La doctora en Mariología, Georgina Onofre, MMD disertó sobre cómo María, como ícono de Adviento, nos enseña sobre la fe y la esperanza justo en este tiempo en que tanto se necesitan esas virtudes…
Ana María Ibarra
Contemplar a María como la mujer del Adviento, fue la enseñanza de la magna conferencia que se realizó el pasado once de diciembre a través de la plataforma Zoom, esto con la finalidad de apoyar a la casa hogar Ciudad del Niño, a cargo de las Misioneras de María Dolorosa.
La conferencia estuvo a cargo de la hermana Georgina Onofre, religiosa de dicha congregación y experta en Mariología.
María, llena de fe
Para iniciar la conferencia, la hermana Onofre compartió el significado del Adviento, el cual definió como preparación a la venida de Jesús, añadiendo que no sólo es una preparación para Navidad, sino para la Parusía, es decir, la última venida de Jesús.
“Con el Adviento iniciamos el Año litúrgico. El Mesías, el ungido, iba a venir a dejar su reino establecido. Los judíos creían que era solo para ellos, pero Dios quiere que sea para todo el mundo. Pensaban que iba a ser un tiempo de paz, pensaban en la vuelta al paraíso. Sin embargo, la espera era larga, pero ellos tenían esperanza y gozo”, explicó la religiosa.
La larga espera hizo que muchos judíos cambiaran su perspectiva y comenzaron a pensar y esperar en un reino más terrenal, explicó.
“Pensaban en un rey que impusiera a Dios a través de la guerra, esperaban a un mesías guerrero, que convenciera al pueblo entero sea por las armas o por el espíritu. Pero un pequeño grupo esperaba en actitud de escucha y oración. María y su familia seguían esta fe”, expuso.
Así, explicó que la realidad de María era vivir en un pueblo guerrero, que imponía sus leyes y veía al César como un dios, torturando a quien no lo respetaba. Era un pueblo de revueltas, donde solo seguían fieles a Dios quienes tenía fe, los que no, se debilitaban.
“Esta pandemia es un tiempo que nos está debilitando la fe, un tiempo de crisis que podemos compararlo al tiempo que vivió María. En esa aldea paganizada, Dios hará su milagro y comienza con el anuncio a esa jovencita de trece o catorce años, que era bombardeada por un ambiente hostil, y dijo que sí”.
Mujer de escucha
La doctora Onofre explicó que María fue quien vivió el primer adviento cristiano.
“Ella espera a Cristo y desde ese momento, desde el momento que dijo Sí, su espera ya no sería como la de todos los judíos. María sintetiza con su vida la espera del Mesías. Espera en una actitud de oración, confiada porque sabe que todo sirve para el bien de los que aman al Señor”.
Agregó que la plenitud de los tiempos está en la llegada de Dios a este mundo y esa plenitud se vio desbordada.
“María acepta que Dios le cambie los planes. Esta pandemia nos cambió los planes a todos. Esta Navidad no podremos reunirnos, pero esta pandemia, que es mala, podemos utilizarla a nuestro favor”, afirmó.
Pero alertó de caer en la tentación de pensar que la esperanza es creer que todo va a salir bien.
“Esa es una esperanza que no existe y cuando en la realidad ocurre otra cosa, perderemos la esperanza”.
En ese sentido, resaltó que es necesario reconocer la importancia que tiene la escucha de la Palabra de Dios, teniendo como ejemplo a María que fue asidua a la escucha.
“La palabra de Dios es fundamental para una verdadera vida. Sin escuchar la palabra vamos a derrumbarnos por dentro. María sabe leer por los ojos de la fe, ella medita dentro de sí con disponible integridad, fidelidad y humildad”.
María como maestra de esperanza
En otro momento de la conferencia, la ponente expuso que María, como mujer de fe, hace posible la realización de las promesas mesiánicas.
“Dios no necesitaba el sí de María. Dios quiso contar con un ser humano capaz de querer hacer su voluntad y lo encontró en María, por eso hace posible la encarnación del Hijo de Dios. Ella es maestra de esperanza. La escucha requiere una respuesta y ella sabe responder con prontitud, confianza y valentía”.
Vivir para Dios es una conversión continua, no solo del mal camino, sino aceptando el plan de Dios, dijo para continuar:
“Aunque no sea lo que queremos, lo que Dios nos pide siempre será lo mejor de nosotros. Expresión de la fe y del amor es la esperanza. El Señor hará que todo lo que nos suceda sea para nuestro bien”.
Ser como María
Por lo tanto, señaló, es preciso dejarse moldear por Dios como la Virgen, en cuyo rostro se refleja por completo el rostro de Dios.
“María es la Virgen, no solo en su físico, sino en su actitud con Dios, su vida, es totalmente fiel, disponible, íntegra. La virginidad física refleja la virginidad espiritual, por eso, sabe aceptar el regalo más grade Dios: Al Hijo del Eterno Padre. Por eso es modelo de fe, modelo para los creyentes”.
En este tenor, la hermana Georgina resaltó que María entregó totalmente su vida a la obra y persona de Jesucristo y supo comprometerse con responsabilidad a todo lo que Dios le pidió.
“Vivir la esperanza es creer en la promesa de Dios. María, la mujer del adviento, nos enseña a poner la confianza en Jesús, a esperar en Él y, en medio de la fatiga decir como ella: ¡Ven Señor Jesús!”.
Frase…
“Vivir con esperanza en medio de tiempos difíciles sólo se logra cuando podemos pensar marianamente. Ser como María, instrumento de Dios al servicio de los demás”.
Hna. Georgina Onofre, MMD