¿Qué nos dicen sus paredes, vitrales e imágenes?… Aquí una explicación.
José Mario Sánchez Soledad/Historiador
Siendo obispo de la Diócesis de Chihuahua Antonio Guízar y Valencia y vicario de la Iglesia en Ciudad Juárez Monseñor Baudelio Pelayo Brambila -entonces Ciudad Juárez pertenecía a la Diócesis de Chihuahua-, se colocó la primera piedra de la capilla de San Felipe de Jesús en los años de la década de los 1950, y en 1966 se erige como parroquia.
El obispo Guízar y Valencia y toda la diócesis sufrieron dos largos decenios: primero, la persecución religiosa de 1926-1929 y, después, en los años 30, la persecución impulsada por los sucesores de Calles y el cardenismo, hasta llegar al ejemplo máximo del martirio de San Pedro de Jesús Maldonado, que murió en 1937.
Un nuevo período
Habiendo sobrevivido estas dos terribles décadas, nuestro entonces obispo y el amado sacerdote Baudelio Pelayo, uno de los pilares de la iglesia juarense, se dieron a la tarea de la reconstrucción de la Iglesia que terminó muy afectada después de la persecución. Así, volvieron los sacerdotes exiliados, se reabrió el Seminario en la capital, se erigieron nuevas parroquias en todo el Estado de Chihuahua, surgieron nuevos colegios religiosos e instituciones que vinieron a dinamizar la vida de los laicos.
El acto simbólico con el que comenzó este nuevo periodo de reconstrucción fue la realización del Primer Congreso Eucarístico Diocesano, en junio de 1941.
No es sorpresa entonces que se escogiera el nombre de San Felipe de Jesús para esta nueva parroquia construida en la época de la reconstrucción post persecución religiosa en México.
Quién fue san Felipe
San Felipe de Jesús fue un Religioso Franciscano y Mártir, Primer Santo Mexicano que murió en Nagasaki, en Japón durante una persecución contra los cristianos.
Ocho presbíteros o religiosos de la Compañía de Jesús y/o de la Orden de los Hermanos Menores seguidores de San Francisco, procedentes de Europa o nacidos en Japón, junto con diecisiete laicos, fueron apresados, duramente maltratados y, finalmente, condenados a muerte. Todos, incluso los adolescentes, por ser cristianos fueron clavados en cruces, manifestando su alegría por haber merecido morir como murió Cristo.
Sus compañeros en el martirio fueron: Pablo Miki, Juan de Goto Soan, Jacobo Kisai, religiosos de la Compañía de Jesús; Pedro Bautista Blásquez, Martín de la Ascensión Aguirre, Francisco Blanco, presbíteros de la Orden de los Hermanos Menores; Gonzalo García, Francisco de San Miguel de la Parilla, religiosos de la misma Orden; León Karasuma, Pedro Sukeiro, Cosme Takeya, Pablo Ibaraki, Tomás Dangi, Pablo Suzuki, catequistas; Luis Ibaraki, Antonio y Miguel.
Así, san Felipe de Jesús es Protomártir del Japón y Patrón de México, además el templo San Felipe de Jesús es impulsor de la reconstrucción de la Iglesia en Ciudad Juárez, inspiración y símbolo de esperanza, recordatorio del esfuerzo cristiano.
Templo en Juárez
En los vitrales de la parroquia juarense se encuentra inscrita la espiritualidad del tiempo y entorno que inspiró su construcción.
Escudo papal
El templo se construyó durante el papado de Pío XII, esto lo podemos ver en el vitral que esconde y entrelaza su escudo de armas y la bandera del vaticano, por los tiempos aun reciente la persecución prudentemente presentados con recato, pero valientemente se construye un templo que todo es un llamado a la reconstrucción de la Iglesia juarense.
Crismón
Se encuentra manifestado en varios vitrales la espiritualidad de nuestro entonces obispo Antonio Guízar y Valencia, se reflejan componentes que conformaban su escudo de armas episcopal.
En la fachada principal se encuentra el crismón que está formado por las letras griegas Χ (ji) y Ρ (rho), que son las dos primeras del nombre de Cristo en griego koiné: Χριστός (Khristós, “el ungido”). En otras versiones, la X se sustituye por la Τ (tau) haciendo así una pequeña cruz latina. El crismón aparece a veces acompañado de otros elementos, como las letras α (alfa) y ω (omega), la primera y la última del alfabeto griego, que representan a Cristo como principio y fin de todas las cosas. El cristograma empezó a aparecer en las monedas romanas después del Edicto de Milán (313) con el que Constantino I establecía la libertad de culto para los cristianos. Es muy significativo que el vitral de la fachada principal recuerde a los católicos juarenses luchar por la libertad de cultos en una época de reconstrucción de la Iglesia después de la persecución.
Cruz con puntas de trébol
Otro elemento que recuerda a nuestro entonces obispo de Chihuahua es la cruz con puntas de trébol, imagen de su Fe y también usada en su escudo de armas. Los brazos de la cruz finalizados en hojas de trébol simbolizan la Trinidad, creencia fundamental del cristianismo tal y como se contiene en el Credo en todas sus formulaciones y profesiones de fe.
El trabajo franciscano y de los jesuitas son trascendentales en la historia de la Iglesia Católica fronteriza. Fray García de San Francisco nos fundó, sus hermanos estuvieron al frente de la Misión de Guadalupe por 200 años y el trabajo de los padres jesuitas al finalizar el Siglo XIX como el de los sacerdotes Antonio S. Borrajo y el padre Carlos M. Pinto son en mucho responsables de que tengamos Iglesia Católica en Ciudad Juárez. Los vitrales con símbolos franciscanos y jesuitas nos recuerdan la fundación de la Iglesia Juarense y los continuos esfuerzos de propagar el Evangelio en la localidad.
Orden de san Francisco
Se encuentra el escudo de la Orden de San Francisco nuestros fundadores. El vitral nos muestra dos brazos cruzados sobre la cruz Tau o Tao, que es la última letra del alfabeto hebreo. El primer brazo desnudo representa a Jesucristo y el segundo a San Francisco de Asís, fundador de la Orden franciscana. Cada mano tiene una herida en su palma. Estas representan las marcas de los clavos que recibió Jesús en su pasión y muerte. San Francisco experimentó los estigmas: a él se le aparecieron también las mismas llagas que sufrió Cristo. Por esta razón, San Francisco es conocido como el reflejó de Cristo. A veces, también se ponen nubes debajo de los brazos, significativo de que San Francisco ahora disfruta la Vida Eterna al lado de Jesús.
Nombre santo
Un vitral nos muestra el sello jesuita, el trigrama «JHS», comprendido por las tres primeras letras griegas de «ΙΗΣΟΥΣ» (Jesús) Este símbolo IHS o JHS es muy famoso y se usa en multitud de lugares. Estas siglas son el tradicional monograma de la palabra Jesús, fue adoptado en su sello por San Ignacio, con lo que devino en símbolo de la Compañía.
Hay varias versiones de su significado. En el interior de la orden jesuítica es habitual referirse a ellas con la expresión «Iniciales del Nombre Santo» porque son las primeras tres letras del nombre «Jesús» en griego. Otros lo ha interpretado como «Jesús Salvador del género humano [o de los hombres]» (Iesus Hominem Salvator).
Virgen María
Otro vitral nos recuerda que el esfuerzo de evangelización debe de realizarse basado en la Eucaristía, las Santas Escrituras y el trabajo sacramental del sacerdocio. También se encuentra representada la intercesión y presencia de la Virgen María en la historia de la Iglesia. El anagrama de María es un símbolo o emblema constituido por letras. El anagrama mariano está compuesto por las letras M y A y significa Ave María. Esta figura también representa el inicio de la Iglesia con la presencia de 12 estrellas representando a los apóstoles acompañados por la Virgen representada por la flor y el anagrama.
Escapulario Mariano
También tenemos la presencia de un escapulario mariano como símbolo de consagración a María, es una marca que nos distingue como sus hijos escogidos. Se puede observar en el escapulario la Cruz de Malta que se usaban en la antigüedad. Sus ocho puntas simbolizan las ocho bienaventuranzas teologales según San Mateo, y las ocho virtudes que debían poseer un miembro de la antigua orden: lealtad, piedad, sinceridad, valor, gloria y honor, desprecio por la muerte, solidaridad para con los pobres y los enfermos, respeto por la Iglesia.
Llaves de Pedro y Cordero de Dios
La Iglesia se representa por las llaves entregadas a Pedro y por la guía del Espíritu Santo, el Cordero de Dios y las Sagradas Escrituras.
Un trabajo de reconstrucción
El trabajo de reconstrucción de la iglesia, el continuar cargando la bandera del cristianismo -un esfuerzo lidereado localmente por Monseñor Baudelio Pelayo y nuestro obispo Guízar y Valencia- está muy presente. Ellos construyeron el edificio de la Parroquia de Guadalupe con sus muros de piedra, torres, columnas de mármol y grandes candelabros. Este edificio se consagraría posteriormente como la Catedral de Ciudad Juárez en 1957. Al fallar la estructura que sostenía las cúpulas se remodeló la Catedral y algunos elementos como sus pilares del altar y los candelabros fueron transferidos a la Parroquia de San Felipe de Jesús y gracias a ello aún los podemos disfrutar.
Virtina Cristo sufriente
También se puede observar dentro de una custodia (vitrina) a un antiguo Cristo Sufriente que anteriormente se encontraba en la Misión y fue llevado a San Felipe. Se encuentra también algunos vitrales y otros objetos que recuerdan hechos más recientes de jubileos y actividad evangelizadora.
Toda esta simbología también está acompañada por una imagen que nos recuerda que el esfuerzo evangelizador es una labor que quiere construir una patria donde el Bien venza al mal como el águila que devora a la serpiente, símbolo de nuestra nacionalidad.
Nuestra historia diocesana está presente en todos nuestros templos, conozcamos su riqueza.