Diana Adriano
El pasado 17 de octubre, la comunidad de la parroquia La Asunción de María se llenó de algarabía y júbilo al conmemorar cuatro décadas de su erección parroquial. Los fieles, vecinos y amigos se congregaron en un evento memorable que resaltó la importancia de esta comunidad en la vida de la zona donde se ubica.
Los miembros de la parroquia se reunieron al caer la tarde para participar en la Santa Misa, presidida por el párroco Ricardo González, quien en su corto tiempo como párroco ha servido con devoción y compromiso.
Concelebraron la misa el padre Felipe Ramos y el padre Jaime Melchor, quienes se unieron a la misa en señal de cariño a la comunidad, igual que lo hicieron los jóvenes del Seminario Menor San José.
Gran fidelidad
Tras la lectura del Evangelio, el padre Jaime, quien fue párroco durante el 25 aniversario de la comunidad y mantiene un cariño especial por ella, se dirigió a la congregación con palabras llenas de cariño y gratitud, expresando su alegría al ver a tantas personas reunidas en este evento tan especial.
Hizo hincapié en la asistencia masiva como testimonio de la fidelidad a Dios -tema central en la liturgia del día- y destacó que celebrar los 40 años de la parroquia permite reflexionar cómo esta fidelidad se manifiesta en la presencia de los fieles que han caminado junto a la comunidad a lo largo del tiempo.
«El Señor nos convoca, a su vez, para que ustedes, que han caminado con la comunidad a lo largo de este tiempo, sean testigos de la fidelidad de Dios para con ustedes y sus familias», expresó el presbítero.
Asimismo destacó la importancia de mantener viva la llama de la fe y el compromiso con la comunidad, recordando los logros y desafíos superados a lo largo de los años.
Cobijo de María
El padre Jaime también habló sobre María como modelo y protectora de la comunidad. Destacó que la Virgen María les invita a compartir la Buena Noticia y a celebrarla.
“Este es el templo, pero realmente quién va haciendo la vida de la comunidad son todos ustedes, como testigos del amor de Dios», subrayó.
El papel de María como signo de la fidelidad de Dios fue otro signo resaltado por el padre Melchor.
“Una parroquia dedicada a la Virgen María tiene una defensa segura, una fortaleza segura”, dijo, instando a la comunidad a confiar en la protección y guía de la Madre de Dios, en su camino de fe. Además, señaló que como fieles devotos de María, les corresponde actuar como dignos hijos de ella, reflejando en la vida diaria sus virtudes de humildad, amor y servicio.
Al concluir la emotiva celebración, el padre Ricardo mostró su gratitud a los sacerdotes y a todos los presentes.
Luego la comunidad disfrutó de un convivio que se organizó con mucho cariño para la especial celebración.