Claudia Iveth Robles
Con un gran amor a la Virgen de Guadalupe, miles de fieles peregrinaron desde la Avenida de las Aztecas hasta la Catedral, en la Vigésimo segunda Magna Peregrinación que se realizó el pasado domingo 4 de diciembre bajo el lema “Tuya será mi juventud María, Madre mía”.
En carros alegóricos, a pie, en silla de ruedas, miles de fieles participaron de esta Magna peregrinación que siempre congrega personas de las diferentes partes de la ciudad para ir a la Casa de la Virgen de Guadalupe y ofrecer flores o una oración por algún favor concedido.
Los fieles caminaron alrededor de cuatro horas y media, por varias avenidas: de los Aztecas, Perimetral Carlos Amaya, Miguel Ahumada y Vicente Guerrero hasta llegar a la Catedral, dónde fueron recibidos con el repicar de las campanas de Catedral.
Uno por uno, los fieles fueron ingresando a la Catedral y la Misión de Guadalupe, para postrarse ante los pies de la Virgen de Guadalupe y entregarle su oración, petición o agradecimiento.
Llegaron peregrinos
En la misión el padre Julián Badillo recibió a los fieles y en Catedral lo hizo el padre Aristeo Baca.
El padre Julián dijo a los peregrinos la importancia de participar en la peregrinación y cómo la Virgen María nos acerca a Dios.
“El sentido de la peregrinación es aumentar la fe y creer significa tener a Jesucristo… felicito a todas las personas por haber hecho esta peregrinación para venir a encontrar al Señor”, dijo el padre Julián.
Por su parte el padre Aristeo Baca explicó que las peregrinaciones reflejan el sentido transitorito de la vida.
“Los invito a ser como María, a esforzarse por tener el cumplimiento de la voluntad estricta, precisa, concreta, de Dios en nuestra vida.
“Ella le dijo ‘hágase en mí según tu Palabra’… ese espíritu de disponibilidad es lo que debemos tomar como ejemplo de la Santísima Virgen”, dijo el padre Aristeo.
Al final danzas de matachines y fieles fueron rociados por agua bendita.
Magna Peregrinación en números
15 mil personas
10 kilómetros
4 horas de camino
2 misas simultáneas