Ana María Ibarra
Con la intención de que sus fieles y servidores tuvieran un encuentro con Dios y hacer de sus parroquias sean comunidades evangelizadas y evangelizadoras, cuatro párrocos se organizaron con el grupo de Laicos en Misión Permanente para ofrecer un retiro de evangelización.
Fueron los días 25 y 26 de marzo cuando estas comunidades vivieron este encuentro de ojos abiertos y corazón palpitante.
Iglesia en salida
Atentos y con el corazón dispuesto, los más de 500 asistentes de las parroquias San Lucas Evangelista, San Marcos Evangelista, Nuestra Señora del Rosario y Nuestra Señora de la Consolación escucharon cada uno de los temas del Kerigma impartidos por predicadores con gran experiencia.
Entre los asistentes se encontraban papás y padrinos de niños de catecismo y jóvenes de confirmaciones, servidores parroquiales, jóvenes coordinadores, y fieles de dichas parroquias.
“La intención es que la comunidad crezca, madure y se vuelva una comunidad no solo evangelizada sino también evangelizadora, es decir, que podamos salir a misionar para que otros puedan encontrarse con Cristo”, compartió el padre Oscar González párroco de San Lucas.
Para el padre Oscar, compartir el retiro con otras comunidades fue un signo de unidad.
Por otra parte, el padre Felipe Ramos, párroco de Nuestra Señora del Rosario, dijo que la intención de participar fue que 120 padres de familia vivieran el retiro para tener un encuentro con el Señor.
“La intención es que ellos puedan cambiar sus vidas a través del encuentro con Jesús y lo que Él vaya haciendo en cada uno de sus corazones. El obispo nos ha invitado a que seamos una Iglesia en salida, que salgamos por aquellas familias que necesitan este encuentro con Jesús”, expuso el padre Felipe.
Añadió que como fruto, desea que su comunidad vaya creciendo.
Paz en la familia
El doctor José Ruíz, coordinador de LAMP ofreció un tema preparatorio a la efusión del Espíritu Santo, acto fuerte del retiro.
Luego dio la palabra a Oscar Ibañez, feligrés de la Capilla San Antonio, en Senecú quien compartió el tema de la paz, señalando que el problema de violencia más grande en Ciudad Juárez, es la violencia intrafamiliar.
“El crimen más frecuente en Ciudad Juárez es la violencia intrafamiliar derivada del alcoholismo, la drogadicción. La principal agresión es contra la mujer y niños y niñas. Y si la familia está en pleito ¿cómo tendremos paz?”, cuestionó.
Añadió que la fuerza de la sociedad es la familia y la paz es un don de Dios, un fruto del Espíritu Santo.
“La única manera de que tengamos una ciudad sin violencia es tener una familia de paz y no lo vamos a hacer si no es por la unión del Espíritu Santo. Sólo Dios nos puede dar tranquilidad, el Espíritu Santo puede darnos la paz”, concluyó.