¿Cuál es el sentido y la importancia de las peregrinaciones guadalupanas?…el padre Fernando Valle responde…
Ana María Ibarra
En el marco de la fiesta a la Virgen de Guadalupe, la comunidad diocesana se desborda en amor hacia la “Morenita” a través de peregrinaciones. Escuelas, comunidades parroquiales y decanales, mercados y otros grupos y asociaciones, peregrinan en estas fechas rumbo al templo de Nuestra Señora de Guadalupe, Catedral como uno de los muchos signos de fe de los fieles católicos.
El padre Fernando Valle, liturgista vicario de Catedral y capellán de matachines, explicó a Presencia qué es una peregrinación y quiénes son los peregrinos.
“Una peregrinación es un viaje, un caminar a un lugar sagrado para recibir gracia y bendición, para profesar la fe o expiar algún pecado. Pero también es ir a agradecerle a Dios”, explicó el sacerdote.
En la entrevista, el padre Valle citó el Catecismo de la Iglesia Católica, en el número 1674, donde explica que “quien peregrina ora con los pies y experimenta con todos los sentidos que toda la vida es un único camino hacia Dios”.
“El frío, cansancio, hambre, lo va sintiendo mi cuerpo, pero mis pies me ayudan a orar. Ese es un peregrino, quien empieza a orar con los pies porque se puso de camino”.
Aquí la entrevista.
¿Cuál es el significado de las peregrinaciones en honor a la Virgen María?
Primero es renovar el amor a la Virgen, ese amor que le tenemos como hijos. Renovar mi compromiso como hijo, como fiel cristiano. Niños, matachines, adultos, jóvenes, sacerdotes… todos, aunque la imagen la tengamos en nuestras casas, por el acontecimiento guadalupano, venimos a encontrarnos con nuestra Madre, a renovar ese amor filial y devocional a la Virgen de Guadalupe.
¿Las peregrinaciones guadalupanas, tienen un significado adicional o especial?
Sí. Nos vamos a encontrar con lo sagrado. Primero nos encontramos con Dios, pero a la vez nos encontramos que la Virgen María nos dice: hagan lo que Él les dice. Vamos a que nos digan: ¿no estoy aquí que soy tu Madre? Ese es el significado especial, voy a ver a mi madre, como el 10 de mayo, por eso cobra un poco más fuerza el amor a la Virgen de Guadalupe, siempre lo tenemos, pero queremos reafirmar, la queremos, la veneramos, eso es lo adicional que le ponemos a la peregrinación guadalupana.
¿Qué valores cristianos se practican en las peregrinaciones?
Me invita a un culto integral a Dios. Nos dispone a ser agradecidos con Dios, pero también nos recuerda que vamos en comunidad, vamos a una salvación comunitaria, no individualista. Nos descubre los valores de la fraternidad cristiana, nos recuerda la convivencia, la amistad, el ser espontáneos. Nos recuerda la fiesta. Como dice el salmo 121: “qué alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor”. El cansancio, el frio termina en el santuario, en la Catedral, a donde lleguemos, ahí en la fiesta, se termina. Aunque andemos cansados, vemos a la morenita a la mamá y se nos quita.
El directorio sobre piedad popular y liturgia del número 281 al 287 nos habla del aspecto espiritual de las peregrinaciones a través de cuatro dimensiones:
La dimensión escatológica, nos recuerda que no somos eternos, tenemos un final. Vamos caminando, somos Iglesia peregrina, el cristiano es un peregrino.
Dimensión penitencial, voy en peregrinación, voy descalzo porque prometí a Dios que ya no voy a tomar, que no voy a ser un esposo golpeador sino un esposo amable. Penitencia, conversión, cambio de vida.
Dimensión festiva, empiezo un poco triste pero se me olvida todo cuando llego al santuario, a Catedral, encontramos fiesta para alegrar el cuerpo y compartir.
Dimensión cultual, voy a rendir culto a Dios, voy al encuentro con Dios para tributarle adoración, pero sobre todo para abrirle mi corazón sino de nada va a servir la peregrinación. Si no entro y concluyo mi peregrinar, va a ser imposible abrirle mi corazón a Dios, pero también voy a llegar a ser una oración, puede ser de adoración, de alabanza, de acción de gracias, de pagar una manda, de cumplir mi propósito. Recordar que al encontrarnos con María nos encontramos con nuestra intercesora, por eso le llamamos refugio de los pecadores, consuelo de los afligidos, es una madre a nuestro auxilio.
¿Cómo deben ser las peregrinaciones?
Primero con orden. En Guadalajara hay un dicho muy cierto: el orden lleva a Dios y el desorden a San Juan de Dios, San Juan de Dios era una zona de tolerancia como aquí antiguamente era la Mariscal. Si no hay orden no hay nada, es lo primero que debe haber en una peregrinación. Nos reunimos en un lugar asignado, antiguamente era una iglesia menor para ir a una iglesia mayor. Primero nos congregamos, después, es darle el sentido: ¿por qué vamos a peregrinar?, ofrecer nuestra peregrinación por la paz, por ejemplo. Peregrinar por peregrinar no tiene sentido. Se debe empezar con una oración, Padre Nuestro, Ave María, invocar a la Santísima Trinidad para que nos acompañe en el caminar. Recibir la bendición si está el sacerdote o el diácono, o invocar la bendición de Dios. Después ponernos en camino en oración, cantando, conviviendo, danzando, vamos a manifestar la fe de muchas maneras pero siempre con orden.
¿Cuál es la lección que reciben los peregrinos y la lección que nos dan?
Peregrinar nos lleva a un compromiso, a ser mejores cristianos. Regresar a la casa, a la parroquia alegre, contento, más servicial, más amoroso, poner en práctica lo que aprendí en ese caminar. Debe ser un compromiso que me lleve a renovar lo que soy. Si soy sacerdote ser más generoso, más santo, más servicial… peregrinar por peregrinar, hacer bola, no tiene sentido. Esa debe ser la lección que me deje la peregrinación, pero siempre es con alegría.