamiento para atención de las necesidades de los enfermos, con un enfoque ético, humanitario, cristiano, tomando en cuenta el sufrimiento, miedo, agonía y muerte de los enfermos”, informó la entrevistada.
- Visitar, escuchar y consolar
La misión de un servidor entregado al enfermo debe estar enfocada a visitar, escuchar, consolar y ayudar, en la medida de sus posibilidades.
Dijeron que esta es “una misión hermosa, gratificante, consoladora y sobrecogedora”, en la cual “recibes mucho más de lo que das”. Pues al reconocer que en el enfermo es al mismo Jesús a quien atiendes, te llena de agradecimiento a Dios.
“Ver el cariño en los ojos de las personas visitadas es un don de Dios”, concluyó Irma.