Presencia
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI), en los últimos 10 años, en México, la edad promedio en que un varón contraía matrimonio subió de 29 a 34 años, mientras que en la mujer pasó de 26 a 31 años en promedio.
Este fenómeno hace a la sociedad cuestionarse por qué ahora los jóvenes suelen huir del matrimonio y cuáles son los factores que han influido en esto.
Ya en diversas ocasiones, el Papa Francisco se ha referido a este fenómeno sociológico. Por ejemplo, en el Sínodo de la Familia 2015-2016, pidió “reflexionar seriamente para comprender por qué los jóvenes de hoy no quieren casarse, a pesar de que casi todos desean una seguridad afectiva estable y un matrimonio sólido”.
Entrevistamos al doctor Oscar Esparza del Villar, docente-investigador de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, quien ofrece una visión al respecto, en la siguiente entrevista:
- ¿Es correcto decir que en México los jóvenes ya no quieren casarse? ¿Por qué?
No es completamente correcto decir que los jóvenes en México ya no quieren casarse, pero sí es cierto que cada vez menos jóvenes lo hacen o retrasan el matrimonio. Datos del INEGI muestran una disminución en las tasas de matrimonio y un aumento en la edad promedio al casarse. Esto se debe a varios factores:
Cambio en prioridades: Muchos jóvenes priorizan estudios, carrera y estabilidad económica antes de comprometerse en matrimonio.
Inseguridad económica: El costo de vida, la inestabilidad laboral y los bajos salarios hacen que muchos duden en asumir responsabilidades familiares.
Cambio en valores y creencias: Hay menos presión social y religiosa para casarse, lo que hace que algunos vean el matrimonio como opcional o innecesario.
Alternativas al matrimonio: La convivencia sin casarse (unión libre) ha aumentado, ya que muchas parejas prefieren esta opción.
- ¿Qué factores psicológicos o emocionales influyen en este fenómeno?
Existen factores emocionales y psicológicos que afectan de manera distinta a hombres y mujeres en su decisión sobre el matrimonio. Algunos de los más comunes son:
Miedo al compromiso: Algunas personas evitan el matrimonio porque lo ven como una pérdida de libertad o porque temen al divorcio.
Experiencias familiares previas: Si crecieron en hogares con divorcios o relaciones conflictivas, pueden desarrollar rechazo al matrimonio.
Expectativas poco realistas: La idealización del amor en redes sociales y medios puede hacer que algunos descarten relaciones reales por no cumplir sus expectativas.
Estrés y ansiedad: La presión de equilibrar trabajo, relaciones y vida personal puede hacer que muchos pospongan el matrimonio.
Diferencias entre hombres y mujeres:
Hombres: Suelen evitar el matrimonio por miedo a perder independencia o a la responsabilidad financiera que implica formar una familia. También influye la falta de modelos masculinos comprometidos con la vida familiar.
Mujeres: Muchas retrasan el matrimonio porque quieren consolidar su carrera profesional antes de formar una familia. También pueden sentir miedo a quedar en una relación desigual en términos de cargas domésticas y de cuidado de los hijos.
- ¿El tema sobre tener hijos qué papel juega en este fenómeno?
El deseo, o falta de deseo, de tener hijos influye mucho en la decisión de casarse. Algunas razones incluyen:
Cambio en la percepción de la maternidad/paternidad: Antes se veía como una etapa inevitable de la vida adulta, pero ahora muchos jóvenes consideran la opción de no tener hijos.
Inseguridad económica y social: Criar hijos es costoso, y muchos jóvenes no se sienten preparados para esa responsabilidad.
Equilibrio entre vida personal y profesional: Muchas mujeres temen que la maternidad afecte su carrera, mientras que algunos hombres dudan si podrán ser buenos proveedores.
Cambio en los modelos de familia: Algunas parejas prefieren convivir sin casarse y sin hijos, priorizando experiencias personales y profesionales.
- La sociedad, actualmente ¿Es amiga o enemiga del matrimonio como institución?
La sociedad actual tiene una relación ambigua con el matrimonio:
Amiga en el sentido de que sigue valorándolo como un símbolo de compromiso y estabilidad. Aún existen incentivos culturales, religiosos y económicos para casarse.
Enemiga porque muchas tendencias culturales lo han puesto en duda:
Se promueve más la independencia individual.
Hay menos presión social y religiosa para casarse.
Se han normalizado alternativas como la unión libre.
El alto índice de divorcios hace que algunos lo vean como una institución frágil.
- ¿Qué papel juega la fe en este tema?
La fe sigue siendo un factor importante en la decisión de casarse, pero con menor influencia que en generaciones anteriores.
Para quienes tienen una fe sólida (especialmente en el cristianismo), el matrimonio sigue siendo visto como un compromiso sagrado ante Dios y la comunidad. Las parejas religiosas tienden a casarse más y a valorar la fidelidad y la estabilidad.
Para quienes tienen una fe débil o son más seculares, el matrimonio se vuelve menos relevante y se ve como una elección más flexible.
En México, la Iglesia sigue promoviendo el matrimonio, pero su influencia ha disminuido, especialmente entre los jóvenes. Sin embargo, quienes siguen su fe de manera activa tienden a darle más valor a la unión sacramental y a la familia.
El papa habla a los jóvenes
En un video presentado en junio de 2021, el Papa Francisco pregunta:
«¿Es cierto eso que dicen algunos, que los jóvenes no quieren casarse, especialmente en estos tiempos tan duros?»
Este cuestionamiento lo hizo en video presentado por la Red Mundial de Oración del Papa, obra pontificia que moviliza a los cristianos a orar por las intenciones del Pontífice.
En aquella ocasión, el papa animó concretamente a rezar por “los jóvenes que se preparan para el matrimonio con el apoyo de una comunidad cristiana: para que crezcan en el amor, que crezcan en el amor con generosidad, fidelidad y paciencia”.
“Porque para amar hace falta mucha paciencia. Pero vale la pena, ¿eh?”, dice el papa.
En el video, dirigiéndose a los jóvenes, les dice:
“Casarse y compartir la vida es algo hermoso. Es un viaje comprometido, a veces difícil, a veces complicado, pero vale la pena animarse. Y en este viaje de toda la vida, la esposa y el esposo no están solos; los acompaña Jesús”.
“El matrimonio no es solo un acto ‘social’; es una vocación que nace del corazón, es una decisión consciente para toda la vida que necesita una preparación específica.
Por favor, no lo olviden nunca. Dios tiene un sueño para nosotros, el amor, y nos pide que lo hagamos nuestro. Hagamos nuestro el amor que es el sueño de Dios».