El papa Francisco aborda este tema en uno de los capítulos de la exhortación “La alegría del amor”, en el que afirma que una tarea importante de las familias de la actualidad es “educar para la capacidad de esperar”.
Educar a los niños, adolescentes y jóvenes en la responsabilidad y en el amor es una tarea difícil, sobre todo en los tiempos actuales, en los que desde muy pequeños, los muchachos están inmersos en la tecnología y las redes sociales.
El papa Francisco aborda este tema en uno de los capítulos de la exhortación “La alegría del amor”, en el que afirma que una tarea importante de las familias de la actualidad es “educar para la capacidad de esperar”, pues en este tiempo “reinan la ansiedad y la prisa tecnológica”.
“Cuando los niños o los adolescentes no son educados para aceptar que algunas cosas deben esperar, se convierten en atropelladores, que someten todo a la satisfacción de sus necesidades inmediatas y crecen con el vicio del «quiero y tengo». Este es un gran engaño que no favorece la libertad, sino que la enferma. En cambio, cuando se educa para aprender a posponer algunas cosas y para esperar el momento adecuado, se enseña lo que es ser dueño de sí mismo, autónomo ante sus propios impulsos”, dice el Papa. (AL 275)
Valor de corto plazo
La religiosa dominica Gabriela Durán, licenciada en psicología, dijo que el perfil del adolescente o joven de hoy tiene numerosas peculiaridades tomando en cuenta los distintos grupos sociales en los que se desenvuelve.
Al hablar sobre cómo asumen los jóvenes el valor de la responsabilidad en torno a este y otros temas, dijo que “está muchas veces dirigida por el valor al corto plazo”.
En este sentido, explicó que los adolescentes y jóvenes sólo se preocupan del presente e ignoran consecuencias, además de que usan la búsqueda del placer como criterio de decisión y “una ética de derechos y no de deberes”, dijo.
Expuso que por ello los jóvenes necesitan seguir modelos de vida auténticos y creíbles, que muestren que existe otro modo de vivir el amor y la responsabilidad, diferente del que proponen los medios masivos de comunicación y las redes sociales.
“Necesitamos acompañarlos desde pequeños para formarlos en la responsabilidad ayudándoles a vivir las consecuencias de las decisiones que tomen, aunque muchas veces sean dolorosas”, dijo.
Expuso que para ello se les deben proponer criterios que les permitan aprender a tomar distancia de todo lo que les daña a corto o largo plazo.
Ansiedad tecnológica
La religiosa también habló de la preocupación que plantea el Papa Francisco en Amoris Laetitia sobre “la ansiedad y la prisa tecnológica”, generada a raíz del uso generalizado de dispositivos electrónicos.
Sobre ello el papa dice:
“Una tarea importantísima de las familias es educar para la capacidad de esperar. No se trata de prohibir a los chicos que jueguen con los dispositivos electrónicos, sino de encontrar la forma de generar en ellos la capacidad de diferenciar las diversas lógicas y de no aplicar la velocidad digital a todos los ámbitos de la vida. La postergación no es negar el deseo sino diferir su satisfacción. Cuando los niños o los adolescentes no son educados para aceptar que algunas cosas deben esperar, se convierten en atropelladores, que someten todo a la satisfacción de sus necesidades inmediatas y crecen con el vicio del «quiero y tengo». (AL 275)
En este sentido, la hermana Gabriela afirmó que los dispositivos electrónicos son un buen instrumento de comunicación y evangelización, pero no se puede ignorar que han venido a cambiar incluso el concepto del ser humano en lo que se refiere a las relaciones humanas.
“Muchos jóvenes sólo se comunican por whatsapp con sus padres o amigos, y no saben encontrarse con otro ser humano en persona”, dijo.
La religiosa advirtió que el uso de estos dispositivos durante la infancia, obstaculiza el desarrollo de sus habilidades motoras, de su creatividad, de su capacidad de relacionarse con el universo y las personas.
Y dijo que debido a ello, muchos psicólogos y educadores recomiendan permitir el uso de celular personal a los hijos a la edad de 13 años, cuando comienza a independizarse.
Sentido de pecado
Al hablar sobre el énfasis que pone el papa en Amoris Laetitia, sobre una educación sexual que cuide el pudor, la religiosa dijo:
“Se ha relativizado extremadamente el sentido del pecado, y la tecnología se ha mal utilizado al suprimir con ella muchas de las consecuencias de los actos humanos, como son los anticonceptivos, el like de las personas que vean tus atrevimientos”.
Dijo que se debe acercar a los niños y adolescentes a la sexualidad sin miedo y sin morbo, nombrando cada cosa por su nombre, a fin de que aprendan la sexualidad como una realidad hermosa y valiosa que hay que saber cuidar y usar en su debido momento.
“Si los adultos vivimos una sexualidad integrada, ayudaremos a los hijos a vivirla. Es importante más bien enseñarles un camino en torno a las diversas expresiones del amor, al cuidado mutuo, a la ternura respetuosa, a la comunicación rica de sentido”, dijo.
Padres y educadores
Tanto en el tema del uso responsable de la tenoclogía y redes sociales, como en el uso responsable de la sexualidad, la religiosa dijo que los mayores retos que enfrentan los educadores son: la influencia negativa que ejercen los medios de comunicación, la falta de formación y convicción de los padres de familia y el poco tiempo que padres de familia dedican a sus hijos.
Pero animó a padres y educadores a asumir con entusiasmo y actitud positiva las enseñanzas del Papa Francisco en “Amoris Laetitia”, en estos, como en otros temas relacionados con la familia.
“A pesar de la realidad actual, tanto los adolescentes como los jóvenes siguen siendo tierra fértil donde es posible sembrar y cosechar valores cristianos. Ellos son buenos y buscan ideales grandes, sólo necesita saber proponérselos con el ejemplo y con las herramientas que necesitan para hacer frente a las acechanzas negativas que puedan recibir”, dijo.
Destacó finalmente que se debe valorar también que hay cada vez más jóvenes que hacen opción por vivir una juventud responsable comprometiéndose con su mundo y viviendo en castidad.
“Invito a padres y maestros a acompañar con paciencia y cercanía a los niños, adolescentes y jóvenes, escuchando sus dudas e inquietudes y viviendo en coherencia lo que se espera de ellos”, finalizó.
RECUADRO
Lo que dice Amoris Laetitita
*El encuentro educativo entre padres e hijos puede ser facilitado o perjudicado por las tecnologías de la comunicación y la distracción, cada vez más sofisticadas. Cuando son bien utilizadas pueden ser útiles para conectar a los miembros de la familia a pesar de la distancia.
*Pero debe quedar claro que no sustituyen ni reemplazan la necesidad del diálogo más personal y profundo que requiere del contacto físico, o al menos de la voz de la otra persona.
* Sabemos que a veces estos recursos alejan en lugar de acercar, como cuando en la hora de la comida cada uno está concentrado en su teléfono móvil, o como cuando uno de los cónyuges se queda dormido esperando al otro, que pasa horas entretenido con algún dispositivo electrónico. En la familia, también esto debe ser motivo de diálogo y de acuerdos, que permitan dar prioridad al encuentro de sus miembros sin caer en prohibiciones irracionales.
* De cualquier modo, no se pueden ignorar los riesgos de las nuevas formas de comunicación para los niños y adolescentes, que a veces los convierten en abúlicos, desconectados del mundo real. Este «autismo tecnológico» los expone más fácilmente a los manejos de quienes buscan entrar en su intimidad con intereses egoístas.