- El padre Victor Manuel Vega saldrá rumbo a Italia el próximo martes 8 de septiembre, para realizar una especialización…
Presencia
Con profunda gratitud por la oportunidad que recibe, el padre Víctor Manuel Vega, quien hasta hace unos meses era parte del equipo formador del Seminario, se encuentra ya listo para partir a Roma, Italia, donde realizará una especialización.
Por disposición del obispo don Guadalupe Torres Campos, el padre Víctor, de 29 años de edad, estudiará teología espiritual en la Universidad Pontificia Gregoriana.
“Estoy seguro que es Dios el que sigue suscitando en mi vida todas las circunstancias para seguir trabajando y formando mi persona e identidad sacerdotal, no como un beneficio propio y egoísta, sino para servir mejor a mis hermanos en la misión que me sea confiada”, dijo a Presencia.
Un gran compromiso
En la entrevista, que respondió vía digital desde la parroquia Dios Padre, donde ha permanecido en las recientes semanas, el sacerdote expuso que asume con gran conciencia la necesidad de aprovechar esta oportunidad “de la mejor manera posible para que a su tiempo, el pueblo de Dios pueda valerse de lo que Él mismo me regaló”.
“Es un derecho del pueblo tener buenos y santos sacerdotes y es un deber nuestro corresponder a todas las iniciativas que Dios nos brinda para que esto sea efectivo”, aseguró, agradeciendo a Dios y al obispo la confianza que le dan en la encomienda.
Dijo sentir profunda alegría y emoción por esta experiencia que le permitirá acercentar su visión de la Iglesia y que en ese sentido se siente profundamente comprometido con la diócesis.
Su especialidad
El padre Víctor explicó que la licenciatura en teología espiritual “profundiza sistemáticamente en la espiritualidad del hombre, y ayuda a especializarse en el acompañamiento de la vida espiritual, sus procesos, etapas y crecimiento”.
Explicó que estudiar espiritualidad es asumir que los criterios humanos no son suficientes para la toma decisiones, sino que existen mociones propias de Dios, inspiradas y suscitadas por él, como nos lo enseña la Sagrada Escritura y la historia.
En este sentido, dijo, con sus estudios tendrá oportunidad de conocer las muchas formas en la que Dios manifiesta su presencia en la vida de los hombres, “y cómo su Espíritu nos acompaña para realizar en nuestra vida el proyecto de amor pensado por Dios para cada uno de nosotros desde la eternidad”.
Sobre cómo ayudará esa especialización a la diócesis local, el sacerdote dijo que una de las formas será apoyar compartiendo lo aprendido a través de la docencia en el Seminario diocesano, así como poder ofrecer a los laicos el acompañamiento en su vida espiritual y formar, cada día más, directores espirituales.
“Como lo mencioné, creo que la vida espiritual puede y debe entrar en cualquier estructura de la Iglesia, para servicio del pueblo de Dios y los hermanos sacerdotes” expuso resaltando su disponibilidad a servir donde el obispo indique.
Preparativos
El sacerdote se dijo sorprendido por la cantidad de preparativos que ha tenido que hacer antes de partir el próximo 8 de septiembre. Desde disponerse interiormente a vivir esta nueva experiencia, hasta el envío de documentos, trámites migratorios, el estudio de la lengua italiana, los preparativos de maletas, hasta repaso de los estudios teológicos.
“Y la lista crece. Pero con organización, no hay dificultad”, aseguró.
Con un dejo de nostalgia por dejar un tiempo a familia, amigos, compañeros y fieles, el sacerdote agradeció las muestras de cariño que ha recibido antes de su partida.
“Han sido días en los que le he pedido a Dios que aumente en mí la confianza y el abandono a sus manos. Todo irá bien, confío en Dios”.
Y se encomendó a las oraciones de todos.
“Pido de todo corazón a todos mis hermanos, por el bautismo o el ministerio sacerdotal, me
tengan presente en sus oraciones e intercedan por mí para que Dios, nuestro Señor, me regale el don de la sabiduría, el entendimiento, la perseverancia y sobre todo la humildad para servir”.
Repetiré cada día al iniciar mi jornada: “Lo haré por amor a Dios y a ellos”. Los llevo en mi oración, mi corazón y afecto. Bendiciones a todos.
Pbro. Víctor Manuel Vega