En entrevista, un sacerdote y una psicóloga nos explican qué es el odio, y cómo poder dominarlo.
Claudia Iveth Robles
Todas las personas, en cierto momento y medida, han experimentado el sentimiento del odio. Pero a veces es difícil distinguir este sentimiento, y mucho más complicado aún es liberarse de él y de sus implicaciones, ya que el odio proviene de un pecado capital y pone a la persona en la disyuntiva de vivir en la comunión con Dios, o en el pecado.
Para conocer más acerca de este sentimiento, y así poderlo dominar, consultamos a un sacerdote y a una psicóloga, quienes respondieron a las siguientes preguntas.
Sufre más el que odia que el sujeto del odio: psicóloga
Victoria Nettel de Robles, psicóloga
¿Qué es el odio?
El odio es un sentimiento de profunda antipatía, disgusto, aversión, enemistad o repulsión hacia una persona, cosa, o fenómeno, así como el deseo de evitar, limitar o destruir a su objetivo. Generalmente se asocia con la emoción de la ira, que expresa el enojo o disgusto por lo que se experimenta. Este disgusto, aunque puede ser impulsivo, muchas veces se relaciona con la frustración porque no se obtiene lo que se desea, lo que es agradable, placentero o valioso para la persona.
¿Cómo puedes descubrir que tienes ese sentimiento?
Las emociones son reacciones del individuo que involucran tanto el cuerpo como la mente. Ante una situación que despierta una emoción relacionada con la ira, se desencadenan reacciones corporales que alteran nuestro estado de ánimo, cuando la situación se identifica como indeseable o amenazante la emoción se transforma en un sentimiento de aversión que puede desembocar en el rencor, el resentimiento o el odio. Generalmente, detrás de estos sentimientos se esconde la envidia. Sentir rabia por el bien ajeno o alegrarse cuando al otro le va mal son los típicos síntomas de la envidia, que es uno de los pecados capitales, llamados así porque son la raíz de muchos comportamientos que nos alejan del prójimo y por lo tanto de Dios. “La persona envidiosa está permanentemente insatisfecha porque siempre quiere lo que tienen los demás”. El deseo de hacer daño al otro se basa en el odio competitivo y es una de las facetas humanas más tóxicas.” (http://www.efesalud.com)
¿Qué pasa cuando el odio se hace presente en una persona?
Los sentimientos negativos, agresivos, destructivos generan estrés y ansiedad en la persona que los padece. Pierde la paz y la alegría de vivir y puede llegar a obsesionarse y a crear actitudes de rechazo, hostilidad y necesidad de desahogar sus emociones a través de comportamientos destinados a dañar al objeto de su odio. Además, la necesidad de hacer daño lo lleva a tratar de trasmitir su manera que sentir a otras personas, y esto va a afectar sus relaciones con los demás porque sus comentarios y decires no son aceptados y se va quedando solo.
¿Cómo se “cura” el odio?
En realidad, sufre más el que odia que el odiado. El resentido vive con la fijación mental y emocional de sus sentimientos, anda por la vida rumiando y diseminando todo lo negativo que trae dentro. Le es difícil disfrutar de la vida porque se siente agraviado por lo que interpretó como ofensa o daño o por la envidia que le despierta el bien que desearía para él. El odiado, muchas veces no se entera de lo que el otro siente, y vive sin preocupaciones disfrutando y amando la vida.
Es posible que una persona supere los sentimientos negativos a través de una reflexión o incluso con psicoterapia, pero la verdadera sanación solo es posible por la conversión que lo conduce al perdón. Una experiencia de ser amado por Dios lo ayudará al reconocimiento de estar actuando injustamente y sin fundamento, a entender que el origen de esos sentimientos son en realidad sus carencias afectivas y la falta de seguridad y autoestima, podrá así perdonar al otro, perdonarse a sí mismo y encontrar la paz.
¿Cuáles diría que son las expresiones más radicales del odio?
Cualquier conducta que atente contra la integridad física o moral de una persona. La maledicencia, el levantar falsos acerca de aquél que es el objeto del odio, rencor, resentimiento o envidia. También el daño físico intencional, que puede llegar hasta el homicidio, cuando las pasiones se desbocan y se pierde la cordura.
Amar a los enemigos, única forma de acabar con el mal
Pbro. Benjamín Cadena, teólogo moral
1- El odio al prójimo o a uno mismo ¿Es pecado siempre?
Odiar significa querer o desear el mal a alguien. Cuando es un sentimiento consentido, contra si o contra otro (Otro), en cuanto que lo decide la voluntad, es pecado.
2.- ¿Es el mayor de los pecados contra el prójimo?
El mayor de los pecados contra el prójimo es quitarle la vida, en cuanto bien y derecho humano fundamental. Cuando el odio lleva al homicidio, es doble pecado. En el homicidio ya no hay reparación posible del daño hecho.
En el odio se da la posibilidad de que sólo quede en un sentimiento de rechazo o desprecio, sin que lleve al acto homicida. No obstante, el odio es pecado grave, moralmente hablando, pues va en contra del mandato del Amor propio de los cristianos.
3- ¿De qué pecado capital se origina el odio?
Se origina de la envidia, que es la tristeza ante el bien del prójimo. El odio va contra el amor.
Cuando se consiente en la envidia, esta puede atraer al odio, y el odio atrae la ira. Una puerta abierta da pie para abrir otras.
4.- ¿Se puede odiar a Dios?
Sí. El odio contra Dios nos introduce en el misterio del mal. Es la aversión a la bondad de Dios, el sumo bien. Es un ente espiritual que soberbiamente se idolatró a sí mismo creyéndose superior a Dios y rechazó todas sus obras. El hombre, creatura amada por Dios, corpóreo espiritual, es objeto de envidia y odio por parte de Satán, o el ´adversario´ de Dios.
Este puede infundir odio a Dios, si el hombre lo permite. Igualmente, al prójimo.
5.- El odio a Dios, ¿Es el mayor de los pecados?
Sí, Pues como la mayor virtud es la de la caridad, en cuanto amor a Dios, el odio es el mayor en cuanto es el total rechazo y desprecio de Dios.
Sin embargo, el principal daño es para el alma, que fue creada para Dios. El odio a Dios daña profundamente al hombre. El odio a Dios hace sufrir a Cristo.
6- Dios nos dice que debemos amar a nuestros enemigos, a quienes odiamos ¿Por qué es tan difícil?
Es difícil, porque en los enemigos hay una voluntad de dañar y/o de vengarse. Es decir, el mal va creciendo por el odio. Jesús pide amor a los enemigos, porque es la única forma de acabar con el mal y con el odio. Sólo el Amor puede ponerle límite al mal. Con toda su fuerza, el espíritu del mal y del odio, han sido vencidos por el gesto de Amor a los enemigos, que Jesús realizó. Esto no es posible con meras fuerzas humanas. Dios lo hace posible.
7- ¿Cómo se combate espiritualmente el odio?
Es muy importante no consentirla, cuando aparecen sus primeros movimientos interiores. Si se ha consentido, confesarlo en cuanto pecado.
Es importante orar, pidiendo a Dios la purificación del corazón. Orar por aquellos a quienes se odia, y buscar hacerles algún bien. Esto es participar de la Cruz de Cristo.
8.- ¿Cuáles diría que son las expresiones más radicales del odio?
La práctica del Satanismo en todas sus expresiones: odio contra Dios. Aunque sin llegar a ello, también hay que anotar la actitud de indiferencia ante Dios, o de tibieza, o negligencia. Aunque menores en cuanto a su gravedad, son actitudes que revelan una frialdad en el corazón para con el Creador.
En el odio contra el prójimo: los odios raciales, el terrorismo, los genocidios, la tortura, el secuestro, la violación.
Vence al mal a fuerza de bien, dice el Apóstol.