Ana María Ibarra
Con el objetivo de brindar un espacio digno y una alimentación con ternura, las fundaciones Save the Children y FEMSA inauguraron el proyecto de Sala de lactancia de primera infancia en el Albergue San Juan Apóstol y Evangelista de esta diócesis, que alberga a mujeres embarazadas y a sus hijos.
Fue el pasado 21 de enero cuando se llevó a cabo un sencillo evento para la inauguración contando con la presencia de un equipo de Save the Children.
Alegre apertura
Para la inauguración se llevó a cabo el tradicional corte de listón a cargo de la coordinadora de Save the Children, Socorro Velázquez, el padre Francisco García, párroco de la comunidad San Juan Apóstol y Evangelista, Patricia Galarza, coordinadora del albergue.
Socorro Velázquez agradeció al padre Francisco García y a Patricia Galarza por permitirles acompañarles con el espacio de lactancia.
Por su parte, el sacerdote también les agradeció por llevar el proyecto a su comunidad “como un espacio de hospitalidad y de encuentro, especialmente para los más pequeños”.
Madres huéspedes migrantes y sus hijos, tomaron parte de esta inauguración y, después de cortarse el listón, los pequeños se apoderaron del espacio jugando en la alberca de balones y tomando los juegos que había para ellos.
Con gran alegría y emoción, quienes hicieron posible este espacio, los vieron jugar y los motivaban a disfrutar del lugar.
Un espacio digno
En entrevista, Socorro compartió que el espacio de lactancia es para niños de cero a cinco años y se encuentra equipado con juegos didácticos y de estimulación temprana, además de brindar talleres de lactancia y alimentación.
“El grupo FEMSA, por la situación de migración, eligió Chihuahua por las mujeres embarazadas migrantes que llegan. Hicimos una evaluación y dimos con el albergue de San Juan, planteamos el proyecto al padre Francisco y a Patricia, hicimos el equipamiento del espacio, y ofrecimos un acompañamiento de parte de los promotores”, dijo Socorro.
Los promotores, señaló la coordinadora de la organización humanitaria, darán un acompañamiento y seguimiento semanalmente para detectar las necesidades.
“Para nosotros es una enorme satisfacción que podamos tener este servicio. Al conocer la misión de este albergue pusimos a disposición el equipamiento y la capacitación para el personal y las madres de familia. Es parte de nuestra misión asegurar un espacio digno y seguro para la niñez”.
Sumar esfuerzos
Por su parte, Patricia Galarza, coordinadora del albergue, señaló que dicho espacio es de hospitalidad para las mujeres migrantes que llegan con sus hijos, y para mujeres embarazadas. “Como albergue nuestro objetivo es que nuestros huéspedes vivan de una manera digna. Estos espacios que hemos ido logrando con el apoyo de otras instituciones, haciendo alianzas, es para que las mujeres, niñas y niños vivan una vida con dignidad”.
El albergue hospeda 18 mujeres y 26 niños, entre ellos un bebé de un mes de nacido y una mujer con seis meses de embarazo.
“La semana pasada cruzó una mamá con su bebé y están en espera de cruzar otras más”, compartió Patricia.
La coordinadora, más que pedir ayuda, invitó a la comunidad a sumar esfuerzos.
“La comunidad ha sido muy fraterna. La invitación es: sumémonos a tener un corazón más fraterno con personas de otros países. Acompañarlos con el corazón y desde el corazón es lo más humano”.