Al dedicarse octubre como mes del Rosario, presentamos los diversos grupos de varones que en la diócesis local se han conformado para compartir su amor por esta devoción mariana que sin duda transforma la vida personal y la comunitaria…
Diana Adriano/ Ana María Ibarra
Armados con el amor de Jesús y de María, y con el Rosario en mano, varones de diversas parroquias en la diócesis integran grupos que se reúnen para rezar el Rosario, como un instrumento que los lleve a servir a Dios y a su Iglesia y con ello a mejorar la sociedad.
Estos grupos han ido en aumento en la diócesis, mostrando así que esta actividad espiritual no solo corresponde a las mujeres, como algunos pudieran pensar.
Guardia de San José
En la parroquia Todos los Santos existe “La Guardia de San José”, un grupo que tiene el objetivo de fortalecer la fe de sus integrantes y asumir con responsabilidad su papel de custodios espirituales de sus familias. Como parte de su misión y objetivo, ellos rezan el Rosario.
Agustín Rosas, coordinador del grupo, explicó que esta iniciativa nació de la necesidad de responder a los desafíos morales y familiares que enfrenta la sociedad actual.
“A medida que la impureza se convierte en el desmoronamiento de nuestras sociedades y los pecados de la carne destruyen muchos matrimonios a causa del adulterio, la violencia y el engaño, no ha habido quizá otro momento en que la presencia del padre putativo de Nuestro Señor Jesús haya sido tan necesaria para invocar su intercesión dentro de nuestros matrimonios, nuestras familias y nuestros hogares”, afirmó.
Dijo que en un mundo donde la moral parece perderse y el sentido de la paternidad se ha distorsionado, la figura de San José cobra una relevancia esencial. La Iglesia lo reconoce como Guardián de la Iglesia, de la fe y de la familia, modelo de obediencia y fidelidad a Dios.
Citó además las palabras de San Juan Pablo II, quien en su exhortación apostólica Redemptoris Custos (1989) destacó que, así como la unión de Adán y Eva fue origen del pecado, la de José y María fue el inicio de la santificación del mundo.
“El Salvador ha iniciado la obra de la salvación con esta unión virginal y santa, en la que se manifiesta su omnipotente voluntad de purificar y santificar la familia, santuario de amor y cuna de la vida, recordando que la Sagrada Familia es el ejemplo al que todas las familias cristianas deben mirar”, dijo.
Inspirados por este llamado, los integrantes de la Guardia de San José asumen el compromiso de ser hombres de fe, responsables de guiar y proteger a sus hogares, siguiendo la enseñanza bíblica: “Yo y mi familia serviremos al Señor” (Jos 24,15).
Cenáculos para orar
Conscientes de las tentaciones y desafíos que enfrentan los hombres hoy, el grupo se reúne en cenáculos de oración que llevan el nombre de su Patrono. En ellos, se busca imitar a san José como guardián y protector de la Sagrada Familia, amando a sus esposas y formando a sus hijos según el Evangelio.
“Los miembros de la Guardia de San José se comprometen a trabajar juntos para ser mejores hombres, reconociendo su llamado a ser la imagen y reflejo de la gloria de Dios (1 Co 11,7). Como compañeros de armas nos ayudamos unos a otros en nuestras luchas, tentaciones y pruebas para perseverar en la fidelidad y obediencia a Dios”, explicó el coordinador.
Las reuniones se realizan cada ocho días, en su mayoría de forma virtual, aunque también hay encuentros presenciales. Durante estos momentos, los integrantes rezan los Misterios Dolorosos del Rosario y reciben enseñanzas orientadas a fortalecer su vida espiritual y familiar.
Contacto
Quienes deseen conocer más sobre las actividades o integrarse a la Guardia de San José, pueden comunicarse al 656 759 3767 con Fernando Rodríguez o al 656 285 8743 con Agustín Rosas.
Rosario Familiar: Luz y esperanza en el barrio
En la parroquia El Verbo Encarnado, un grupo de varones se ha unido para promover el rezo del Rosario en su comunidad, llevando esperanza y reconciliación a un barrio que por años ha sufrido las consecuencias de la violencia y las adicciones.
Juan Murillo, coordinador del grupo, explicó que esta iniciativa comenzó luego de conocer la experiencia de otros grupos de varones que también rezan el Rosario.
“Fui a una misa en Dios Padre y escuchamos que hacían Rosarios de hombres; nos informamos y también lo llevamos a nuestra comunidad. Comenzamos el 28 de octubre del año 2023”, relató.
Explicó que esta práctica nació como respuesta a una época difícil para su barrio.
“Nos tocó una temporada muy muy violenta, en la que perdimos muchos jóvenes. Eso nos motivó a llevar el Rosario al barrio. Fue aceptado por la comunidad, porque de alguna manera llevó mucha luz y mucha esperanza”, dijo.
Antes de que se organizara el grupo, la división entre vecinos y familias era profunda. “Antes no se podía ni siquiera ver vecinos con vecinos, familia con familia, por el odio que había. Pero ahora, gracias al Rosario, se pueden saludar, se pueden ver, cosa que antes no pasaba”, compartió.
El grupo, que en sus inicios se llamó “Varones por la Reina”, hoy se conoce como “Rosario Familiar”. Está conformado por alrededor de 30 participantes, quienes siguen comprometidos con la oración y la evangelización.
“Nuestro objetivo es llevar a Dios por medio de María Santísima, porque allá afuera hay mucha necesidad y falta de esperanza”, expresó Juan.
Los frutos no se han hecho esperar. Gracias a esta labor, varios participantes han tenido un encuentro personal con Dios y han decidido continuar su camino espiritual en retiros y movimientos.
“Estos dos últimos años ya tenemos cuatro personas que vivieron el retiro en la Escuela de la Cruz, otros cuatro que fueron a Cursillos y tres más que pronto vivirán su retiro. Está dando buenos resultados”, expuso.
Este grupo se reúne una vez al mes, generalmente en la tercera o última semana, realizando el rezo en distintas calles del barrio.
Cada encuentro incluye la visita de un predicador invitado, quien comparte un tema antes del rezo. “Invitamos a predicadores de fuera para que vengan a fortalecer lo que estamos haciendo”, añadió el entrevistado.
El grupo se prepara ahora celebrar su segundo aniversario con un Rosario especial dirigido por el párroco de El Verbo Encarnado.
“Estamos infinitamente agradecidos con el padre Bernardo porque se ha dado cuenta de la necesidad que tiene nuestra comunidad. Él ha caminado con nosotros en las peregrinaciones y siempre nos acompaña con su oración”, expresó Juan.
Finalmente, invitó a todos los varones, familias y fieles en general a unirse al movimiento. “Tenemos mucha gente herida que necesita amor y consuelo. Queremos llevarles el abrazo de María y el amor de Dios. Todos son bienvenidos a conocernos y participar”
Contacto: Juan Murillo en el tel. (505) 203-0804.
Cofradía de San Miguel Arcángel
En la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe se reúne cada semana un grupo de varones que, con el paso del tiempo, ha consolidado una comunidad fraterna dedicada a la oración, la formación y el servicio dentro de la Iglesia.
Se trata de la Cofradía de San Miguel Arcángel, hoy coordinada por Mario Solís.
“Todo comenzó en 2015, donde un grupo de hombres se reunían y, a través de una mesa redonda, debatían temas litúrgicos y religiosos, así como la Lectio Divina, guiados por el padre Hayen y, como hasta el día de hoy, rezando el Santo Rosario en cada reunión”, explicó.
Inicialmente, los integrantes buscaron incorporarse a los Caballeros de Colón y establecerse formalmente en Catedral, como en otras parroquias, pero debido a la falta de integrantes y a ciertos requisitos que no pudieron cumplirse, el proyecto tomó un nuevo giro al surgir la idea de formar una cofradía.
Para el año 2021, coincidiendo con el Año de San José, el grupo adoptó el nombre de Cofradía de San José, y sus miembros realizaron una consagración al santo guiados por el padre Hayen. Posteriormente, tras varios discernimientos, decidieron tomar el nombre actual: Cofradía de San Miguel Arcángel, en honor al protector celestial y símbolo de fortaleza espiritual.
Las reuniones se realizan todos los jueves a las 7 de la tarde en la Catedral, iniciando con el rezo del Santo Rosario y continuando con una catequesis o enseñanza impartida por el padre Hayen, que en ocasiones abarca varias sesiones. “Por el momento somos entre 10 y 12 hermanos cofrades, aunque en el registro somos más de 20. Como en cualquier grupo, unos van, otros vienen, pero gracias a Dios ahí seguimos”, comentó Mario.
Además de su formación espiritual, la Cofradía se distingue por su servicio constante en la Catedral. Una de sus principales labores es el arreglo, mantenimiento y acarreo de las andas en la Procesión del Silencio, realizada cada Viernes Santo. También colaboran en el rezo del Rosario en la vía pública, junto al grupo Varones por la Reina, promoviendo la oración comunitaria y la devoción mariana.
“Decidimos tomar esta actividad después de la catequesis que el padre Hayen nos compartió sobre San José, que nos llevó a meditar la importancia de la imagen del hombre tanto en la familia como en la sociedad y en la Iglesia, y sobre todo el valor de rezar el Santo Rosario”, explicó el coordinador.