El 15 de agosto la Iglesia celebra la fiesta de La Asunción de María… ¿Qué significa este término? el padre Ramíro Rochín nos ayuda a reflexionar sobre esto que es un dogma de la Iglesia
Ana María Ibarra
En la Iglesia católica existen dogmas de fe, verdades reveladas por Dios y transmitidas desde los apóstoles y propuesta por la Iglesia a los fieles.
Uno de estos dogmas es la Asunción de María, que señala que la Madre de Jesús fue asunta al cielo en cuerpo y alma.
El padre Ramiro Rochín, licenciado en teología dogmática y párroco de Santa Cecilia, nos ayuda a entender este dogma.
¿Por qué festejamos la Asunción de María?
Porque es un evento muy importante: la Virgen María entra al cielo no sólo en alma, sino en cuerpo. Es nuestra Madre que a partir de ese momento intercederá desde lo alto por cada uno de nosotros. Y así como ella llegó al cielo, así también nosotros esperamos llegar y, después de la resurrección, también estaremos en cuerpo y alma en el cielo para toda la eternidad.
¿La Virgen no murió? ¿Cómo es esto posible?
La Iglesia no se ha definido en este punto. De hecho, la forma en que el Papa Pío XII proclama este dogma es de la siguiente manera: «… la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste» (número 44 de la Constitución Apostólica Munificentissimus Deus, del 1 de noviembre de 1950). Es decir, en el mismo dogma se evita decir si la Virgen murió o no y, en vez de eso, usa la expresión «cumplido el curso de su vida terrena».
Sin embargo, hoy en día muchos teólogos creen que la Virgen María sí murió, usando como argumento principal el hecho de que el mismo Cristo murió. Entonces, ¿por qué no habría de morir su Madre? Pero también existe una tradición muy antigua que habla de la Dormición de la Virgen. Aquí no se trata de la muerte de María, sino de un estado especial denominado «dormición». Y se argumenta que la Virgen no murió porque ella no tenía el pecado original. Y, mientras la Iglesia no defina este asunto, nosotros como católicos podemos creer que la Virgen murió o estuvo en dormición, sin ningún problema. Por cierto, aquí en Juárez tenemos una capilla llamada la Dormición de María, en la parroquia de Mártires Mexicanos.
A mí, por lo menos, se me presentan algunas preguntas inmediatas si acaso es que la Virgen murió. Por ejemplo: Cuando sube su cuerpo al cielo, ¿es como una resurrección? ¿No debería llamarse entonces la Resurrección de María y no la Asunción? ¿Sube primero el alma y luego el cuerpo? ¿Cuándo se vuelven a unir el cuerpo de la Virgen con su alma, pues la muerte es la separación del cuerpo y del alma? Y así otras preguntas más. Pero allí se las dejo para el que quiera reflexionar más este asunto.
¿A qué se refiere la asunción en cuerpo y alma?
Se refiere a que, para toda la eternidad, la Santísima Virgen María entra al cielo, con alma y cuerpo, a diferencia del resto de las personas. Porque, cuando decimos que alguien ya está en el cielo, se entiende que nada más está su alma. O sea, ya están en la gloria eterna, pero al mismo tiempo, están «incompletos». Será hasta el día de la resurrección que los cuerpos de las personas en el cielo se unirán a sus almas otra vez y, hasta entonces, volverán a estar «completos».
Eso significa que jamás vamos a encontrar los restos mortales de la Virgen María, ni vamos a tener alguna reliquia de su cuerpo, porque este cuerpo ya no está en la tierra, sino en el cielo.
¿Cuál es la diferencia entre asunción y ascensión?
La diferencia es esta: Cristo resucita con un cuerpo glorioso y, luego de 40 días después de resucitar sube con ese cuerpo glorioso a los cielos, a la derecha de Dios Padre. Nada más que Cristo sube a los cielos por su propio poder, pues es Dios. En cambio, en la asunción la Virgen no sube a los cielos por su propio poder, pues sólo es una criatura. Así que la Virgen, en lugar de ascender a los cielos, necesita ser asunta (subida a los cielos) por alguien más, o sea, Dios.
¿Cómo los fieles podemos asumir este dogma y llevarlo a nuestra vida cristiana?
Como respuesta yo recomendaría el rezo del Santo Rosario, pues cada miércoles y domingos se rezan los misterios gloriosos. Y el cuarto misterio glorioso es la Asunción de la Virgen María a los cielos. Y al rezar ese misterio podemos ir meditando siempre un poquito más en este evento tan trascendental. Allí podemos ir desarrollando cosas como el deseo de algún día llegar al cielo, con todo lo que ello implica. Por ejemplo, hay que anhelar llegar al cielo porque allí nos vamos a encontrar con la Virgen María, quien realmente es nuestra Madre. Y hay que desear la resurrección de nuestros cuerpos porque, algún día podremos, en realidad, abrazar físicamente a la Virgen y dejar que ella, como la mejor de las madres, nos llene de besos. Bien vale aplicar estos deseos a nuestra vida cristiana, ¿no?
¿Cuáles son las virtudes que podemos imitar de María al recordar este dogma?
Son muchas. Pero, para mencionar algunas: llevar una vida de santidad y pureza para algún día llegar al cielo. También amar más a Jesucristo, sobre todo porque Él ha sabido portarse como el mejor de los Hijos, y ha honrado a su Madre, la Santísima Virgen, con la Asunción. También es una invitación a ser muy marianos, pues la Virgen ya está en el cielo, junto a Dios, y desde allí puede interceder por nosotros. Por último, me gustaría mencionar la virtud de saber tratar con respeto nuestros cuerpos, y saber valorarlos y quererlos, pues estos cuerpos están destinados algún día a estar también en el cielo.
¿Cómo podemos celebrar esta fiesta?
En primer lugar, yendo a Misa y, como miembros de la Iglesia, compartir con la comunidad de nuestras parroquias esta fiesta tan grande. Por tanto, ese día también hay que portarnos de manera especial, pues es una fiesta de nuestra Madre, y sería una incongruencia lastimarla con nuestros malos testimonios. Y, por supuesto, con humildad dejarnos admirar y sorprender siempre por lo maravilloso que es el plan de salvación de nuestro Dios, que incluye eventos como la Asunción de la Virgen María.