Ana María Ibarra
Con el regalo de la indulgencia plenaria, la comunidad diocesana festejó desde sus hogares a la Virgen de Guadalupe el pasado sábado 12 de diciembre.
La pandemia por Covid 19 no permitió a la feligresía reunirse como cada año en la Catedral, sin embargo, pudieron participar de la Eucaristía presidida por el obispo diocesano, don J. Guadalupe Torres Campos, a través de la televisión y los medios digitales.
Indulgencia plenaria
El obispo inició la celebración con un saludo a la comunidad, con gran alegría. Así mismo, pidió la intercesión de la Guadalupana por los enfermos y los presos.
Cabe mencionar que, para quienes participaron de la celebración, se otorgó la indulgencia plenaria con las condiciones previstas: participar de la celebración eucarística, recibir la Comunión y Confesión, sin embargo, dadas las circunstancias, se dispensó este requisito invitando a que se realice en el tiempo sea oportuno.
Por esta ocasión especial, se pidió realizar un acto de contrición perfecta siguiendo los diez mandamientos y viviendo el servicio a los demás, además de no tener impedimentos para la Comunión y Confesión.
Desde casa
Después de la lectura del evangelio, a cargo del diácono transitorio Eduardo Canales, el obispo dirigió su homilía en la que compartió:
“Normalmente, nosotros vamos a visitar a la Virgen, a Santa María de Guadalupe. Vamos con cariño, con un gran amor para agradecerle. Hoy, de manera significativa, se nos ha pedido quedarnos en casa y hagamos un altar porque María va a tu casa, a tu corazón, a tu vida, a tu familia a visitar en un encuentro de amor”.
El obispo resaltó que, con su aparición, María de Guadalupe se hizo presente en ese encuentro amorosísimo con San Juan Diego, y en él representado todo el pueblo mexicano, toda la humanidad.
“El Papa Francisco, cuando vino a México, delante a su imagen, la describió como la mujer de la ternura. Mujer cercana a nosotros, hoy nos visita. Una madre amorosa que nos expresa esas hermosas palabras: Juan Dieguito… pongamos nuestro nombre”.
El obispo recordó que Dios nos ha mirado con amor y “nos ha enviado este hermosísimo regalo en María de Guadalupe”. Y resaltó que “Nuestra Madre Santísima nos conduce hacia su Hijo como madre del verdadero Dios por quien se vive”.
Respuesta en la pandemia
Monseñor recordó la petición de María a Juan Diego, tener una casita que va más allá, es decir, un pueblo, una comunidad donde reine su hijo Jesús.
“Aquí es donde el Señor nos pide una respuesta un compromiso de seguir construyendo la casita, con tantas dificultades. Ante los momentos difíciles que vivimos queremos esquivar a Dios, ahora en esta pandemia que nos entristece, nos hacen hecho prisioneros y eso nos lastima”, dijo.
Añadió que María pide confianza en Dios, no huir, sino afrontar las dificultades con fe, profundizar y conocer esa fe para una transformación que lleve al progreso y la construcción de la justicia y la paz.
“María viene a nosotros y nos dice: ¿no estoy yo aquí que soy tu Madre? Abramos nuestro corazón, nuestra familia. Recibamos a María y digámosle: Bendita eres y Bendito el fruto de tu vientre”.
Consagración
La Eucaristía concluyó con la bendición del obispo con indulgencia plenaria a las personas que cumplieron con las condiciones establecidas, además de la veneración de Santa María de Guadalupe.
El señor obispo se acercó a los pies de la Virgen de Guadalupe para realizar el acto de consagración de la diócesis, adquiriendo así el compromiso de imitar a Santa María de Guadalupe.
Para saber
En esta fiesta, el obispo agradeció a los medios de comunicación que transmitieron la celebración, felicitando a Radio Guadalupana por sus trece años al aire y a Periódico Presencia por sus 27 años de circulación.