San José es sumamente poderoso contra los demonios que nos atacan. (San Alfonso María Ligorio)
Donald H. Calloway/ Autor
Después de la Virgen María, los demonios le temen a san José más que a ningún otro santo. El demonio le teme a san José más de lo que teme al papa. ¿Cómo es esto posible? ¿No es el papa el Vicario de Cristo? Sí, pero el Papa sólo es el vicario de Cristo, no el padre de Cristo. El Vicario de Cristo tiene autoridad sobre el Cuerpo Místico de Cristo (La Iglesia), pero san José tiene el extraordinario don y poder de la intercesión paternal en el cielo.
El poder de san José es realmente extraordinario. Sólo él ostenta el título de “Terror de los demonios” Lo que hace tan extraordinario este singular título, es que san José no fue ni papa, ni sacerdote, ni monje, ni mártir. San José era laico y como la mayoría de los laicos, era padre y esposo, y es precisamente esa amorosa paternidad lo que de manera particular le otorga a san José un extraordinario poder de intercesión.
Converso para san José
¿Has oído hablar del Beato Bartolo Longo, que vivió a finales del Siglo XIX y principios del XX? Nació en Laitano Italia, de una familia católica devota, de joven estudió leyes en la Universidad de Nápoles. Después de ser arrasado por varias ideologías políticas, se convirtió en un anti-católico, radicalmente opuesto a lo que consideraba “cuentos de viejas” del catolicismo. En poco tiempo, de la adhesión a ideologías nacionalistas pasó a involucrarse en el espiritismo, asistiendo a “séances” o sesiones espiritistas, para finalmente ser ordenado sacerdote de Satanás.
La participación de Bartolo en lo oculto y el espiritismo lo dejó vacío e infeliz. Sufría alucinaciones, tortuosas pesadillas, agotamiento nervioso, dolores corporales y severa depresión. Buscando ayuda, acudió a un amigo y a un sacerdote dominico, y comenzó a experimentar una conversión radical. Temiendo por su alma, renunció al espiritismo y a sus prácticas, regresando al catolicismo de su juventud.
En agradecimiento por haber sido liberado de lo oculto, se convirtió en dominico de la Tercera Orden y dedicó su vida a difundir el Rosario, especialmente con la renovación de la fe católica en la antigua ciudad de Pompeya y construyendo allí la Basílica de Nuestra Señora del Rosario. Era muy devoto de San José, le rezaba diariamente y se sentía particularmente apegado a su título de “terror de los demonios”. Bartolo amaba tanto a san José, que escribió un voluminoso libro de meditaciones y oraciones a san José para ser usado en el mes de marzo. Bartolo Longo, el antiguo sacerdote satánico, fue beatificado por san Juan Pablo II en 1980.
“Es una gran bendición para las almas estar bajo la protección del santo que hace que los demonios tiemblen y huyan”. (Beato Bartolo Longo)
Demonio aterrorizado
La vida de Bartolo Longo nos da más pruebas de que las maravillas de san José son incontables y que al demonio le aterrorizan todas ellas.
La paternidad de san José aterroriza al demonio
La humildad de san José aterroriza al demonio.
La caridad de san José aterroriza al demonio.
La pobreza de san José aterroriza al demonio.
La pobreza de san José aterroriza al demonio.
La pureza de san José aterroriza al demonio
La obediencia de san José aterroriza al demonio
El Silencio de san José aterroriza al demonio
El sufrimiento de san José aterroriza al demonio
La oración de san José aterroriza al demonio
El nombre de san José aterroriza al demonio
El sueño de san José. aterroriza al demonio
Paternidad y pureza
De las maravillas, hay dos en particular que necesitan enfatizarse en nuestros tiempos: la paternidad de san José y su pureza. Estas maravillas de san José deben destacarse porque todos los hombres (laicos y clérigos) necesitan darse cuenta del poder que la paternidad y la pureza tienen sobre las fuerzas de la oscuridad.
Toda paternidad es una amenaza para satanás. Durante siglos, el demonio “se deleitó” en la realidad de que muy pocos cristianos oraban a san José pidiendo su intercesión paternal. Actualmente, Dios quiere que se conozca y se imite en el mundo la paternidad de san José; esto aterroriza a Satanás. El demonio sabe lo que es capaz de hacer la intercesión de san José. Si los hombres imitan a san José, el reino de Satanás será destruido.
Por supuesto que Satanás también odia la maternidad, especialmente desdeñando y temiendo a la Virgen María. Las mujeres son portadoras de vida, y el demonio odia la vida. Satanás odia la paternidad por el poder inherente que tiene, cuyo origen es Dios y que en san José encuentra su modelo terrenal más perfecto. Toda paternidad tiene el poder de combatir el mal. Lucifer teme la paternidad de san José más que ninguna otra paternidad de criatura porque el demonio sabe que no existe persona creada que tenga mayor participación en la paternidad de Dios que san José.
Al demonio le enfurece que Dios se haya humillado a sí mismo haciéndose hombre y sometiéndose al cuarto mandamiento:
Honrarás a tu padre y a tu madre. (Ex 20, 12)
Obediencia filial
Al tomar la naturaleza humana, la segunda persona de la Santísima Trinidad eligió someterse, obedecer y honrar a los mortales. El hecho de que el Rey de Reyes y Señor de Señores haya sido obediente al Cuarto mandamiento sometiéndose a la autoridad de san José en la tierra, a Satanás le resulta incomprensible. Dios se rebajó a sí mismo para obedecer y servir a las creaturas hechas de polvo. La obediencia filial de Jesús a san José se encontró con el desprecio del demonio.
La paternidad de san José tiene poder, y el demonio odia que Jesús y María hayan obedecido las amorosas directrices de san José.
Ahora en el cielo, el poder intercesor de san José significa una seria amenaza a los engaños del demonio y él lo sabe.
En la casa de Nazaret, las directivas de san José eran similares a las órdenes paternas. En el cielo, Jesús continua escuchando a su padre virginal porque los deseos de san José siempre van de acuerdo con la santísima voluntad de Dios. Satanás está aterrado de que san José continúe ejerciendo su influencia paternal en el cielo mediante su extraordinaria intercesión ante el Hijo de Dios.
Victorias contra el mal
El demonio odia a Dios Padre y cualquier reflejo de su paternidad. Este odio incita al demonio a destruir la paternidad en todos los hombres laicos y sacerdotes. Sin duda el demonio tiene un tremendo temor de los pontífices fervientes, de los sacerdotes santos y de la sangre de los mártires, pero también teme mucho a los laicos que modelan su paternidad en san José.
Lo último que quiere el demonio es que los hombres sean apariciones de san José, incrementando la presencia del esposo virginal en el mundo. Si un hombre se permite ser una aparición de san José imitando sus virtudes, Satanás pierde su poder en sus ataques contra a familia (la iglesia doméstica) y contra el Cuerpo Místico de Cristo (la Iglesia).
Cuando los laicos, sacerdotes y obispos conformen su autoridad paterna a la de san José, la Iglesia experimentará grandes victorias contra el mal. La amorosa y misericordiosa paternidad de san José sirve como modelo para todos los hombres, enseñándoles el uso apropiado de la autoridad paterna y la cooperación con Jesús y María en la salvación del mundo.
La pureza de san José también aterroriza a Satanás
Es una tragedia que gran parte del arte representativo de San José, lo exponga como un hombre ya viejo; y resulta más triste aún que en ocasiones hasta lo represente como una persona muy suave y afeminada, porque eso está muy lejos de lo que realmente fue san José como hombre. ¡San José aniquila dragones! Su lirio no es la caña de un hombre viejo; ¡Es la lanza de un caballero! Raro es el artista que ha representado el lirio de san José como un arma filosa que atraviesa el dragón serpiente. Lo que la Iglesia necesita actualmente son imágenes que representen a san José como un exterminador de dragones. ¡Trabajó con herramientas de hombre, como la madera cortada y supo balancear el hacha afilada! Este tipo de imágenes son las que actualmente necesitamos en las casas y en las iglesias para transmitir la verdadera virilidad y hombría de san José.
La pureza de san José es un arma en contra de la inmundicia y perversiones del demonio. Satanás es una criatura asquerosa, perversa y pornográfica. La pureza le repulsa, lo perfora.
Actualmente, el pecado número uno entre los hombres es la impureza. Es una plaga espiritual que está destruyendo las mentes y los corazones de los hombres a escala global. La plaga espiritual de la impureza incluye la pornografía, acciones inmorales con uno mismo, actos y estilos de vida homosexuales, pedofilia, cohabitación, anticoncepción y aborto. Estos pecados debilitan al hombre dejándolo espiritualmente impotente.
Los hombres impuros no tienen poder. Los hombres impuros no representan ninguna amenaza para el demonio porque son espiritualmente impotentes. Esto explica por qué tantos hombres contemporáneos no tienen fortaleza para luchar contra la maldad; el demonio no teme a los hombres de esta generación. Satanás no tiene nada que temerle a un hombre que con toda libertad ha decidido permitir que los demonios entren a su vida mediante la lujuria, pornografía, deseos inmorales y todas las demás formas de perversión. Un corazón inmundo enceguece a la persona frente al rostro de Dios. Si los hombres quieren ver a Dios y tener poder sobre la oscuridad, deberán esforzarse por imitar el corazón casto y amoroso de san José.
“Bienaventurados los puros de corazón, porque ellos verán a Dios. (Mt 5,8)
San José ve el rostro de Dios y tiene poder contra la maldad porque él es puro. Durante su estancia en la tierra, contempló el rostro de Jesús durante décadas y en el cielo contempla eternamente el Rostro divino, haciendo que su propio rostro radiante deje ciegos a los demonios del infierno.
Imitar a san José
¡La Iglesia y el mundo necesitan hombres que sean terror de los demonios! Y eso únicamente sucederá cuando los hombres imiten la pureza de San José. Cuando los hombres lo hagan, el mundo será renovado; cuando sacerdotes y obispos lo hagan, la Iglesia será renovada. Cuando los sacerdotes y obispos tengan corazones puros que reflejen un espíritu caballeresco y la pureza de un guerrero como la de san José, las parroquias volverán a estar repletas con una multitud de personas ansiosas por escuchar las cosas de Dios.
Cuando los obispos imiten la pureza, el celo, y la paternidad de san José, la humanidad volverá a ver a la Iglesia como la brújula moral del mundo. Todos los hombres pueden llegar a ser terror de los demonios imitando a san José.
Una oración especial
Los hombres que aspiran a ser puros, oran. Sin la oración nadie (hombre o mujer) puede ser puro. El Papa León XIII comprendía muy bien esto, A finales del siglo XIX, Satanás desató un diluvio espiritual de inmundicia, inmodestia e impureza en el mundo. El Papa León XIII deseaba combatirlo, y para ello sacó dos de las armas espirituales más potentes que tiene la Iglesia en su arsenal: el Santo Rosario y san José.
Este profético pontífice solicitó que se rezara la siguiente oración a san José al final del Rosario en el mes de octubre.
“A ti acudimos, bendito san José, en nuestra tribulación, y después de haber invocado el auxilio de tu Santísima Esposa, ahora te pedimos con el corazón lleno de confianza, que nos protejas. Virgen Madre de Dios, y por el amor paternal con el que abrazaste al Niño Jesús, te suplicamos humildemente que mires con misericordia la amada descendencia que Jesucristo adquirió con su sangre, y que con tu poder y fortaleza nos socorras en nuestras necesidades.
Protege oh, providentísimo Custodio de la Sagrada Familia, a los hijos elegidos de Jesucristo. Aparta de nosotros, o amadísimo padre, toda mancha de error y corrupción. Asístenos desde el cielo , valientísimo defensor, en esta lucha contra los poderes de las tinieblas, y así como libraste al Niño Jesús del Peligro mortal, ahora defiende a la santa Iglesia de Dios de los engaños del enemigo y de toda adversidad. Cúbrenos con tu constante protección para que, apoyados en tu ejemplo y fortalecidos con tu ayuda, podamos vivir una vida virtuosa, tener una muerte dichosa y obtener en el cielo, la bendición eterna. Amén”
San José, con el amor y la generosidad con la que protegió a Jesús, también protegerá tu alma, y así como lo defendió de Herodes, defenderá tu alma del Herodes más feroz: ¡el diablo! Todo el cuidado que el Patriarca san José tiene por Jesús lo tiene por ti y siempre te ayudará con su patrocinio. Él te liberará de la persecución del malvado y orgulloso Herodes.. y no permitirá que tu corazón se aleje de Jesús. ¡Ite ad Ioseph! Acude a José con extrema confianza, porque no recuerdo haberle pedido nada a san José, sin haberlo obtenido fácilmente.
(San Pío de Piertrelcina)
San José, Terror de los demonios ¡Ruega por nosotros!