Obispo bendijo este nuevo modelo de atención, en que religiosas de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor apoyarán a mujeres y sus hijos en estado de vulnerabilidad…
Diana Adriano
Con motivo de la apertura y bendición al nuevo modelo de atención que emprendieron las religiosas de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, el pasado domingo 14 de noviembre se llevó a cabo una celebración Eucarística, presidida por el señor obispo don José Guadalupe Torres.
Como se sabe, estas consagradas se han encargado por más de seis décadas de Casa Eudes, pero hoy tienen una nueva misión en la frontera.
Bajo el nombre “Tejiendo Esperanza”, las religiosas y un grupo de colaboradores tienen ahora la misión de ofrecer un hogar digno y seguro, que acoja y empodere a mujeres y sus hijos, por medio del amor, valores humanos y espirituales, dotándoles de herramientas que les permitan tener un mejor futuro y hacer valer sus derechos humanos.
Inicia una misión
El obispo compartió con las religiosas su alegría de bendecir el arranque de esta nueva misión.
“Hay que trabajar mucho en construir esperanza. Nuestra Iglesia siempre será una Iglesia de esperanza, en este caso en particular, ustedes construirán esperanza al acoger a mamás y sus hijos que sufren de una u otra manera”, mencionó el señor obispo.
Asimismo, reflexionó en la importancia de respetar, promover y defender la vida digna al estilo de Jesús, Buen Pastor.
“El papa, en su mensaje, nos invita a ser sensibles a todo tipo de pobreza. Jesús se nos presenta como el primer pobre, de tal manera en que en cada pobre, él se acerca y se hace presente. Cristo se hará presente en cada una de estas mujeres y ahí estaremos para darles cobijo”, añadió don Guadalupe.
Durante las ofrendas, al señor obispo se le entregó un árbol como símbolo de un hogar seguro y digno que Casa Eudes quiere ser, capaces de brindar hospitalidad genuina.
Igualmente, se le entregaron unas sandalias, “signo de tomar conciencia del sentido humano que nos une, sin importar en qué punto de la Tierra nos encontremos. Reconociendo que la tierra que pisamos es una, y es de todos…”
El obispo felicitó a las religiosas por seguir dando vida, ahora con un ‘nuevo rostro’, y se dispuso a bendecir las instalaciones donde las mujeres y sus hijos podrán tener un hogar digno y sin peligro alguno.