Esto es lo que los sacerdotes y fieles pueden hacer desde la comunidad parroquial, en beneficio de la promoción vocacional…
Diana Adriano
La parroquia es un lugar en el que se comparte la fe, y donde esta puede crecer gracias a la colaboración de todos, incluso en el ámbito vocacional.
En el marco de la ordenación de dos nuevos sacerdotes y cinco nuevos diáconos transitorios para la Diócesis de Ciudad Juárez, el padre Jesús Manríquez, rector del Seminario Conciliar de Ciudad Juárez, explicó la importancia de que la parroquia sea como la comunidad de discípulos en Jerusalén a la que vuelven deprisa los dos discípulos de Emaús, para transmitir cuánto han experimentado en el encuentro con Jesús por el camino.
Esto porque el párroco y los miembros de una comunidad pueden ayudar a que surja alguna vocación. Y si nace esa cultura vocacional es probable que aumenten también las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, destacó.
Colaboración de las parroquias
Para el rector del Seminario, es sobre todo con el testimonio con lo que las parroquias pueden colaborar en la promoción vocacional al sacerdocio o a la vida consagrada.
“Es muy común ver cómo los deseos vocacionales surgen a partir de los movimientos juveniles en Confirmaciones, en la Renovación o incluso en los niños monaguillos que van creciendo con el sacerdote”, dijo el padre Jesús.
“Entonces, la forma de colaborar con ellos es por medio de la evangelización y a través de ella, el sacerdote siempre debe buscar promover y dar testimonio a su comunidad”, agregó.
De manera más específica y a manera de solicitud, el padre Jesús recalcó la importancia de que los sacerdotes y los servidores generen siempre preguntas vocacionales; ¿No te interesaría ser sacerdote?, ¿No te llama la atención ser religiosa?, preguntas que, mencionó, marcan el corazón de las personas.
Actividades promotoras
Por otra parte, la Pastoral Vocacional apoya en las comunidades de la diócesis con diferentes encuentros que ayudan a los jóvenes a ir descubriendo de manera más profunda la vocación en sus diversos niveles y sus vocaciones específicas.
“Uno de los actos que genera la Pastoral Vocacional son los llamados ‘Provoca’, evento llevado a las comunidades que ofrece un espacio de reflexión, oración y meditación en torno a la vocación y en el cual también nos encargamos de generar estas preguntas vocacionales”, expuso el rector.
El ‘Loco encuentro con Cristo’ es otra herramienta que la Pastoral Vocacional tiene, y este año se pondrá nuevamente en marcha después de la pandemia, para transmitir a todos los participantes, sin excepción, que Dios llama. ¡Todos somos llamados! ¡Todos tenemos vocación! Favoreciendo así, la construcción de una cultura vocacional.
“También tenemos el PreSeminario y las Jornadas Vocacionales que ya van más orientadas a quién desea responder a Dios de manera personal”, dijo.
Colaboración de los fieles
El rector del Seminario explicó que en la misión de acrecentar las vocaciones, los fieles tienen un papel muy importante para desempeñar.
“En gran medida, la feligresía es de gran apoyo sobre todo con su oración por los sacerdotes y las vocaciones, pero aquí vemos nuevamente la importancia de generar estas preguntas vocacionales al corazón de los jóvenes”, explicó el padre Jesús.
Señaló que en la actualidad, los jóvenes piensan que todos tienen como vocación el matrimonio -o la soltería-, pero el fomentar estas preguntas en ellos, ayudan a que se encuentren con otras alternativas.
“A los fieles les quiero decir que sean familia en Cristo, y que no tengan miedo de darle un hijo al Seminario o a la Iglesia. El don de la vocación es un regalo para la familia, y a veces nos encontramos a muchas familias que piden por nuevos sacerdotes, pero también esperan que no sea su hijo”.
“Al decir esto espero que todos seamos capaces de madurar para que la vocación que surja, no encuentre obstáculos al interior de las familias o las comunidades”, subrayó el sacerdote.
Un deber moral
Al mismo tiempo, el padre Jesús consideró justo recordar la responsabilidad peculiar del sacerdote en cuanto que es sobre todo él quien tiene que alentar lo vocacional en la parroquia, o ser como un “animador de los animadores vocacionales”.
“Mis hermanos sacerdotes tienen el deber moral de generar una vocación que venga a suplir la propia.
Yo por ejemplo, tengo que impulsar una vocación que en algún momento responda al lugar del sacerdocio que yo dejaré cuando muera. Atendiendo a esta obligación moral que se atrevan a generar e implicar vocaciones y a dar testimonio de la propia vocación”, dijo.
Así pues, desde el punto de vista del padre Jesús, la parroquia parece poseer las características adecuadas para encarnar y proponer una fe enraizada en los jóvenes, una fe de la que, en consecuencia, puede nacer la vocación y la capacidad de escuchar la llamada que le llega de lo alto y de dar una respuesta.
El ABC de la promoción vocacional en la parroquia
Para el seminarista Martín García, coordinador de la Pastoral Vocacional, un ABC de la promoción vocacional en las parroquias incluye:
*Apoyar a los jóvenes para que crezcan en su fe.
*Impulsar su vocación humana y cristiana
*Enseñarles las distintas vocaciones que hay en la Iglesia.
*Ayudarles a estar atentos a los voz de Dios, que es el que llama.
*Darles acompañamiento adecuado para que sepan responder.
*Animarlos a ofrecer un servicio en la comunidad
Datos valiosos sobre el aporte de las parroquias a las vocaciones
*Actualmente, la parroquia Nuestra Señora de la Paz es la cuenta con el mayor porcentaje de vocaciones en el Seminario, con un 8 por ciento. Seguida de María Reina del Universo con 6%, Santo Niño de Atocha y San Judas Tadeo con un 5%.
* 39 por ciento de los seminaristas confirmaron su llamado durante su etapa en Confirmaciones, mientras que un 14% mientras fueron monaguillos.
* En 2013, en la Diócesis de Ciudad Juárez, con 2 millones 318 mil habitantes declarados católicos (85 por ciento de la población total), había 73 parroquias y 116 sacerdotes, a cada uno de los cuales le tocaba atender casi 20mil habitantes.
*Según datos del INEGI, la exigencia de un sacerdote de Ciudad Juárez es cinco veces mayor que en ciudades céntricas del país.